Chañar, brea y más: plantas autóctonas de la Patagonia ideales para tener en tu patio
Son resistentes, florecen con fuerza y atraen polinizadores. Por qué cada vez más personas eligen especies nativas para armar jardines sostenibles.
En la Patagonia, el clima seco, el viento y las heladas suelen limitar, en algunas regiones, las opciones para quienes sueñan con tener un patio colorido y vivo. Pero las soluciones pueden estar más cerca de lo que parece: las plantas autóctonas no solo resisten el entorno, sino que también ofrecen floraciones impactantes y beneficios ecológicos.
A continuación, te presentamos tres especies nativas patagónicas que podés incorporar en tu jardín con bajo mantenimiento y alto valor paisajístico.
1. Brea (Parkinsonia praecox): floración amarilla que sorprende
Es un árbol o arbusto que explota en flores amarillas intensas antes de que broten sus hojas, generando un efecto visual impactante en el jardín. Crece hasta 9 metros, tiene ramas verdes fotosintéticas y soporta sequía, viento y suelos pobres. Además, atrae insectos polinizadores.
2. Chañar (Geoffroea decorticans): sombra, frutos y tradición
De tronco retorcido y corteza que se desprende en placas, el chañar es un árbol resistente que soporta climas extremos y suelos salinos. Su floración amarilla perfuma el entorno y sus frutos dulces se usaron históricamente para preparar arropes y dulces medicinales. Ideal para patios amplios y con sol.
3. Neneo (Mulinum spinosum): forma esférica y rústica
Aunque su aspecto espinoso puede parecer poco ornamental, el neneo forma matas redondeadas muy decorativas, que se llenan de pequeñas flores amarillas en verano. Es perfecto para bordes de jardín y funciona como barrera natural ante el viento. Casi no necesita riego.
Ventajas de elegir especies nativas
- Requieren poco riego
- Son resistentes a plagas locales
- Se adaptan naturalmente al clima y al suelo
- Favorecen la biodiversidad, atrayendo aves e insectos benéficos
Una tendencia que crece en toda la región
Cada vez más viveros y paisajistas apuestan por plantas nativas patagónicas. Son más sostenibles, requieren menos insumos y mantienen viva la identidad del paisaje local. Incorporarlas es una forma de cuidar el entorno y disfrutar de un jardín único y lleno de vida.
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