Comenzó la inspección clave del oleoducto que llevará el petróleo de Vaca Muerta a Chile

Las pruebas determinantes fueron sorteadas con éxito. Las herramientas de limpieza ya recorrieron la traza entre Argentina y Chile. Cómo siguen los trabajos de reactivación.

El día clave para la reactivación del Oleoducto Trasandino (Otasa), tras 16 años de permanecer inactivo, fue un éxito y ya comenzaron los trabajos en el interior del ducto que cruza de lado a lado la cordillera de Los Andes.

Como reveló este medio, la semana pasada se dio el denominado Día D, para la reactivación del oleoducto que permitirá que en poco tiempo el petróleo de Vaca Muerta se exporte directamente hacia Chile.

La clave de los trabajos estaba en el encendido en simultáneo de todos los equipos de bombeo de la red que va desde Puesto Hernández, en el norte neuquino y culmina en Concepción, Chile.

Desde la salida de operaciones del complejo, en febrero del 2006, los equipos no habían vuelto a ser encendidos todos a la vez. Y hasta el momento, los trabajos de reacondicionamiento habían hecho pruebas pero de un equipo a la vez, por lo que la prueba de encendido era realmente clave.

Esta meta se superó con éxito según contaron fuentes de la compañía, que detallaron cómo se han dado los trabajos hasta la fecha.

Es que tras el arranque en simultáneo de todo el sistema, se procedió a completar la carga del oleoducto con agua. Para esto el trabajo no fue nada sencillo, ya que como el agua va desde Neuquén hasta Chile se debieron tramitar permisos de exportación por esos metros cúbicos de agua, aunque técnicamente no se la exportará. Es que el agua se utiliza para poder revisar la integridad del ducto de una forma segura.

Tras el llenado final de la línea, los operarios de Otasa procedieron a introducir en el sistema el primero de los “chanchos” o “conejos”, como le dicen del otro lado de la cordillera.

Se trata de un tapón especial, que recorre de punta a punta el oleoducto, simulando el recorrido que se espera que hacia marzo pueda hacer el petróleo neuquino.

El resultado de este primer relevamiento del interior de la línea fue también satisfactorio. Según supo este medio, las primeras mediciones dieron cuenta de que el paso del tiempo no hizo mella en las cañerías, que se encontrarían en un estado más que bueno para el tiempo transcurrido.

Pero también, los trabajadores de Otasa encontraron que el regreso del tapón arrojó una cantidad de suciedad considerable, que es la que se encuentra en el interior de la línea.

A raíz de esta detección, los trabajos se centran en estos días en continuar la limpieza del oleoducto para, una vez en condiciones, proceder a la introducción de un segundo “chancho”, esta vez de tipo inteligente.

Este equipo cuenta con el instrumental especial para realizar una suerte de radiografía de todo el oleoducto, de forma tal de comprender al detalle el estado de cada uno de los tramos de la línea, en especial la densidad del metal que es la clave para garantizar su integridad.

Todo este trabajo, de limpieza e inspección inteligente, no será corto. Se estima que tomará entre un mes y un mes y medio para poder completar el paneo general de toda la línea que tiene nada menos que 427 kilómetros de extensión.


Cómo es el plan de reactivación


El programa de reactivación de Otasa cuenta con tres etapas y demandará una inversión de no menos de 82 millones de dólares.

La primera etapa es la que se está finalizando en estos días con el paso de la herramienta inteligente por el interior del oleoducto. Previamente a esto se debió poner a punto todo el sistema, recorrer a pie su traza para detectar si había fallas menores, y reacondicionar las 3 estaciones de bombeo y las 2 plantas reductoras. Finalizada esta etapa de diagnóstico, comenzará la fase dos, hacia mediados de octubre.

Se trata en este caso de la reparación y puesta en valor del sistema. Los trabajos comenzarán con el resultado del diagnóstico del “chancho” inteligente, que marcará cada una de las reparaciones que deberán hacerse antes de que el oleoducto pueda comenzar a cargarse con petróleo.

Una vez ultimado el mantenimiento, el crudo de Vaca Muerta comenzará a inyectarse en la línea que tiene una particularidad: al cruzar la cordillera de Los Andes a una altura de 1944 metros sobre el nivel del mar tiene una carga mínima que debe garantizarse para evitar que una suerte de congelamiento afecte al petróleo y lo deje estancado en su interior.

Este trabajo será el final de la fase 2, que se espera que se de entre febrero y marzo del año que viene y que marcará el inicio de las exportaciones directas del petróleo de Vaca Muerta que hoy solo sale al mundo en barco desde Puerto Rosales.

La última etapa de este programa de reactivación es la operación sostenida del sistema que se llevará el grueso de las inversiones necesarias no solo por el plazo de tiempo que se espera que la línea esté activa sino también porque comprende hasta el reacondicionamiento de todos los sistemas de almacenaje que posee la red.

Es por esto que desde Otasa se solicitó a Nación la extensión de la concesión que tienen sobre la línea y que vence en 2027, en línea con el pedido que realizaron Oldelval y Oiltanking Ebytem.

Las expectativas del gobierno neuquino, pero también de YPF que es el socio clave de esta red, es que las exportaciones comiencen con un nivel de envío de 50.000 barriles por día, y lleguen hasta los 100.000 barriles diarios hacia fines del año que viene, alcanzando así casi el tope de capacidad que tiene este sistema de transporte.

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