Entrevista con Guillo Espel: el genio sinfónico detrás de Abel Pintos

El aclamado director de orquesta fue el arreglador de “Universo paralelo”, el impresionante concierto que dio el bahiense en Buenos Aires en noviembre.

A fines del año pasado, Abel Pintos estrenó en el Movistar Arena de Buenos Aires “Universo Paralelo”, un monumental espectáculo en el cual se propuso revisitar sus canciones en formato sinfónico. La idea, según dijo el artista bahiense, le daba vueltas desde hacía tiempo. “En mi vida esto llegó con el disco sinfónico de Metallica. Yo escuchaba a la banda con la orquesta y veía que todas las canciones y conceptos de Metallica se me reversionaban, tenían otro sentido. A partir de ahí comencé a admirar mucho a los músicos que podían abordar este formato y siempre fue para mí una ilusión”, le decía, en noviembre pasado, a La Nación.
En esa misma entrevista, también contaba: “Mi intención es que no sea un show de mi banda con una orquesta sinfónica, sino que sea una orquesta sinfónica reinterpretando mi música en donde yo soy el vocalista de esta orquesta”. Fue entonces que apareció Guillo Espel, el elegido por Abel para arreglar sus canciones y dirigir a los más de cuarenta músicos que participaron del espectáculo.


Músico, guitarrista, director de orquesta, autor de trece discos, Guillo Espel atendió a Río Negro para hablar de este trabajo, que no fue el primero junto a Abel, pero sí el más importante por el desafío que implicaba llevar sus canciones al universo sinfónico.

P- Por lo que sé, la idea de “Universo paralelo” fue de Abel, pero eso decímelo vos.
R- Sí, la idea fue de Abel. Primero lo habló con su equipo de productores y luego me convocó para llevarla adelante. Yo ya había trabajado con él. En 2011 orquesté para Abel y la Orquesta Nacional del Bicentenario dos temas que se hicieron en San Juan; también él participó en un CD mío cantando dos canciones de mi autoría. Luego hice los arreglos de cuerdas del Disco “Abel” (2013) y “Único” (2014). No obstante, que me llame nuevamente para hacer todo un sinfónico y de dimensiones y producción tan grandes me resultó totalmente sorpresivo. ¡Claro que acepté de inmediato! Es muy grato que una persona que antes te convocó lo vuelva a hacer. Significa que confía en tu trabajo y que le fue placentero trabajar con vos.

Guillo Espel, en guitarras, junto con su cuarteto.

P- ¿Cómo fue el trabajo de ensamble ?
R- El espectáculo demando unos seis meses de arreglos, composición y producción de todos los materiales orquestales más unos dos o tres meses de producción con una orquesta que se formó para llevar adelante “Universo Paralelo”. Mi trabajo fue muy intenso y en muchos tramos de este tiempo fue prácticamente full time. Pero tengo siempre esa autoexigencia de trabajo. En este caso, incluso, donde participaban de una u otra forma más de doscientas personas entre técnicos, músicos, productores, artistas y puesta visual, ingenieros y demás. La responsabilidad que sentía era bestial, pero a la vez un gran incentivo para no perder de vista ningún detalle en las áreas en las que yo debía trabajar: los arreglos musicales completos, la dirección, el armado y funcionamiento de la orquesta, la logística y el engranaje para que esto siempre funcione, el entramado con la puesta visual técnica y coreográfica, el proyecto (que comentábamos y armábamos conceptualmente en varios momentos con Abel) y, por sobre todo, la contención necesaria que debían tener de mi parte Abel y sus dos músicos, los guitarristas Ariel Pintos y Marcelo Predacino.

P- ¿Y cómo resultó eso?
R- Bueno, era fundamental que todo tuviera un cauce natural, cómodo, seguro, y placentero mientras se trabajaba. Esto no excluye tensión, dudas, ni la adrenalina que implica cada paso de éstos, pero yo sabía de antemano que cada aspecto de la producción es clave para que el espectáculo sea visto y escuchado tal como ocurrió y que responda a donde pusimos nosotros la vara al momento de proyectarlo. Agradezco una vez más y públicamente, a mis productores, manager y asistentes porque claramente no podría hacer jamás semejante tarea solo. Tuve total contención por parte de mi equipo y la productora de Abel para poder trabajar con esa soltura y rigor que imponía la situación.

