Darío Sztajnszrajber en Cipolletti: una deconstrucción para la liberación

El filósofo presentará este jueves en el Complejo Cultural Cipolletti una charla performática en la que se propone desmontar los modos en que, desde el sentido común, se piensan los conceptos de amor, poder y muerte.

Hablamos mucho acerca de deconstrucciones, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de deconstrucción? De esto vendrá a hablarnos el filósofo Darío Sztajnszrajber cuando presente su charla performática “Deconstrucciones: el amor, el poder, la muerte”, el próximo jueves, a las 21, en el Complejo Cultural Cipolletti.
Solo, junto a una mesa y un micrófono en mano, Sztajnszrajber en realidad no estará solo ni tampoco vendrá hablarnos. Más bien vendrá a interpelarnos sobre esa zona de confort cotidiana que es el sentido común y cómo éste atraviesa lo que pensamos acerca del amor, el poder y la muerte.


“‘Deconstrucciones’ es una invitación a entender de qué va la deconstrucción, una categoría muy de moda en su circulación masiva pero que proviene del mundo académico y que en e se pasaje a lo popular fue ganando y perdiendo sentido”, adelanta el autor de “Filosofía a martillazos”, en un extenso diálogo con Río Negro.
Como cada presentación pública, Sztajnszrajber propone un juego escénico con el púbico al que involucra de múltiples formas. En este caso, propone jugar con el término ‘deconstruir’, de qué modo le resuena a cada, en cuánto se lo apropian y en cuánto lo identifica a cada uno y lo hace a través de tres categorías: el amor, el poder y la muerte. “Una vez que tratamos de entender qué es la deconstrucción, hacemos como una práctica deconstructiva concreta sobre estas tres categorías para ver qué nos queda. Pensarlas desde un lugar distinto, deconstruido, y qué nos genera eso, a qué nos invita esa desconstrucción y cómo nos modifica nuestra relación con ellas”.

Contra el sentido común
Amor, poder y muerte, en ese orden se suceden las categorías a lo largo de la charla performática. Para explicar el concepto de deconstrucción Sztajnszrajber parte de un mito bíblico, que es el relato del sacrificio de Isaac, para introducir las categorías a deconstruir. En su construcción narrativa pasa de uno a otro porque “claramente el amor es una relación de poder y en toda relación de poder estamos jugándonos en el límite con la muerte”.
Para Sztajnszrajber la parte más fuerte es la idea misma de deconstrucción porque propone entrar a un lenguaje distinto y que es la forma en que le gusta hacer filosofía, una filosofía en modo deconstructivo. “Es una forma también de pensar, permitirnos pensar de qué modo ejercemos la deconstrucción de los tres tópicos propuestos: amar por fuera de los patrones establecidos, comprender que el principal poder opera en lo que creemos que es nuestro deseo y, finalmente, escaparle a la farmacología de la muerte para asumir nuestra condición finita”.
En Argentina, sostiene el filósofo, se dio un fenómeno alrededor de la deconstrucción a partir de los feminismos que tomó una de las formas del concepto que es la deconstrucción de la identidad sexual y que lo ha puesto sobre el tapete en paralelo a todas las distintas formas de la revuelta feminista y de su propuesta de repensar muchos otros aspectos. “Eso hizo que la palabra tomara una fuerza inusitada y trascienda el ámbito de la identidad sexual y se vuelve sinónimo de una forma de relacionarnos con el sentido, con aquellas figuras con las que se supone que nos piensan frente a las cuales uno intenta hacer un corte y pensarse desde otro lugar”, propone Sztajnszrajber.

Deconstruir no es destruir, es abrir el espacio para que emerjan todas aquellas versiones desterradas, invisibilizadas. Pero para ello se vuelve necesario importunar al sentido común”.

Darío Sztajnszrajber.


