El stock bovino en la región toca los máximos de los últimos diez años

Estadísticas oficiales señalan que en Río Negro supera las 700.000 cabezas mientras que en Neuquén existen 230.000 animales. La actividad porcina también refleja un importante desarrollo en esta última década. Pese a estos datos positivos, la migración de familias del campo a la ciudad continua con su incesante goteo.

En los últimos diez años la ganadería mostró un importante crecimiento en toda la región. Cuatro son los sectores más dinámicos que sobresalen por su nivel de inversión y por el rol social que cumplen en complejos paisajes del norte de la Patagonia Argentina. Estos son: la actividad bovina, la producción ovina, el desarrollo de caprinos y el joven sector porcino.

Río Negro cuenta con un stock ganadero cercano a los 2,4 millones de cabeza, siendo el sector ovino el de mayor importancia en cantidad y el bovino en movimiento de dinero que genera.

En Neuquén, con algo más de 1,4 millones de cabezas, el sector caprino concentra cerca del 70% del stock ganadero de la provincia.

Las estadísticas oficiales dan cuenta de la existencia de un crecimiento dispar entre estos cuatro segmentos productivos. Pese a esto, se pueden dividir en dos subsectores bien definidos.

Uno es aquel que engloba a las actividades en las que se observan escalas rentables, integradas en su fase productivo-comercial, con importantes inversiones que proyectan desarrollos sustentables y donde existe un fuerte derrame económico en las regiones donde se asientan. Este grupo concentra al grueso de los sectores bovino y porcino que, a su vez, reflejan disparidad entre las estadísticas de ambas provincias (ver infogramas adjuntos).

La tasa de crecimiento del stock bovino en Río Negro, durante esta última década, ha sido superior a la consolidada en Neuquén. Los datos oficiales señalan que en el período 2009-2019 se disparó en torno al 45% al pasar de los 480.000 a las más de 700.000 cabezas, todo un récord para la ganadería rionegrina. En la vecina provincia el incremento fue poco más del 10% llegando al año pasado a las 230.000 cabezas. Esta diferencia -tanto en cantidad como en crecimiento relativo- se da en gran parte por la capacidad productiva y diferencial de las tierras existentes en el territorio rionegrino.

En relación con la actividad porcina también hay una notable diferencia entre ambas provincias. Siempre tomando como base los datos suministrados por el Senasa, Río Negro refleja un crecimiento sostenido del stock acumulando un salto del 180% en la última década mientras que Neuquén, con algunos altibajos, muestra un incremento del 20% en los últimos años.

Estas dos cadenas agroalimentarias ligadas al sector de la carne son las que más recursos movilizan en toda la región de la Patagonia Norte. Tienen un sector productivo relativamente competitivo y una industria con tecnología y alta capacidad para absorber la oferta primaria que se destina a faena. Si bien todo indica que ambas actividades tienen un claro recorrido para seguir creciendo, existen limitantes -propias de la región y otras ligadas a las políticas económicas- que deben ser sorteadas para poder continuar en este nuevo norte.

Segundo subsector

El otro subsector ganadero se lo puede englobar en la actividad ovina y caprina. A diferencia de las otras dos mencionadas párrafos arriba, estas presentan bajos niveles de inversión, escalas poco rentables y poca integración entre la fase productiva y comercial. Son producciones, por lo general, familiares y de subsistencia. Pero no por ello son menos importantes teniendo en cuenta el rol que cumplen en ambas provincias.  

Por lo general este tipo de producciones se las asocia a condiciones de pobreza, aunque es más correcto relacionarlas a condiciones ambientales extremas y difíciles.

En el caso Neuquén los stocks caprinos y ovinos muestran un crecimiento sostenido en el tiempo.

En Río Negro este tipo de actividades reflejan en la última década un progresivo deterioro que termina, en muchos casos, con la expulsión del sistema del hombre de campo y el progresivo goteo migratorio hacia los centros urbanos. “Seguramente que la baja del stock de hacienda refleja en parte el movimiento migratorio de las familias que dejaron el campo para ir a instalarse a la ciudad. Pero los factores más importantes, en estos últimos diez años, estuvieron ligados a las sequías y las cenizas, que terminaron por generar una importante mortandad de animales”, confió el secretario de Agricultura y Ganadería de Río Negro, Tabaré Bassi.

Las estadísticas muestran que el stock ovino en Río Negro que llegó a tocar los 1,85 millones de cabezas en 2009, hoy se lo ubica en poco más de 1,48 millones. Es decir que, en una década, se perdieron cerca de 400.000 cabezas de ganado. Un porcentaje de esta cifra corresponde al abandono de campos por parte de productores que, en su momento, tomaron la decisión de dejar de vivir en la agreste meseta rionegrina. Esta misma tendencia se observa con los caprinos. 

El funcionario aseguró que existen unos 3.500 pequeños productores en la Región Sur que representan el 85% del del total de toda está extensa superficie.

“La población rural en esta región de la Provincia esta avejentada, la gente joven busca nuevos horizontes. La migración se produce por lo general en cadena: primero van del campo a las zonas urbanas de la zona y de allí a ciudades más grandes”, señala Bassi.

Lamentablemente, mucha de esta migración interna termina en el tiempo ensanchando los cordones de pobreza que hoy ya existen en las periferias de las ciudades del Valle y Bariloche.

Neuquén, gran producción de caprinos

La actividad ganadera en Neuquén tiene muy poca incidencia dentro de su producto geográfico. Parte importante de las explotaciones son familiares y de subsistencia. Uno de los principales objetivos de los funcionarios del área es la contención para este tipo de productores.

“Para nosotros es clave frenar la migración del hombre de campo a las ciudades”, confió Amalia Sapag, subsecretaria de Producción de Neuquén, ante una consulta de este diario.

“Estamos haciendo un fuerte trabajo con los pequeños productores para que se mantengan en el campo. Es clave para ello brindarles una vivienda digna y servicios de agua y electricidad”, detalló la funcionaria.

Analizando las estadísticas provinciales de la última década, Neuquén muestra un crecimiento lento pero sostenido de los stocks ganaderos en sus cuatro principales actividades.

“Hay migración, pero la tenemos contenida con distintos tipos de acciones. Zapala es una de las ciudades que más recibe población del campo, centrada fundamentalmente en jóvenes interesados por un futuro distinto”, prosiguió Sapag. 

Mucha de la migración también se produjo por el desarrollo de la actividad hidrocarburífera en la región. “Los jóvenes buscan este tipo de trabajo porque se paga muy bien, aunque muchos de los que se fueron volvieron al campo porque contaban con una vivienda y servicios que la ciudad no les brindaba”, aseguró Sapag.

En Neuquén existen hoy poco más de 3.500 pequeños productores ganaderos mixtos. Es decir que poseen distintos tipos de animales pero que la mayor cantidad se concentran en caprinos y ovinos.


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