Elecciones en Ecuador: entre la derecha y la nostalgia de Correa

PAOLA LÓPEZ /AFP


Es el primer comicio presidencial en Latinoamérica este año. En un país polarizado y en crisis económica y sanitaria por el covid, son favoritos un conservador y el delfín del expresidente.


Un partidario del conservador Guillermo Lasso participa de un acto en Quito.

Ecuador, un país endeudado, dividido y golpeado por la pandemia, elegirá presidente mañana y todo apunta a una segunda vuelta entre la derecha conservadora y una izquierda que ansía recuperar el poder para tomar revancha de la “persecución” a su líder Rafael Correa.

El jueves el pequeño país petrolero bajó el telón de una campaña corta y limitada por el virus. Son 16 candidatos pero ninguno tiene respaldo suficiente, según encuestas, para alzarse con la victoria en un primer turno. Para que un candidato gane debe obtener al menos el 40% de los votos válidos y una ventaja de 10 puntos sobre su más inmediato rival. En caso de que esto no ocurra se realizará un balotaje el 11 de abril.

Las preferencias en los sondeos se inclinan hacia el exbanquero Guillermo Laso, de 65 años, y Andrés Arauz, de 35 años, delfín de Correa, el popular expresidente que desde Bélgica mueve los hilos para recuperar el poder para la izquierda nacionalista con un candidato hasta hace poco desconocido para la mayoría de la población. Entre los dos podría emerger el líder indígena Yaku Pérez, de 51 años, que detesta por igual a ambos y promete un gobierno ambientalista reacio a petroleras y mineras.

Caos y crisis son las palabras que se repiten entre los ecuatorianos. Muy desgastado y sin apoyo popular, el presidente Lenin Moreno desistió de buscar la reelección dejando abierta la competencia por su sucesor.

La elección ecuatoriana será la primera votación presidencial en Latinoamérica. Brasil ya votó en elecciones municipales. Alrededor de 13,1 millones de los 17,4 millones de habitantes del país están convocados para elegir presidente, así como a los 137 miembros de la unicameral Asamblea Nacional.

Protagonismo de Correa


Correa, que quiso ser candidato a la vicepresidencia, vio truncada su aspiración cuando la Justicia ecuatoriana le ratificó en 2020 en última instancia la condena a ocho años de cárcel por corrupción. Fue entonces reemplazado por el periodista Carlos Rabascall.

El exgobernante está sin embargo omnipresente en la campaña. El propio Arauz ha dicho que Correa será un asesor de su gobierno y que podría haber una revisión de una serie de procesos judiciales en su contra.

“Se abre la posibilidad de que Correa vuelva al país con mucha facilidad porque cesaría la persecución política que ha tratado de sepultarlo”, comentó a la AFP el analista David Chávez, de la pública Universidad Central.

Empero, consideró que los correístas “cometerían un grave error tratando de desmantelar todavía más la institucionalidad del país forzando los procesos legales, presionando gente o cobrando venganza”.

Para el politólogo Esteban Nichols, de la Universidad Andina Simón Bolívar, un eventual triunfo de Arauz implicaría “volver a la política de amigos y enemigos”.

“La lógica política va a ser la del combate declarado a los enemigos políticos que se fraguan en la mente de Correa”, expresó el catedrático, quien consideró que Ecuador “está en un estado de caos” con “una política pública bastante desorganizada”.

Votar en pandemia


Debido al distanciamiento social y las medidas sanitarias para evitar la propagación del nuevo coronavirus, todos los candidatos priorizaron las entrevistas, la caravanas de vehículos y la propaganda en los medios de comunicación y las redes sociales para atraer a los ciudadanos.

Debido al miedo al coronavirus se anticipa un alto ausentismo en los comicios, especialmente de los mayores de 50 años, pese a que en Ecuador el voto es obligatorio y la multa para quien no sufraga es de 40 dólares.

Resurge la derecha

Lasso, por tercera vez candidato, busca la banda presidencial en binomio con el médico Alfredo Borrero. Aliado natural del Partido Social Cristiano, el más conservador del país, es la personificación del anticorreísmo.

Apoyó a Moreno en el referéndum que echó por tierra la reelección indefinida instaurada en el gobierno de Correa, tilda de “recetas fracasadas” las propuestas de Arauz y ha ofrecido “un cambio de modelo”.

“Por Lasso votan tanto los que esperan que no regrese el correísmo como los que quieren una política diferente sobre todo en el aspecto económico”, comentó a la AFP el politólogo Simón Pachano, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

Recordó que “su condición de banquero” genera “rechazo” en los ecuatorianos, sobre todo por la crisis de la banca de finales de la década de 1990.

“Eso le afecta, mucho más cuando hay personas que consideran que él fue uno de los artífices” del congelamiento de depósitos en Ecuador, añadió.

Lasso niega ser responsable de esa crisis, que costó al Estado unos 8.000 millones de dólares.

En medio de la polarización entre correístas y anticorreístas emergió la figura de Yaku Pérez, aupada por el protagonismo que cobró el movimiento indígena en las protestas de octubre de 2019 contra el gobierno de Moreno.

Pérez, quien tiene una carrera política local y como compañera de fórmula a la bióloga Virna Cedeño, “combina la vieja votación del movimiento indígena con la de la izquierda no correísta y con una serie de otros sectores como jóvenes que se ven atraídos con el discurso ambientalista”, explicó Pachano. Consideró además al líder indígena, del partido Pachakutik, un “candidato sorpresa” en estas elecciones.


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