Cómo hacer que un potus crezca más frondoso y con hojas grandes

El potus es una de las plantas de interior más elegidas por su resistencia y facilidad de cuidado. Sin embargo, muchos se preguntan qué hacer para que no se vuelva una enredadera débil y con hojas pequeñas, sino una planta exuberante y llena de vida.

Con cuidados simples y constantes, el potus puede transformarse en una verdadera pieza central del hogar.

El potus (Epipremnum aureum) suele crecer como una enredadera de tallos largos y hojas pequeñas si no se lo guía correctamente. Esa apariencia deslucida puede revertirse con técnicas sencillas que estimulan la ramificación y fortalecen la planta desde la base.

Los especialistas coinciden en que, aunque se trata de una especie muy resistente, el secreto está en replicar las condiciones que tendría en su hábitat natural: buena luz, humedad, poda frecuente y soporte para trepar. De esa manera, sus hojas alcanzan un tamaño mayor y el follaje se vuelve mucho más frondoso.

Con el tiempo, un potus cuidado de este modo no solo decora, sino que también purifica el aire y aporta frescura a cualquier ambiente.


La poda que multiplica las ramas

Podar es una de las prácticas más efectivas para lograr un potus más frondoso. Al cortar las puntas de los tallos por encima de un nudo (el punto donde brota una hoja), la planta responde generando nuevas ramas laterales. Esto da como resultado un follaje más denso y compacto. Lo ideal es realizar la poda en primavera o verano, cuando la planta está en plena etapa de crecimiento.


La importancia de la luz indirecta

Aunque se adapta a espacios de poca claridad, el potus desarrolla hojas mucho más grandes y vigorosas cuando recibe varias horas de luz brillante pero indirecta. Ubicarlo cerca de una ventana orientada al este o al norte, filtrando los rayos más intensos, es clave para estimular un crecimiento saludable. En sitios muy oscuros, tiende a alargarse y a perder hojas.


Cómo sumar densidad con esquejes

Un truco muy usado por los jardineros consiste en tomar esquejes de los tallos podados y replantarlos en la misma maceta. De esta manera, se refuerza la base de la planta y se consigue un aspecto más lleno. Los esquejes enraízan fácilmente en agua y, una vez listos, se pueden incorporar alrededor de la planta madre para lograr un efecto más compacto.


El riego justo y sin excesos

El potus no necesita grandes cantidades de agua. De hecho, el exceso puede dañar sus raíces y provocar hojas amarillentas. Lo más recomendable es regar cuando la capa superior del sustrato esté seca, dejando que la maceta drene bien. Este equilibrio evita tanto la deshidratación como el encharcamiento, dos factores que afectan directamente el tamaño y la calidad de las hojas.


Fertilización en la temporada activa

Durante los meses de primavera y verano, cuando la planta crece con mayor rapidez, conviene reforzarla con un fertilizante líquido equilibrado cada cuatro a seis semanas. También se pueden usar preparados naturales, como el té de compost o extractos de algas. Esta nutrición adicional aporta minerales que se traducen en hojas más grandes y brillantes.


El rol de la humedad ambiental

El potus es originario de regiones tropicales y agradece una atmósfera húmeda. Pulverizar sus hojas con agua, agrupar varias plantas o colocar un humidificador cerca puede marcar la diferencia en la textura y el vigor del follaje. En ambientes secos, suele mostrar puntas marrones o pérdida de brillo.


Tutores y soportes para crecer hacia arriba

En la naturaleza, el potus trepa sobre troncos y superficies rugosas. En casa, este hábito se puede imitar colocándole un tutor de musgo o de fibra de coco. Al tener un soporte vertical, la planta desarrolla hojas más grandes y robustas, ya que siente que puede escalar como lo haría en su hábitat.


Una planta agradecida

Con cuidados simples y constantes, el potus puede transformarse en una verdadera pieza central del hogar. Su versatilidad lo hace ideal tanto para colgar en macetas como para acompañar un rincón luminoso con un soporte vertical.

Y aunque es capaz de sobrevivir en condiciones menos favorables, dedicarle un poco de atención se traduce en una planta más frondosa, con hojas llamativas y un aire selvático que cambia por completo la energía de cualquier espacio.


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