El trap patagónico apunta alto: Okaso y Crassus, dos exponentes neuquinos

El rap ya era conocido, pero el trap irrumpió recientemente en la escena popular, con Wos como referente. Fue una expresión de niños, niñas y adolescentes, que fue creciendo con ellos, y que hoy, ya consolidada, se convirtió en el canal para que dos jóvenes de San Martín de los Andes cuenten lo que le pasa a su generación. Okaso y Crassus ganaron una de las ternas de las primeras Olimpiadas Virtuales de la Juventud de Neuquén con “40tema”, canción en la que resumieron: “El no hacer nada ya es rutinario”.

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Fuera de sus identidades traperas, Okaso nació como Felipe Rodríguez Falestchi y Crassus, como Gonzalo Lejarraga. Tienen 18 y 19 años. Son parte de la generación de los hijos de una de las peores crisis económicas del país, de la que cuestiona estructuras de género y no se fija mucho en las fronteras geográficas.

La tecnología, internet y las redes sociales cambiaron las reglas del juego. Les acercaron las “batallas de gallos” que nacieron al calor del hip hop, en las calles del Bronx (Nueva York) en los ’70, se convirtieron en competencias mundiales auspiciadas por una bebida energizante desde el 2005.

Computadoras y celulares mediante, las improvisaciones volaron hasta el lago Lácar, donde, desde el 2017, se reunían Felipe, que ya era Okaso hace rato, y Gonzalo, que empezaba a convertirse en Crassus. Se conocieron dos años antes en el secundario en San Martín de los Andes. Pero cuando Felipe mutó en Okaso y sacó un tema, a Gonzalo le llamó la atención el ámbito del free style y le pidió ayuda para entrar.

El agua del lago y las paredes de piedra de la montaña sirvieron como caja acústica para probar las bases de rap hasta que, en 2018, Crassus empezó a participar en las batallas. Un año fue la base de entrenamiento para mejorar y, así, empezó a escribir sus primeras canciones. En 2019 sacó su primer sencillo, “Atrás de ti”, y en San Martín encantó.

“Okaso ya era conocido, desde hace mucho”, aclaró, pero él seguía siendo Gonzalo. El año pasado fue cuando su identidad trapera fue nombrada. Internet de nuevo, traductor al latín, y la palabra “gordo”, que renació como “Crassus”.

Ya no es más Gonzalo sino Crassus el que contó a RÍO NEGRO que fueron participando de eventos hasta que llegó la cuarentena. Se enteraron de las Olimpiadas Virtuales Neuquinas y decidieron inscribirse. Se podría pensar que “40tema” fue creada para esta competencia, pero no, había sido la forma que tuvo Okaso para expresarse sobre la cuarentena.

“Teníamos poco tiempo. En un día escribí mi parte. Vino Ale, Skript, a mi casa, grabamos mi parte y, al otro día, grabamos el video clip”, recordó. Ganaron en la disciplina Artes Escénicas, categoría música/canción y el Deliberante los distinguió como “jóvenes destacados”. Con sus reconocimientos bajo el brazo, volvieron al lago, porque estos traperos aún tienen mucho que improvisar sobre la Patagonia.

Un espacio novedoso

Las Olimpíadas Virtuales fueron una propuesta de la subsecretaría de Juventud junto a los Ministerios de las Culturas, de Deporte, de Ciudadanía y el Gabinete Joven, con el objetivo de “invitar a las y los jóvenes de la Provincia a participar de un espacio virtual donde puedan mostrar y visibilizar sus habilidades, talentos y destrezas”.

Realizadas entre julio y agosto, las Olimpiadas apuntaban a jóvenes entre 18 y 35 años, y había varias categorías: artes escénicas, artes visuales, deportivo-recreativo y cocina.

Los ganadores fueron:

– En Cocina en Casa, Valeria Andrea Muñoz, de Las Ovejas.

– En Artes visuales (categorías varias) Mariana López, Piedra del Águila; Marina Ayelen Sanabria Rabbia, Junín de los Andes; Carolina Cedarry, Junín de los Andes; y Marianela Leiva, Caviahue-Copahue.

– En Artes escénicas (categorías varias) Felipe Rodríguez, San Martín de los Andes; Yoseli Muñoz, Tricao Malal; Claudio Martín Ignacio Pinilla, Junín de los Andes; y Aylen Andrea Viveros, Piedra del Águila.

– En Deportivo-Recreativo (categorías varias) Camila Manosalva, Piedra del Águila; Joaquín Hernández, Piedra del Águila; y Pablo Ezequiel Forchino, Rincón de los Sauces.