Enriquecimiento de uranio es objetivo estratégico
Reactivación de la planta Pilcaniyeu se prevé para 2011
El complejo Pilcaniyeu quedó prácticamente paralizado en 1996. La renovación implicará también la incorporación de profesionales.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Lejos de los fantasmas que se agitaron cuando en mayo por la ampliación de la toma de agua, la reactivación del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, se ejecuta bajo rigurosos controles nacionales e internacionales, con el objetivo estratégico de ubicar al país en el reducido círculo de naciones capaces de enriquecer uranio. La recuperación de la capacidad tecnológica nacional en materia de enriquecimiento de uranio, paralizada en 1996, comenzó a principios de 2007, pocos meses después del relanzamiento del Plan Nuclear Argentino y cuenta con la autorización de la Organización Internacional de Energía Atómica. Hasta el momento se invirtieron $25.000.000 y se reestructuró la planta de profesionales y técnicos que pasó de 17 empleados a 115. La puesta en funcionamiento de la instalación está prevista para setiembre de 2011 y demandará otros $35.000.000 y la incorporación de una treintena de profesionales. El gerente del CTP, Edgardo Isnardi, destacó que “la pérdida más grande en los últimos 15 años fue en recursos humanos” y que “hay una generación y media de científicos e investigadores que no la tenemos”, tanto dentro del Complejo como de la Comisión Nacional de Energía Atómica. La etapa en desarrollo es sólo un módulo de los 54 previstos en el proyecto original y tendrá carácter experimental. Isnardi señaló que el “Mock Up” –réplica en escala real de un módulo de difusión gaseosa- servirá para: “capacitar personal, probar componentes y estudiar cómo se comporta el proceso” y que, en principio, no utilizará elementos combustibles (uranio). Para montar el Mock Up se desarmó el 100 por ciento de las instalaciones destinadas al proyecto y se sustituyó por completo el sistema electrónico de control, que databa de los 80. En relación a la ampliación de la toma de agua, el gerente de la planta recordó que la vieja instalación, arrasada por la creciente de 1994, tenía una capacidad de 10 m3 por día y el nuevo requerimiento será de 24 m3 por día. La confusión generada por el edicto que publicó el DPA responde a las normas que rigen los procedimientos del organismo de aguas, que está obligado a difundir la capacidad máxima del sistema de captación, que en este caso llega a los 43 m3 por hora. Isnardi informó que ese excedente está previsto para asistir eventuales incendios en los campos aledaños y otro tipo de contingencias. El funcionario también despejó las dudas sobre el líquido que se utilizará para la refrigeración de equipos y detalló que el agua que se tome del río va a ser derivada a torres de enfriamiento donde se bajará la temperatura ante de retornar al circuito de refrigeración. “Lo que se usa es una reposición de aguas que debe ser de un m3 por mes”, dijo, ya que los niveles de evaporación que se pueden producir en las torres de enfriamiento son muy bajos. En cuanto a los efluentes aclaró que “nosotros trabajamos con muy poco volumen de líquido” en el proceso de enriquecimiento y que los efluentes podrían tener una carga ínfima de fluoruro de calcio y más baja aún de uranio cuya liberación al ambiente sólo se puede concretar con la debida autorización de la Autoridad Regulatoria Nacional. El país apunta a recuperar la tecnología del enriquecimiento de uranio para quedar dentro de la decena de naciones que podrán explotar ese recurso a futuro, ya que en pocos años más se podrá un límite internacional a la adquisición y desarrollo de ese tipo de tecnologías, pero no para producir ese tipo de combustibles en lo inmediato.
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