Este domingo, Damián Cazeneuve y el cuarteto «Confluencias» en Cipolletti

El guitarrista de cámara neuquino se presenta a las 19 en el Complejo Cultural Cipolletti, junto al cuarteto de cuerdas para interpretar a Guastavino, Piazzolla y Beethoven.

Damián Cazeneuve, guitarrista de cámara, con más de diez discos grabados y reconocimiento internacional y docente en las escuelas de música de Neuquén y Plottier, habló con RÍO NEGRO de su recorrido artístico y la presentación de este domingo, a las 19, en el Complejo Cultural Cipolletti, junto al Cuarteto de Cuerdas «Confluencias», con entrada libre y gratuita.

P: ¿Cómo resumirías tantos años de recorrido artístico?  

R: Si tuviera que sintetizar algo de lo que mi carrera me brindó, sin duda surgiría la palabra agradecimiento. Desde lo estrictamente profesional viví varios momentos en mi carrera, siempre conjugando la formación, el estudio y la enseñanza con los conciertos y la actividad artística, actividad que no sólo abarcó la música clásica, sino que también y, además, el tango, folklore y la música latinoamericana. Mis comienzos fueron en el Instituto Folklórico Argentino de la mano de Hugo Berbel, luego realicé los estudios superiores en el Conservatorio Nacional de Buenos Aires y un Postgrado en la Mozarteum Universitaet de Austria, con lo cual mi estilo personal se nutrió de varios aspectos e influencias musicales.  

P: ¿Cómo combinas el trabajo docente en las escuelas y las presentaciones como solita o en distintas agrupaciones? 

R: Combino ese trabajo de la manera más natural posible, de hecho, están íntimamente relacionadas, mis alumnos me siguen y van a escuchar a los conciertos: eso estimula en ellos las ganas de aprender y disfrutar del instrumento. Muchas veces me ven estudiando y me preguntan: ¿“Cómo? ¿Vos seguís estudiando?” ¡Siempre les contesto que nunca se deja de estudiar!  

Cuarteto de Cuerdas «Confluencias».

P: ¿Cómo te preparas para las presentaciones de Alemania y Austria? 

R: Tengo en esta oportunidad un concierto en Austria, en un teatro que conozco bien y en el que toqué varias veces: Tehater am Saumarkt (Feldkirch, Vorarlberg). Me preparo como siempre, estudiando mucho el repertorio que voy a hacer, y en esta oportunidad compartiendo escenario con dos amigas y colegas cantantes, para lo que hago arreglos para la guitarra de distintas obras. Vamos a interpretar un repertorio latinoamericano muy variado, donde tocaré obras como solista, a dúo de guitarras y con canto.  


Carlos Guastavino explica por qué le puso Jeromita Linares a la pieza musical

P: ¿Cuál será el repertorio de esta noche en el Complejo Cultural Cipolletti? 

R: Interpretaré una hermosa obra de Carlos Guastavino para cuarteto de cuerdas y guitarra, “Jeromita Linares”; el Cuarteto n° 6 op. 18, de Beethoven; y “La muerte del ángel”, de Astor Piazzolla, en arreglo de José Bragato.  Estaré junto al cuarteto “Confluencias”, conformado por jóvenes y talentosos músicos de la región, muy profesionales y dedicados. 

Encuentro con Guastavino

Damián Cazeneuve recuerda un encuentro muy especial con Carlos Guastavino, a propósito del concierto de este domingo, donde interpretará una de sus obras. Así se lo contó a RÍO NEGRO.

“Tengo un recuerdo muy lindo con Carlos Guastavino: tuve la suerte de conocerlo y compartir una tarde de té con él. Yo era un estudiante del Conservatorio Nacional de Buenos Aires, recién llegado de Neuquén, con mis 19 años y ávido de aprender y vivir plenamente todo lo que esa ciudad tenía para ofrecer, tan llena de vida y de música.
”Un profesor del Conservatorio, Carlos Vilo, quien era director de coros y ejecutaba toda la obra de Guastavino me preguntó un día si me gustaría conocerlo, por supuesto que dije que sí, era un honor conocer a tan importante compositor. Lo extraño era que Carlos Guastavino hacía unos años que vivía recluido en un diminuto departamento en el último piso de un edificio en el barrio de Belgrano, y ya no recibía visitas. Pero gracias a la invitación del maestro Vilo, quién era muy amigo de Guastavino, concurrí una tarde a su departamento.
”Guardo en mi memoria ese momento como un tesoro, conocí a una persona sumamente afable, cordial, educada y bondadosa. Casi como un niño que muestra su juguete nuevo con alegría, me enseñó el piano eléctrico que había comprado hace poco, se ponía los auriculares y de esa manera no molestaba a los vecinos… Tocó para mí unas melodías, recuerdo sus dedos largos y su mano grande moviéndose con gracia por el teclado.
”Tenía en la pequeña sala una cama sencilla, una biblioteca sobre la pared con libros de música, y en la pared contraria otra con libros de física y química, su otra pasión.
”Me habló de un guitarrista fantástico que estaba tocando sus obras, Víctor Villadangos, a quien conocí luego y con quien tomé clases de guitarra. Estaba encantado de que tocaran sus obras, es lo que lo hacía realmente feliz.
”Al momento de despedirnos bajó las escaleras y me acompañó hasta la parada del colectivo, antes de subir me enseñó a atarme los cordones a la manera inglesa, según él, con doble nudo.
Conocí al gran compositor en su faceta humana y sensible, como toda su obra, recuerdos que no voy a olvidar”.


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