Rutina para bajar la ansiedad en días de mucha carga emocional

En jornadas atravesadas por el estrés, la angustia o la sobrecarga informativa, es posible aplicar una serie de ejercicios simples que ayudan a recuperar la calma.

Cuando la cabeza no para y el cuerpo lo siente, implementar una pequeña rutina de pausas puede marcar la diferencia. En contextos donde las emociones están a flor de piel —ya sea por motivos personales, laborales o por el impacto de las noticias—, practicar ciertos gestos de bienestar puede ayudar a bajar la ansiedad y a reconectar con uno mismo.

Estas recomendaciones no reemplazan el acompañamiento profesional, que siempre es fundamental ante síntomas persistentes. Pero sí pueden servir como primer auxilio emocional en momentos de tensión.


1. Respiración diafragmática

Es una de las técnicas más eficaces para reducir la activación del sistema nervioso. Consiste en respirar profundo, llenando los pulmones desde el abdomen.

Cómo hacerlo:

  • Sentate en un lugar tranquilo, con la espalda recta.
  • Inhalá por la nariz durante 4 segundos, llevando el aire al abdomen.
  • Mantené la respiración por 2 segundos.
  • Exhalá por la boca durante 6 a 8 segundos.
  • Repetí el ciclo durante 5 minutos.

Beneficios: ayuda a relajar el cuerpo, oxigenar mejor y frenar el ritmo acelerado del pensamiento.


2. Escaneo corporal consciente

El estrés tiende a alojarse en zonas del cuerpo como la mandíbula, los hombros o la espalda baja. Reconocer y relajar esas tensiones físicas es parte del proceso.

Cómo hacerlo:

  • Cerrá los ojos y recorré mentalmente tu cuerpo de pies a cabeza.
  • Prestá atención a zonas donde sientas rigidez o molestias.
  • Acompañá con respiración lenta e imaginá que, con cada exhalación, soltas tensión.
  • No hace falta cambiar nada: solo observar con amabilidad.

3. Movimiento suave o estiramiento

El movimiento, incluso leve, ayuda a liberar adrenalina acumulada, activar la circulación y recuperar la sensación de control corporal.

Ejemplos simples:

  • Estiramientos de brazos, cuello y espalda.
  • Una caminata breve, aunque sea dentro de casa.
  • Subir y bajar escaleras por unos minutos.
  • Realizar movimientos de yoga o movilidad articular suave.

Consejo: poné música instrumental o sonidos relajantes mientras lo hacés.


4. Escribir lo que sentís

Poner en palabras lo que pasa por dentro permite ordenar las emociones y sacar lo que pesa mentalmente. No es necesario escribir “bien”: alcanza con dejar fluir las ideas.

Cómo hacerlo:

  • Tomá una hoja y escribí sin filtro durante 5 a 10 minutos.
  • No te preocupes por la ortografía ni el estilo.
  • Podés guardar el texto, romperlo o releerlo después: lo importante es expresar.

5. Limitar el consumo de noticias o redes

En días de mucha carga emocional, estar constantemente expuestos a información puede aumentar la ansiedad, la confusión y el agotamiento mental.

Recomendaciones básicas:

  • Evitá la sobreexposición a pantallas durante la mañana y antes de dormir.
  • Elegí horarios específicos para informarte (por ejemplo, dos veces al día).
  • Prioritizá medios confiables y evitá el consumo automático de contenido.

6. Buscar contención si la angustia persiste

Si la ansiedad se repite con frecuencia, si sentís que te supera o si aparecen síntomas físicos intensos (dolor en el pecho, insomnio, pensamientos negativos recurrentes), es clave consultar con un profesional de la salud mental.

El acompañamiento psicológico permite entender qué está pasando, construir herramientas personalizadas y procesar lo que duele con más recursos.


Cuidarse también es pausar

La ansiedad no se “cura” con voluntad. Pero sí se puede aprender a gestionarla con pequeños hábitos, con más presencia, menos juicio y estrategias cotidianas que sumen bienestar.

En días donde lo emocional pesa más, darse un espacio para respirar, moverse o escribir es una forma real de autocuidado. Y si el malestar persiste, pedir ayuda es un acto de fortaleza, no de debilidad.


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