P- ¿Cómo resolvieron el repertorio?
R- A las canciones las eligió Abel y es razonable que sea así ya que estábamos todos invitados a su Universo Paralelo. Él generosamente me incluye en los reportajes en esa selección, pero creo que por otro motivo también cierto: le propuse que algún tema sea hecho solo por un cuarteto de cuerdas, que otros sean prioritariamente metales, que el armado de la orquesta cuente con tres percusionistas y un arpa, vibráfono y que junto con algunos bronces tengan un rol solista importante. Le propuse modificar versiones de los temas originales, entre ellos incluso el caso de “Cuando ya me empiece a quedar solo”, de Charly García, que en mi opinión debía ser una versión muy distinta, original y que en nada tenga las características de los covers, que suelen reproducir exactamente las canciones tal como se las conoce. Otros temas como “El Adivino”, “Milagro en Cruz” o “La Llave” tuvieron cambios radicales en mi abordaje. Para mí entrar a “otro” universo implicaba tomar esos riesgos, respetar esa idea. Y en eso Abel una vez más fue absolutamente abierto y respetuoso. Me permitió trabajar con plena libertad. y digo plena porque él era consiente por completo de lo que iba diseñando… estuvo en todos los detalles, con una meticulosidad asombrosa… no se trata que me dio libertad para despreocuparse… al contrario, estaba casi “espiando” mi trabajo y tratando de incluirse en él reconociendo otras dimensiones de su voz y de su interpretación, de su propia obra. Estábamos siempre cuestionando para bien los resultados finales. Me sugirió varias cosas, así como yo le sugería otras. Era un ida y vuelta genial. Entonces, con absoluta sinceridad, te cuento que trabajar con Abel me resulta siempre tan placentero como exigente… aprendo con él, producimos juntos, priorizando las ideas musicales y artísticas que queremos llevar a cabo. Un lujo en verdad que me haya tocado eso. No recuerdo tanta empatía con otro artista que me haya encargado trabajos.

P- No hace falta aclarar que se trató de un show absolutamente conmovedor, ¿a vos cuál fue la canción que más te conmovió?
R- Estoy conmovido con todo el concierto… tiendo a pensar en macro, y cada canción tuvo su razón de ser, cada arreglo, o el armado general. Muchas veces me sentí conmovido por la orquesta, otras por el trabajo de Abel cantando con un nivel interpretativo superlativo, o alguna puesta de Marcella mientras la música fluía, algún solo de guitarra de los chicos… Dicho esto, algunas de las obras que más disfrutaba eran “Pájaro Cantor”, “Cuando ya me empiece a quedar solo”, “El Adivino” y “Revolución”… en esta última la interpretación de Abel, jugando a la comedia musical oscura, al vodevil, a la música de circense sobre la masa orquestal, era demoledor. Un artista brillante, una verdadera bestia pop. Tuve el honor de ser parte.

P- Me sigue sorprendiendo Abel porque es un tenor poderoso…
R- Lejos es el mejor cantante del país. Hay muchos, pero él es el mejor y no tengo problema en decirlo. Su forma de trabajar y de interpretar es enorme. Mi opinión es subjetiva, pero su registro es descomunal. Nos dejó trabajar, a todo el equipo, libremente. Ya, a esta altura, somos como amigos cercanos. Hemos trabajado juntos varias veces. Hablamos con mucha confianza. Él ahora sale de gira con su disco nuevo.

P- ¿Cuál será el próximo paso para vos?
R- Estoy preparando un espectáculo que vamos a dar marzo y abril, con Silvia Hopenhayn sobre Macedonio Fernández. Es una especie de “Music Hall”. Con mi cuarteto tengo cosas para hacer a mediados de años en el CFK. Estamos listos para grabar.


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