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Alimentos a precios justos

Desde Junín de los Andes, Simón Consentino, Irma Quilaleo y Mariana Cháves, de la Unidad de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra, cuentan cómo se organizan alrededor de la apicultura y la producción agroecológica de ajos.

Redacción

Por Redacción

La Unidad de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) es una organización nacional con base campesina indígena que se encuentra presente en 18 provincias, y nuclea unas 25.000 familias. Son colectivos de personas que se concentran por la convicción de que otro modelo de producción es posible, siendo la Soberanía Alimentaria, la Agroecología, el acceso a la tierra, la perspectiva de género y el trabajo, las bases para lograr la igualdad de oportunidades.


En la región de la Patagonia, en lo que las comunidades mapuche llaman el puel mapu, hace cinco años aproximadamente que se encuentran trabajando de forma organizada, y un año en la provincia de Neuquén. “Entendemos que el alimento es un derecho, por lo tanto, bregamos para una justicia alimentaria y queremos dejar de ver al alimento como una mercancía”, afirman convencidos y comunican los principales referentes de la organización en la ciudad de Junín de los Andes, Simón Consentino, Irma Quilaleo y Mariana Cháves.

Cada regional tiene sus características particulares, dadas las condiciones ambientales, sociales, económicas y culturales. La UTT Chubut línea sur, con base de producción ganadera, está compuesta por familias crianceras, ovinas y caprinas, agrupadas en distintas cooperativas, además de elaboración de dulces, apicultura y almacén, como espacio de comercialización. Por otro lado, está la regional de Río Colorado que abraza a productores y productos de Valle Medio y Alto Valle. Y la tercera regional, es la de Neuquén, compuesta en base a la producción apícola, hortícola y vitivinícola.

Entender que el alimento es un derecho y no una mercancía, esclarece el horizonte de planificación y desarrollo económico y cultural de las regiones.


A partir de las necesidades concretas desde los territorios, las familias productoras comienzan a organizarse. “Producto de la crisis ígnea que se genera en la comarca que afectó a la Asociación apícola de la Comarca Andina, que es parte de la UTT hace cuatro años, se da un proceso de solidaridad entre organizaciones apícolas que involucra a la Asociación Apícola de Aluminé, a la Cooperativa de San Martín de los Andes y a un grupo de hecho que está en la zona de Senillosa y Zapala. Por ese contexto de emergencia es que se empieza a dar un proceso de encuentro en torno a las problemáticas que son transversales para los pequeños productores y productoras apícolas en la región”, recuerda Simón sobre los comienzos de la organización en la región.


Del problema a la solución



Los trabajos que se van desarrollando en la provincia tienen que ver con las problemáticas que van identificando en cada base, y el territorio que se habita. “En la provincia de Neuquén no producimos ni el 30 por ciento de los alimentos que consumimos, lo cual nos pone en una dependencia enorme de otras regiones del país. En esta zona de Junín o San Martín de los Andes, no producimos ni el 2% de lo que consumimos y esto impacta fuertemente en las necesidades de los alimentos”, anticipa Simón Consentino.

“Entendemos que eso responde centralmente a la matriz productiva que impera en nuestra provincia, donde los hidrocarburos y la actividad petrolífera tiene una relevancia enorme. Luego le sigue la actividad turística y en tercer lugar la actividad agropecuaria, que cada vez se va concentrando y deteriorando más. La concentración también sucede con la actividad ganadera. Como se ve, en el último censo de la actividad agropecuaria (2018), hay solo 79 propietarios que concentran el 51% de la superficie de nuestra provincia, más de la mitad de la provincia. Donde abunda el latifundio escasea la producción local de alimentos. Partiendo de ese contexto es que decidimos fortalecer 4 ejes de trabajo: producción, comercialización, abastecimiento de alimentos y el área de prensa y de género.”


Producción de miel y de ajos



La apicultura y la producción agroecológica de ajos son ejes centrales de la organización en la provincia. “Queremos profundizar un nuevo paradigma de la apicultura que tiene que ver con concebir a la actividad apícola como productora principalmente de biodiversidad. Entendemos a la abeja como el primer eslabón del ciclo de producción de alimentos, si no hay abeja, no hay alimentos.” afirma Simón.

La apicultura históricamente se ha desarrollado en forma individual. Desde la organización se propone revisar las formas de construcción y traccionar hacia un cambio de perspectiva asociativa y cooperativa, sabiendo que hay experiencias que tienen que ver con colectivizar los apiarios, como medio de producción. De esta manera se apela a la propiedad colectiva sobre los medios de producción y generan instancia de asociación entre productores y productoras en marco cooperativos, entendiendo que la salida es colectiva.

La producción de ajo en Junín es una de las más grandes de la provincia de Neuquén.


Entender que el alimento es un derecho y no una mercancía, esclarece el horizonte de planificación y desarrollo económico y cultural de las regiones.

“Actualmente tenemos una producción de ajo que es una de las producciones más grandes de la provincia. Asumimos el desafío de producir en forma agroecológica. Demostrando que otro modelo es posible y necesario. Vamos poniéndole empeño junto a seis familias para consolidar experiencias de producción y poder abastecer a nuestros pueblos con alimentos sanos, a precio justo, entendiendo que esa es una de las claves para la construcción de la soberanía alimentaria.”


Alimentos de acá y de allá



“En cada uno de los territorios donde estamos, vamos desarrollando nodos, o distintos espacios de comercialización, tratando de integrar una ruta de abastecimiento en toda la Patagonia y haciendo llegar de esa manera la producción de las familias productoras de otras partes del país a estas altitudes, y siendo alimentos que a su vez no se encuentran en el mercado convencional. Por dar ejemplos, yerbas, producidas por la UTT de misiones, cítricos de Entre Ríos, bananas de Salta, verduras de Buenos Aires y Mendoza, son algunas de los alimentos sanos que llegan”, comparte Simón.

Porque comer sano, rico y accesible es un derecho de toda la población, y una obligación de los Estados, el desarrollo de políticas para la promoción de la salud, la producción y cuidado del ambiente.

Por Victoria Rodríguez Rey (@victoriarodriguezrey).-


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