Palabras en peligro de extinción: alguien dijo… alcuza

Hay palabras que van desapareciendo como si fueran especies en peligro, se van olvidando, apenas aparecen en las charlas o los escritos y casi siempre hay que recurrir al diccionario porque hemos perdido el significado. Caminaba hace unos días entre el gentío y escuché la palabra “alcuza".

Hay palabras que van desapareciendo como si fueran especies en peligro, como si fueran huemules, como si fueran yaguaretés; se van olvidando, apenas aparecen en las charlas o los escritos y casi siempre hay que recurrir al diccionario porque hemos perdido el significado, nos suenan reconocibles como una foto vieja que sabemos que son familiares pero no identificamos quiénes son. Nos pasa eso con las palabras en peligro…
Caminaba hace unos días entre el gentío y escuché la palabra “alcuza”, inmediatamente me giré buscando a la persona que la había pronunciado; pero no pude identificarla entre el ir y venir de la gente. Y quizás haya sido una ilusión auditiva, un engaño de la memoria…aunque ya era tarde porque los engranajes del recuerdo se habían puesto a funcionar y me tiraban del cuello hacia atrás.
“Alcuza” dice su historia que viene del árabe y en España es una especie de aceitera; en nuestro país se usó básicamente para guardar alcohol de quemar. Este recipiente está dotado de un cañito largo que servía para poder introducirlo en el farol de noche y así luego encenderlo. En mi infancia siempre hubo alcuzas. Seguramente en la tuya, lector, lectora, hubo otros objetos que hoy han casi desaparecido como el candil, la pipa de alguno de tus mayores, los ruleros, el calzador y tantos más que te llevan al humo del pasado.
En mi infancia siempre hubo alcuzas. De plástico, de lata, con tapita o con un corchito que denunciaba el tiempo de uso y siempre envueltas en el inconfundible aroma de ese líquido azul que era la puerta de entrada, el anticipo del fuego o de la luz. El niño que fui las veía como una especie de lámpara de Aladino que había que frotar para traer claridad y calor a la noche campesina.
A diferencia de aquel verso de Borges referido a las cosas: “durarán más allá de nuestro olvido”; no duraron mis alcuzas, me queda solo la palabra que remonto, cual barrilete en esta tarde ventosa, mediante el hilo sutil de la memoria y en contra del olvido.


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