El trabajo de las docentes de Buena Parada en plena pandemia, un ejemplo

Con la aparición del coronavirus, las instituciones educativas debieron reinventar sus métodos de trabajo; situación que dejó en evidencia la grieta socioeconómica en los alumnos. En este contexto, docentes de Buena Parada dan un ejemplo de como encarar este problema.

La aparición de la pandemia obligó a todas las escuelas, tanto estatales como privadas, a cerrar temporalmente sus puertas a causa de la cuarentena obligatoria. Fue así que la educación implementó formatos virtuales para suplantar la ausencia de las clases presenciales, situación que desnudó que el servicio de internet no está llegando a todos los estudiantes de Río Colorado por igual.

Uno de los barrios locales que reflejó más postergación es Buena Parada, que presenta una significativa falta de conectividad a la red. Allí, la mayoría de los grupos familiares que componen el barrio son de trabajadores informales, por lo que muchos carecen de aparatos tecnológicos en sus hogar, y en la mayoría de los casos, los teléfono celulares no son modernos y son utilizados por todos dentro de la vivienda.


Desde que se instaló el aislamiento obligatorio, los materiales de estudios eran enviados online o vía WhatsApp, pero la efectividad estaba muy lejos de ser la esperada.

Ante esta precariedad, los más de veinte docentes, talleristas y maestros especiales que forman parte de la Escuela Nº 14 de jornada extendida (que recientemente cumplió 120 años de vida) se las ingenian desde hace cuatro semanas para que todos los alumnos puedan cumplir en tiempo y forma con las tareas. Dato importante para tener en cuenta el aporte: son más de 120 alumnos…

Una de las tácticas que se pusieron en marcha fue liberar el wifi del establecimiento, para que aquellos que están cerca del edificio puedan tomar la señal. Por otra parte, dos días a la semana, las seños abren las puertas de la escuela para que las familias pasen a buscar los cuadernillos en papel, e incluso visitan personalmente a los alumnos con mayores carencias. A su vez, al no poder contar con los servicios de porteros, las docentes se encargan de la limpieza.

La Escuela N°14 de Buena Parada, que cumplió 120 años de vida hace apenas unos días.


También llegan a cumplir con un rol social, ya que suelen llevar a las casa de los chicos kilos de leña para que se puedan calefacciones, y ponen a disposición ropa y abrigos, aportados por Cáritas y la Junta Vecinal.
Entre otras cosas, la pandemia dejó en evidencia la enorme desigualdad social y educativa con los alumnos de los barrios más alejados de la zona céntrica.

Para mantener el contacto entre los propios compañeritos -que llevan tiempo sin rencontrarse-, las maestras organizan desde su casa grupos de encuentros virtuales, en distintos horarios fuera de las actividades curriculares.


Desde que comenzó el operativo por parte de los docentes del colegio, la efectividad de recepción y devolución de tareas trepó a casi un 90%.


Ante las distintas limitaciones y al ver que el sistema establecido al comienzo de la epidemia no lograba tener un buen resultado por parte de los estudiantes, el cuerpo docente readecuó todo y los sistemas rápidamente llegaron a cubrir las expectativas, logrando que la efectividad de la recepción y las devoluciones de tarea por parte de los chicos trepe a casi el 90%.

Al frente de las estrategias y de lo organizativo están María Nilda Iturrioz, que cuenta con 19 años en el cargo de directora en la escuela; y la vicedirectora María Clara Ortiz de Rosas, quien lleva ya 13 años.

Las docentes realizan una gran tarea con los niños.


“El medio más fuerte para llegar con las tareas a los hogares de los alumnos son los grupos de WhatsApp, pero no se lograban las repuestas en los porcentajes que se pretendía y se comenzó a trabajar en nuevas estrategias, como liberar el wifi de la escuela, entrega de las actividades en papel y las visitas a las familias” comentó María Nilda, quien resaltó el esfuerzo y compromiso de los docentes de estar predispuestas desde sus hogares durante todo el día y además de eso, realizar un seguimiento de cada uno de los alumnos.

La escuela está abierta martes y miércoles desde las 9 de la mañana hasta el mediodía, con la presencia de las docentes para entregar o recibir las tareas, además de evacuar las dudas de las actividades.


“Vamos programando estrategias a medida que se nos van presentando los casos. Ya estamos notando que la tarea en formato papel y las visitas a las casas dieron mucho resultado, porque las maestras pueden ir viendo el avance al mismo tiempo que logran evacuar las dudas que se presentan y realizan el seguimiento de los niños” explica María Clara.

“Con esta situación que atravesamos por la pandemia, hemos tenido que cambiar y adaptar las planificaciones de algunos contenidos. La mayoría se trabaja en lo familiar, con lo que se tiene en cada una de las casas, y todos se involucran mucho en el tema. Trabajar de esta forma es difícil, pero todos estamos haciendo un gran esfuerzo”, resaltó finalmente la directora de la escuela.


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