Esta es entonces la tarea de la filosofía: preguntarse por el ser. Y esta pregunta por el ser, advierte Sztajnszrajber, no construye certezas, sino que deconstruye las formas en que las ideas se instalan desde el sentido común. La filosofía debe confrontar con un conservadurismo que lo que busca es “afianzar un orden dado que por dado cree que no puede ser de otro modo. El conservadurismo se afianza en la idea que por algo el orden dado está dado, y no visualiza su construcción. Por eso, deconstruir es develar cuales son las huellas que hay detrás, los intereses que están jugando a la hora de plasmar una forma de pensar como si fuese la única”.
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de deconstrucción? Hablamos, en palabras de Sztajnszrajber, de un mecanismo por el cual se ponen en evidencia que detrás de una idea hegemónica hay muchas otras versiones que históricamente han sido, por algo, dejados de lado. Pero el trabajo no termina allí porque tras la puesta en evidencia de las muchas otras ideas detrás de una idea hegemónica, no menos importante es develas las razones por las cuales una de esas versiones y no las otras se volvió hegemónica


Hay mucho humor en la charla y no solo por una cuestión escénica, sino porque, para Sztajnszrajber, el humor tiene un profundo sentido filosófico por su carácter provocativo, porque llega a lugares que la solemnidad reflexiva a veces no se anima y eso es lo que sucede en los tres momentos de esta secuencia performática. “Hay algo de la solemnidad filosófica que traiciona la vocación originaria de la filosofía que le hace perder su capacidad emancipatoria”, apunta quien en 2017 fuera premiado por la Fundación Konex en la disciplina de divulgación.
Para Sztajnszrajber, solemnidad y rigor no van de la mano ni mucho menos. “Perder el rigor es para la filosofía dejar de ser una instancia problematizadora. Una mera anécdota puede ser rigurosa si logra que uno salga de su lugar prestablecido”. O, lo que es lo mismo: que ponga en cuestión nuestro sentido común sobre las cosas.

Así como tenemos una veta economista, una veta más política, también deberíamos tener la veta filosófica que plantee otra forma de pensar”.

Darío Sztajnszrajber.


Divulgador científico no sólo desde los libros, sino también desde la tevé con su programa “Mentira la verdad” (Canal Encuentro) y desde la radio con “Demasiado Humano” (Futuröck), entre otras producciones, Sztajnszrajber discute la ide a de rigor como algo establecido solo desde lo académico y sobre qué es ser riguroso: “Para mí ,que vengo de la academia, que no hago otra cosa que llevar estas categorías filosóficas a la vida cotidiana, lo riguroso en la filosofía es que sea provocativa, transformadora, que permita pensar desde un lugar inusual frente a las formas instituidas de un sentido común que piensa por uno”.

Para qué sirve el filósofo
¿Qué tiene la filosofía para aportar en tiempos tan convulsos? “La pregunta esconde otra pregunta es para qué sirven los filósofos, algo muy desde el sentido común”, subraya Sztajnszrajber.
Por qué todo tiene que servir para algo, se pregunta; y propone deconstruir la idea de servir en esa doble acepción, en la de utilidad/inutilidad, pero también, y, sobre todo, la de servir como servilismo, como servidumbre, como quien sirve a otro: servir a qué o a quién.
Retomando una de las categorías de su puesta en escena performática, dice Sztajnszrajber: “Con el poder lo que trabajo es la idea foucoltiana del poder como normalización, la construcción de ese sentido común se da sobre todo en que uno asume como propias las formas de pensar que a los poderes les resulta conveniente”.
Sin alejarse del concepto de poder y volviendo a lo que la filosofía pueda decir aquí y ahora, Sztajnszrajber sostiene que lo más importante es no dejarse enceguecer por las luces de lo que la actualidad, en tanto construcción de la época, define como frontera de lo importante. “La filosofía tiene la obligación de ser inactual dicho esto entre comillas, digo, no se trata de estar fuera de tiempo, sino tener una pata adentro de su época y otra pata afuera, colocarse en la frontera y poder visualizar no solo cuales son los temas que se discuten en el momento, sino por qué se discuten esos temas, quién los elige, por qué se define que algo es más importante que otra cosa. Y por otro lado hay muchas veces una necesidad de salirse de la coyuntura sobre todo porque en la medida que te colocás en el discurso filosófico te permite ver dónde se construye esa coyuntura”.
En este sentido, para Sztajnszrajber, “la filosofía es un lenguaje más, y nos vendría bárbaro darles lugar a los distintos discursos. Así como tenemos una veta economista, una veta más política, también deberíamos tener la veta filosófica que plantee otra forma de pensar”.

Sztajnszrajber en Cipolletti

Día y hora: jueves 21, a las 21.
Lugar: Complejo Cultural Cipolletti (Fernández Oro 57).
Entradas: $300 platea baja trasera y $3500 platea baja delantera.
Puntos de venta: Nikel (San Martín 526, Cipolletti), Flipper (Av. Argentina y Alberdi) y por sistema livepass.com.ar.


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