Enrique Benedetti, médico y pionero de la salud neuquina


Neuquén

Médico radicado en la primera mitad del siglo XX, fue uno de los organizadores de salud, proveniente de la provincia de Buenos Aires. Nació en la localidad de 9 de Julio el 12 de septiembre de 1907, hijo de Alejandro y Eugenia, inmigrantes italianos venidos de Brescia, al norte de ese país.

A los 18 años se trasladó a La Plata, donde hizo libre la escuela secundaria mientras trabajaba en el ferrocarril. Se recibió de tenedor de libros y luego ingresó en la Facultad de Medicina. En la pensión fue compañero de Ricardo Balbín: su hijo menor se llama Ricardo en su honor. En la década del 30, cuando se recibió de médico, se trasladó a Neuquén, donde ya estaba residiendo su hermano Francisco. En 1940 contrajo matrimonio con Elvira Slusarenco, que había nacido en San Juan el 7 de marzo de 1922. Su hija rememoró que Elvira vivió en EE. UU. durante diez años hasta que regresó a Neuquén, en 1933. Cuando retornaron, su padre, don Slusarenco, abrió una casa de fotografía llamada La Artística en la segunda cuadra de la calle San Martín.

Del matrimonio de Enrique y Elvira nacieron Lidia Anita Liani, fallecida; Clelia, Lely y Ricardo, todos establecidos en Neuquén. Enrique atendía personas de escasos recursos, motivo que lo hizo merecedor del apodo El Médico de los Pobres. Entre muchas actividades, trató de transmitir la importancia de la vacunación.

Ya cirujano, debió abandonar esta práctica por un implante de piel en su mano a raíz de quemaduras con rayos X. Fue director y subdirector del hospital Neuquén. Entre otras actividades fue presidente del Club Pacífico, donde impulsó la construcción del nuevo salón de bailes, escenarios y sanitarios. Fue un amante de la pesca y uno de los socios fundadores del Club El Biguá. Entre 1944 y 1949 fue Comisionado Municipal, por lo que embelleció la ciudad con veredas, alumbrados público y la fuente de mayólicas azules -hoy demolida-, entre otras cosas. Para esto donaba su sueldo de comisionado. Entre sus obras, también podemos contar la renovación de la Avenida Argentina.

En el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) ocupó el cargo de subsecretario de Salud de la Provincia de Buenos Aires, cargo que también desempeñó en Neuquén en el gobierno del Ing. Rosauer. Por una extraña coincidencia falleció en su pueblo natal el 5 de noviembre de 1969. Dejó buenos recuerdos entre vecinos y pacientes. Fue un hombre de bajo perfil, austero pero hacedor de cosas en este Neuquén al que quiso entrañablemente.

Lo homenajeamos con la poesía escrita por su hija Lely:

“Padre. ¿Dónde estás?/ ¿En la flor que despedaza el viento?/ ¿En la gruesa arena de tus bardas/ que amaste tanto/ y tanto te extrañaron?/ ¿Dónde estás?/ ¿En el claro amanecer/ que aún pueden mis ojos ver?/ ¿En las blancas nubes/ de perfectas formas?/ ¿Dónde está tu sonrisa/ que llevo impregnada de nostalgia?/ ¿En el viento, en el trueno/ o en la lluvia fresca?/ ¿Entre las flores de mi jardín/ que con amor cuido?/ ¿Dónde el color de tus ojos/ serenos, luminosos y sinceros?/ ¿En las azuladas olas del mar/ que admirabas tanto?/ ¿En los caprichos del tiempo/ que se desvanece y pasa?/ ¿Dónde tu figura erguida?/ ¿En el árbol que apuesto crece?/ ¿En el sol en las estrellas/ en la oscura noche?/ ¿Dónde estás?/ ¿En la angustia/ que retorció el misterio?/ Ya lo sé…/ Estás muy dentro mío”.

Con esta emocionante poesía y con todo el orgullo y admiración cerramos la historia de Enrique, la historia de un médico que temprano residió en el Valle y contribuyó, con su trabajo y su calidez, a hacer crecer esta ciudad, a pasos firmes, seguros y visibles.


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