«Rusos», la canción humanista de Sting que viaja de la Guerra Fría a la invasión rusa a Ucrania

Incluida en su disco debut de 1985, fue escrita en un momento de máxima tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El músico se inspiró en los programas infantiles de la tevé rusa que, por casualidad, vio desde Nueva York.

Mil novecientos ochenta y tres fue un punto de quiebre definitivo para The Police. El trío formado en 1976 por el guitarrista Andy Summers, el baterista Stuart Copeland y el bajista Gordon Matthew Sumner, antes conocido como Sting, habían alcanzado ese año el éxito comercial definitivo con su quinto disco, “Synchronicity”, un trabajo lleno de hits en el que sobresalía el imbatible “Every Breath You Take”. Sin embargo, la creciente lucha interna de egos entre sus integrantes, sumado a las divergentes miradas sobre el futuro creativo de la banda llevó al grupo a la discontinuidad porque, en rigor de verdad, nunca dijeron de manera oficial que se separaban.


El último concierto de la banda, al menos en su etapa original, fue el 4 de marzo de 1984 en Australia en la última fecha de la gira del disco Synchronicity. Luego de eso, cada uno siguió su camino. Nosotros, seguiremos el que tomó Sting.
El bajista inmediatamente se puso a trabajar en su primer disco solista. Editado el 1 de junio de 1985, “The dream of the blue turtles”, reunió a un grupo de reconocidos músicos de jazz, por caso el saxofonista Branford Marsalis, el baterista Omar Hakim o el tecladista Kenny Kirkland; y junto a ellos un muy joven bajista llamado Darryl Jones, quien unos años después ingresaría a Los Rolling Stones en reemplazo de Bill Wyman. El disco incluía el hitazo “If you love somebody set them free”, además de más éxitos como “Foretress around your heart”, “We work the black seam” o “Consider me gone”. Nosotros nos quedaremos con otro de sus temas: “Russians”.


Mil novecientos ochenta y tres, además de haber sido el año del quiebre en la vida interna de los Police, fue el año en que el mundo estuvo en peligro. Fue el año más caliente de la Guerra Fría, el que, por un instante, el tristemente célebre botó rojo estuvo a punto de ser oprimido. La amenaza de una destrucción nuclear simultánea entre Estados Unidos y la Unión Soviética resumida en la sigla MAD (mutual assured destruction, que en castellano es destrucción mutua asegurada). Mad en inglés significa loco, nunca una sigla fue tan literal del estado de cosas que representaba.

Se me hizo muy evidente que los rusos no eran los autómatas que nos decían que eran”.

Sting


En lo que se consideró como el último gran momento crítico de la Guerra Fría, los rusos, por entonces bajo el breve mando de Yuri Andropov, se prepararon como nunca antes para el peor de los escenarios, convencidos de que la OTAN y sus enemigos americanos gobernados por Ronald Reagan estaban dando todos los pasos para un ataque nuclear a gran escala.

Portada de “The dream of the blue turtles”, el disco debut de Sting que contiene «Rusos».


Mientras todo esto sucedía, Sting dejaba la banda de su vida y comenzaba a darle forma a una nueva vida, ahora como solista. Entre sus inquietudes estaba, claro, la angustia y el temor a una guerra de destrucción masiva que tenía en vilo al mundo… y entretenido a los líderes políticos. Una forma de exorcizar sus miedos fue escribiendo una canción.
Si algo inquietaba a todos en aquel momento era la imposibilidad de saber qué pasaba por la cabeza –y el alma- de quienes estaban del otro lado. ¿De qué estaban hechos realmente los enemigos de uno y otro lado de la tristemente célebre Cortina de Hierro?


