El YoCorro se vivió con mucha intensidad en un domingo soleado y al aire libre

El evento que une a las dos provincias se propuso este año simbolizar la fraternidad. Con la prueba de 6K y 10K para los más exigentes, terminó con una clase de zumba, sesiones de kinesiología y premios.

La tercera edición del #YoCorro fue una verdadera fiesta para toda la familia, y trajo a muchos corredores que ya participaron en las anteriores corridas. Familias, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, todos se acercaron a las 8:30 al estacionamiento de Casino del Río, adonde los esperaba una clase de zumba para entrar en calor. Mucho más que un evento deportivo.

Acompañados de un clima ideal para correr y hacer actividad al aire libre, cerca de 600 personas se congregaron a pocos metros del puente que une a Cipolletti con Neuquén. Un símbolo de la hermandad que existe entre ambas provincias y que, particularmente en las dos ciudades se vive con más intensidad. Amigos y familiares las convierten en vecinas y compañeras.

Varios minutos ya habían pasado de las 8:30 y se podía evidenciar las ganas de empezar a correr. Algunos sacándose fotos, otros grupos más exigentes trotando a un costado del ingreso al Casino, y una clase de zumba que fue dictada por los profesionales del gimnasio Terra.

El cruce del puente, un hecho cargado de sentido y de fuerza histórica.
Florencia Salto

Segundos antes de las 9 las dos vías del puente viejo estaban atiborradas de corredores, todos mirando el camino, con cada músculo de sus piernas activado. La largada fue sin preámbulos y en un perfecto orden partieron los gladiadores, rodeados del valle, con el aroma a jarilla y el sonido de las aves que parecían sentir curiosidad y se acercaban.

Ya en la línea de llegada, no pasaron ni 30 minutos para que aparezca el primero en cruzar la meta. Gonzalo Maldonado, oriundo de Cervantes. La primera en llegar fue Georgina Ripani, también competidora del 6K. “El clima estaba hermoso para correr y hermoso el circuito, la verdad muy divertido, entretenido y rápido”, consideró y reconoció que “toda la familia hace deporte, y estas competencias nos ayudan a que cada día nos levantemos a entrenar”.

Tan solo unos pocos minutos pasaron hasta que cruzó la línea de llegada Martín Vázquez que consiguió un tiempo 33:17. Esta es la segunda vez que participa del evento y tras recibir el gran premio contó que en un momento de la competencia quedó solo y pensó “es para mi, y hay que mantenerlo”. Reveló que la noche anterior a la carrera su intención era “salir a disfrutar, y buscar un buen parcial”.

Nancy Elizabeth Maselli y Martín Vázquez, los dos grandes ganadores de esta edición del #YoCorro.
Mauro Pérez

La mujer que mejor resultado obtuvo en la carrera de 10K fue Nancy Elizabeth Maselli, con 41:33. Ella aseguró sentirse “feliz”, porque sintió los efectos del entrenamiento. “Van dando resultados y mejora de a poco”, explicó la joven de 44 años. “No me pongo muchos objetivos porque tengo una familia, pero la que veo que pueda hacer me hago un rato y la voy a hacer”, señaló.

Luego de la emotiva entrega de premios y de las llegadas que se iban sucediendo, en las que muchos competidores se emocionaron y dejaron entrever algo de su vida personal y de sus anhelos, sus deseos y lo que realmente los apasiona: correr y disfrutar.

Así, una pareja de Fernández Oro, 19 ella y 23 él, llegaron y se fundieron en un abrazo, luego de cruzar la línea y de correr 6 kilómetros. Los motivó “La energía de la actividad” y aseguraron que ahora no van a poder parar de correr.

“Si no salgo a correr o a andar en bici se me amarga el día”, dijo un hombre que ya venía afilando los dientes para “el asadito de esta noche con la familia”, todo con una enorme sonrisa y las evidentes señales del cansancio, pero de ese lindo y saludable.

Benjamín Sosa es de Santa Cruz. Ni bien cruzó la meta se acercó a un costado y entregó uno de los besos más sentidos que se pudo ver en esta edición. “Yo lo veo a él y me pongo orgullosa”, dijo ella, que se llevó el premio mayor.

Un hombre de 74 años llegó con un paso relajado, y señales de que le sobró en estos 10K. Miraba para arriba y tiraba besos al aire. “Le agradezco a mi hijo Pablo, que está en París y se lo merece. Él corre y corre”, dijo con los ojos que por momentos se humedecían. “Viví en Viedma, en Roca y hace años que vivo en Neuquén. Entreno en la barda, me gustan las ramas, los yuyos, las plantitas, la jarilla”, contó. Mencionó que un joven de unos 14 años venía corriendo a la par y “me esperaba, por ahí me cansaba y me acompañaba. Lo voy a saludar porque es un capo”, alcanzó a decir con los ojos repletos de emoción.

Finalmente llegaron los premios, y no muchos minutos después una segunda clase de zumba para estirar y volver a los hogares con los músculos elongados y con el cuerpo ya recuperado. Nuevamente el gimnasio Terra dando su aporte en el que los más pequeños y mayores tuvieron gran protagonismo, y adonde hasta los animales hicieron su parte.


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