Encrucijada en el Congreso

TOM RAUM (AP)

La decisión del presidente George W. Bush de enviar más soldados a Irak favorece el enfrentamiento entre su gobierno republicano y el Congreso de mayoría demócrata en torno al tema de la guerra. Ambas partes están defendiendo sus posiciones. Los dos partidos corren muchos riesgos políticos por este asunto.

Los demócratas -que asumieron la mayoría legislativa en las elecciones efectuadas hace dos meses, a la mitad del segundo período presidencial de Bush, en gran medida debido a la creciente oposición del electorado a la guerra-, deben avanzar cuidadosamente sobre una tenue línea en la que buscan criticar los planes de Bush, pero sin parecer obstruccionistas ni contrarios a las fuerzas armadas. Y la mayoría con que cuentan actualmente en el Congreso es insuficiente para bloquear el plan de Bush.

Para el presidente, la decisión de enviar más soldados a Irak -en lugar de comenzar un retiro de las fuerzas de combate como lo recomendó el mes pasado el Grupo de Estudios sobre Irak, integrado por miembros de ambos partidos- representa un enorme riesgo. Si el plan falla, el mandatario prácticamente se quedará sin opciones.

Desafiando las encuestas de opinión y al nuevo Congreso de mayoría demócrata, Bush decidió anoche el envío de 21.500 efectivos estadounidenses a Irak, y reconoció que fue un error no haberlos enviado antes. «La cuestión es saber si nuestra nueva estrategia nos acercará al éxito. Creo que sí lo hará», dijo Bush en un pasaje del discurso difundido anticipadamente por la Casa Blanca. Dar un paso atrás «provocaría el derrumbe del gobierno iraquí» y podría significar una permanencia aún más prolongada de las tropas estadounidenses, añadió.

Los demócratas hicieron saber que se opondrán a su plan, con audiencias en tono firme a partir del jueves y con sesiones de votación tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado en los próximos días, en torno a una medida sin carácter obligatorio oponiéndose a cualquier incremento en el número de soldados.

En octubre del 2002 el Congreso aprobó, por amplio margen, que Bush efectuara acciones militares en Irak. Esa autorización sigue vigente. A pesar de que el Partido Demócrata se comprometió a escudriñar cuidadosamente el incremento de soldados ordenado por Bush, sus opciones a corto plazo son limitadas. Aunque es cierto que el Congreso controla el dinero que recibe el gobierno, en lo político lo más que puede hacer es efectuar audiencias y aprobar resoluciones con valor simbólico.


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