La versión de «Rusos» que Sting interprtó en el Festival de Viña del Mar en 2011


“Rusos” contiene numerosas referencias a los líderes soviéticos y estadounidenses, e incluso al creador de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer. La letra se refiere al clima de “histeria creciente” en Europa y Estados Unidos; a las notables diatribas pronunciadas por Ronald Reagan o Nikita Khrushchev (que en 1956 prometió “enterrar” a Occidente) y a la idea pacificadora de que los rusos, vistos como enemigos de Occidente, también amaban a sus hijos, compartiendo con el resto del mundo “la misma biología, a pesar de la ideología”. Consciente de la polémica que podía suscitar la canción, advirtió, en 1985: “No es una canción prosoviética. Es a favor de los niños”.


En una entrevista de 1994, Sting recordó cómo aquella canción en favor de los niños apareció en su mente. El bajista tenía un amigo científico que contaba con un dispositivo que les permitía captar la televisión soviética desde un satélite. Una vez decidieron ver lo que los rusos ofrecían en sus pantallas. Fue solo un día libre y apenas pudieron ver programas infantiles al aire. Para Sting fue revelador: “Yo vivía entonces en Nueva York y un amigo mío tenía un aparato que podía captar la señal del satélite ruso. Nos íbamos de copas y luego veíamos programas matutinos en la televisión rusa en mitad de la noche. Y a esa hora de la noche sólo conseguíamos la televisión rusa para niños, del estilo Plaza Sésamo. Me impresionaba el cuidado y la atención que prestaban a sus programas infantiles, donde los rusos eran muy amorosos con sus niños. Se me hizo muy evidente que los rusos no eran los autómatas que nos decían que eran”.

Sting, en 1985, durante la gira de promoción del disco.


La idea de los rusos como autómatas insensibles capaces de todo está muy bien reflejada en una película icónica estrenada ese año de 1985: “Rocky IV”. Allí, Rusia está retratada en la figura del autómata Iván Drago, personificado por el actor Dolph Lundgren, una auténtica máquina humana de matar sin remordimiento alguno.
Pero volvamos a la canción. Allí, Sting, reflexiona acerca de la condición humana de los rusos a quienes habían convertido en una especie de enemigo inhumano. Por eso expresa su deseo, o acaso su convicción, luego de haber visto aquellos programas infantiles de la tevé rusa, de que acaso los rusos también amen a sus hijos” por lo que también ellos, los rusos, tuviesen la misma preocupación como esperanza para evitar una confrontación nuclear.


Con frases como “No existe tal cosa como una guerra que se puede ganar, es una mentira que ya no nos creemos”, Sting rechaza musicalmente el punto de vista los presidentes de ambas superpotencias, tanto la del presidente estadounidense Ronald Reagan con “El señor Reagan dice os protegeremos, no comparto este punto de vista”, como la del presidente de la Unión Soviética Nikita Krushchev “El señor Krushchev dijo que los enterraremos, no comparto este punto de vista”.
La canción comienza con un fragmento del programa de noticias soviético Vremya en el que el famoso locutor de noticias soviético Igor Kirillov dice en ruso: “La primera ministra británica describió las conversaciones con el jefe de la delegación, Mijaíl Gorbachov, como un intercambio de opiniones constructivo, realista, práctico y amistoso…”, refiriéndose al encuentro de ambos en 1984. También se oyen de fondo las comunicaciones de la misión Apolo-Soyuz.

El estreno solista, tras la exitosa etapa con The Police, llevó a Sting a ser la portada de la Rolling Stone en julio del 85.


Luego vino la melodía en la suite de Serguéi Prokofiev, “Teniente Kizhé”. “Fue muy travieso por mi parte tomar un poco de música de Prokofiev para utilizarla en una canción pop, pero en ese contexto tenía sentido”, comentó Sting años después. De hecho, el músico inglés comparte el crédito de la canción con el compositor ruso fallecido en 1953.
Más de 35 años después, el mundo vuelve a poner su mirada y sus miedos sobre Rusia y su feroz invasión a Ucrania. Aquel “los enterraremos” palabras dichas por Kruchev en los 50 tiene su correlato en “Cualquiera que intente interferir con nosotros, o más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y lo llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia. Estamos listos para cualquier giro de los acontecimientos” pronunciadas por Vladimir Putin días atrás. Pero, se sabe, los rusos también aman a sus hijos.


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