El problema mayor, la falta de vacunas

La discrecionalidad en el empleo de la vacuna contra el coronavirus impacta en un activo sensible a todos los gobiernos como es la credibilidad y la confianza.

El Consejo Económico y Social nació maldito, otra víctima del fatalismo. El foro multisectorial en el que el presidente depositó sus expectativas para la Argentina del largo plazo terminó barrido el viernes por la saga de las vacunas vip que se llevó además al ministro de Salud, un hombre sobre el que la confianza de Fernández se había debilitado hacía tiempo. Esto último tal vez explique la velocidad de rayo con la que el presidente echó el viernes a Gines González García del gabinete en una reacción que va a contramano de los usos de la política. Un ámbito en el que los cadáveres se despachan fríos.

No hay peor daño que el daño autoinfligido. Es una lección temprana que enseña el poder en todas las épocas. La discrecionalidad en el empleo de la vacuna contra el coronavirus impacta en un activo sensible también a todos los gobiernos como es la credibilidad y la confianza, valores especialmente significativos en contextos de crisis como el de la pandemia. Esa confianza en el Gobierno ha sido mellada. Fernández tiene que cargar con ese peso en un año electoral. Es la segunda razón por la cual Ginés debió levantar sus cosas del despacho solo en cuestión de horas.

Vizzotti tendrá que explicar si conocía los hechos. Pero sobre todo responder a la expectativa de la población acerca de la disponibilidad real de vacunas.

La indignación ante la cadena de favores que se montó en el ministerio se ha visto agravada por los déficits en la gestión de la pandemia y sobre todo por la escasez de vacunas. Chile ha inmunizado a 2,7 personas en 15 días y es quinto país en el mundo en vacunación, con 12,4 de dosis por cada 100 habitantes, según un informe de la organización Our World in Data, citada por el diario El País. Allí también hubo casos de tráfico de influencias, como en España y Perú, y no han sido para nada menores. Pero la marcha del programa, visto desde este lado, neutraliza en parte el sentimiento de indignación.

La demora en el plan de vacunación argentino ya ingresó en el terreno de lo inexplicable. Según el Ministerio de Salud, hasta el jueves 391.975 personas habían recibido una dosis y apenas 241.662 las dos dosis para su inmunización plena. La Argentina solo recibió 1,4 millón de vacunas de las 62 millones que proyectó el ahora exministro en su informe ante la comisión de Salud de Diputados. El capítulo de la negociación trunca con Pfizer aún no ha sido debidamente explicado.

Fernández suele decir que alguien le apuntó que su discurso es más de naturaleza moral que política. Y defiende que así sea. Lo ocurrido en el Ministerio de Salud desconoce la dimensión ética de la política. Pero acaso más gravoso sea simplemente que el Gobierno aún no ha dado garantías de que la gente pueda vacunarse.

La discrecionalidad en el empleo de la vacuna contra el coronavirus impacta en un activo sensible a todos los gobiernos como es la credibilidad y la confianza.

Entre sus primeras obligaciones, la flamante ministra Vizzotti deberá explicar si estaba al tanto de lo que sucedía en el ámbito de la secretaría privada del ministro, sobre la que Ginés descargó la responsabilidad de los hechos. Pero Vizzotti tendrá que responder sobre todo a la expectativa de la población acerca de cuál va a ser la disponibilidad real de vacunas.
Fernández, su canciller y el ministro de Economía Guzmán llegarán hoy a México para participar de los festejos por el 200º aniversario de la independencia de ese país. La agenda incluye un encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador, participación en una sesión especial del Senado y una visita a la planta donde se produce, en colaboración con Argentina, la vacuna contra el covid de AstraZeneca.

Igual que el vínculo con el propio AMLO, el acuerdo para la fabricación de la vacuna anunciado el año pasado generó cierta decepción en la Argentina. México se había comprometido a participar del proceso final de producción de la vacuna fabricada en la Argentina por el laboratorio MabXience, del empresario Hugo Sigman. Pero, según supo Río Negro de fuentes del Gobierno y del laboratorio, AstraZeneca no aprobó el proceso de desarrollo de la vacuna en México y hubo un retraso en la producción. La situación obligó a que millones de dosis producidas en la Argentina debieran ser enviadas a los Estados Unidos para completar el trabajo. “AMLO las tercerizó”, dijeron en la Cancillería.


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