«El pulmón de la ciudad padece enfisema»

En diversas patologías, sobre todo en las enfermedades respiratorias y cardíacas, los médicos aconsejan a sus pacientes caminar al menos una hora diaria.

La ciudad de Neuquén, con sus industrias, comercios y una enorme cantidad de vehículos contaminando el aire, cuenta con pocos lugares naturales adecuados para la actividad aeróbica. Un Paseo de la Costa en construcción sin senderos demarcados ni iluminación, y mucho menos seguridad, convierte por decantación al Parque Norte, detrás de Canal 7, en la única alternativa válida para un sano trote o caminata.

Tiempo atrás, el parque era el orgullo de quienes lo transitábamos y la envidia de muchos turistas. Hoy, árboles secos y enfermos, tierra agrietada por la árida sequía, un sistema de riego abandonado o inexistente, falta de iluminación, excrementos y ratas por doquier le dan a nuestro querido parque un triste aspecto de enfermo terminal. Pero incomprensiblemente esto no es visto por los responsables de su cuidado y mantenimiento o, lo que sería peor, no les importa. No hace falta ser experto en Derecho para darse cuenta de que, además de un claro incumplimiento de los deberes de la función pública, contemplamos pasivamente cómo se cometen delitos ambientales como naturicidio, arboricidio y hasta biocidio mediante el abandono de la naturaleza.

Es impostergable que los neuquinos usemos los canales adecuados para revertir en forma urgente esta barbaridad. Sería loable que las organizaciones no gubernamentales ambientalistas y el defensor del Pueblo cumplieran con sus objetivos y exigieran que:

1) se declarara en forma urgente al Parque Norte y a todos los espacios verdes de la ciudad en estado de emergencia ambiental,

2) se intimara a los funcionarios al cumplimiento inmediato de sus obligaciones o se los demandara penalmente y

3) se solicitara a los medios de difusión una campaña en defensa de los pocos espacios verdes que tenemos en una ciudad de tanta polución como la nuestra.

La humanidad toda es beneficiaria y responsable de la naturaleza. El «no te metas» nos convierte en cómplices por omisión de los que por inoperancia o por otros intereses que desconocemos están convirtiendo nuestro vergel en un páramo enfermo de abandono e irresponsabilidad. Esto es un verdadero naturicidio. Es importante la propuesta de la fundación Luciérnaga: que cada familia adopte un árbol, le ponga un cartelito con el apellido y le lleve, si es posible, todos los días un bidón con agua, hasta que los verdaderos responsables de este crimen ambiental despierten de su letargo y cumplan con sus deberes, trabajo éste muy bien pagado por nosotros, los ciudadanos.

Silvia Noemí Kappes, DNI 16.681.564 – Neuquén


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