Estrella y planes

Necesidad de Galuccio favorece a Weretilneck en el plano petrolero. Todo por resolverse, salvo que no se votará con los municipios.

OPINIÓN

La contingencia forma parte de su ventaja política. Y la economía petrolera podrá marcar la fuerza del gobierno de Río Negro en los próximos meses. En el proceso electoral, el oficialismo deberá trabajar porque nada garantiza igual estrella. Weretilneck tiene hasta febrero para las renovaciones petroleras. El plazo está fijado por la flamante ley de hidrocarburos. Confía en lograr su propósito y 100 millones de dólares. El escenario lo favorece: el mandamás de YPF, Miguel Galuccio, necesita un acuerdo con Río Negro para revalorizar los activos comprados a Apache. Si no lo consigue, estará en un problema: justificar el desembolso en favor de los estadounidenses por activos y concesiones que vencerán en meses. Tarde o temprano, YPF firmará con la Provincia por 50 ó 55 millones. Las otras serán más sencillas. La Legislatura no será escollo. Miguel Pichetto milita por un acuerdo para Galuccio y sus legisladores no se opondrán. Además, el vice Pedro Pesatti reabrió un carril con los referentes del PJ crítico. Recibió -con Roxana Fernández- al presidente del bloque pichettista, Alejandro Marinao, para construir pautas de convivencia. Garantizó que no habrá -por ahora- ofensiva por las presidencias de las comisiones en manos de los opositores. Además, recuperó lazos con los kirchneristas César Miguel y Susana Diéguez. ¿Estrategia parlamentaria o política? Ambas. No hay ocasión de una mirada amplia. Weretilneck está en la coyuntura. Parte de la semana ocupó en corregir un desatino inicial: avaló el año pasado a la legisladora Tania Lastra en su proyecto de convenio colectivo en la Justicia y en los últimos días quiso, pero no pudo, evitar su sanción ¿Por qué? El STJ no quería esa paritaria. El juez Ricardo Apcarian actuó sobre Weretilneck y el bloque radical. Al gobernador no le fue posible contener un proceso tan avanzado, que tenía un respaldo unánime en primera vuelta. “Lo votó hasta (Facundo) López, que había prometido -con Weretilneck- que no salía”, bufaban en el STJ. En su último recurso, el gobierno envió correcciones escritas por el STJ -que no opina, por una posible inconstitucionalidad- pero la reforma fue desechada incluso por los oficialistas. La instauración de las PASO es otro paso en falso. El mecanismo ya existe. No hay retorno. Faltan precisiones. Pero, si no hay reglamentación, el Tribunal Electoral fijará las pautas. Hay apuro en otros actores. El ministro Luis Di Giacomo se reunirá esta semana con el radicalismo después de que el presidente del bloque, Bautista Mendioroz, le elevara una nota para saber qué están haciendo. El gobierno marcha en dirección a las PASO, pero Weretilneck pidió evaluar cómo evitarlas. ¿Cómo sería? No hacer nada y someterse a la interpretación judicial. Posiblemente eso explique el esfuerzo por complacer al STJ. Nada de eso se reconoce. Weretilneck persiste en un relato en el que las PASO se darán y será candidato por un frente. Menciona una decena de partidos. Al PJ-FpV lo proyecta con cuatro listas: Pichetto, Martín Doñate, Osvaldo Nemirovsci y Ovidio Zúñiga. Pone en duda a Martín Soria. Parte del oficialismo vacila con las PASO, temerosa frente a la movilización que podría imponer el justicialismo y la consolidación de su candidato. Otros creen que esa disputa lo debilitará y por eso arengan apoyos a postulaciones ajenas. Weretilneck asegura que con esa división lograría no menos del 35%. Su narración se completa con que las PASO serán en junio o julio y las generales en octubre, con las nacionales. Sin partido nacional, ¿cómo podrá ligarse a la boleta de Sergio Massa? Responde con un antecedente radical. En el 2007 Pablo Verani anexó su boleta a la de Cristina Fernández usando un partido -el MPP de Weretilneck- para relacionar la sociedad política de Río Negro con el frente nacional. Si opta por eso, el oficialismo deberá exponer destreza electoral. Falta resolver un grave inconveniente: la orfandad de respaldo institucional en las localidades. Los jefes municipales se agremian en la oposición. Inexistente o demasiado endeble se muestra el armado con los legisladores aliados, asentado en la estructura estatal. Entre las mayores, Roca, Bariloche, Regina y Cipolletti están gobernadas por el FpV, pero mandan líderes opositores. El caso cipoleño muestra que algo falla en el diseño original. Weretilneck eligió a Abel Baratti para perpetuarse, pero el intendente se apartó del proyecto. Su liderazgo local corre peligro. Volvió sobre Julio Arriaga después de que esbozara su candidatura provincial por el Pro. El exdiputado evaluó una postulación municipal con él. No está nada resuelto. En Río Negro, el proceso electoral siempre estuvo ligado al cuadro municipal. La UCR ensayaba con elecciones locales adelantadas. El síntoma del triunfo del FpV en el 2011 apareció cuando, en junio, le arrebató Río Colorado al radicalismo. Curiosamente, los aliados centrales de Weretilneck son intendentes radicales, retribuidos con convenios y designaciones. Hoy existe una certeza: el gobernador no permitirá que los municipios voten el mismo día que la provincia. Igual, los intendentes podrán responder con sus tramas, máxime cuando el Ejecutivo deberá exponer su cronograma pronto. El resto del plan -más allá de los dichos de Weretilneck- es difuso. El obligado apartamiento de los comicios locales y el probable amesetamiento de Sergio Massa consolidan la probabilidad de que la elección general sea entre junio y julio. Si cumplen, las PASO deberían ser 90 días antes -entre marzo y abril- y la convocatoria, en diciembre o enero. Cualquier jugada se verá en semanas. Caracterizado por generar problemas, el gobierno de Weretilneck cerró una grieta interna. El fiscal de Estado, Pablo Bergonzi, y sus adjuntos se irán de ese órgano de control. Allí se gestaron fuertes objeciones a medidas gubernamentales como el convenio con Petrobras y el reajuste de pagos a las constructoras. El quiebre tuvo lugar con el tratamiento judicial adoptado por el gobernador cuando el juez Favio Igoldi resolvió ocuparse de su denuncia contra Martín Soria. El magistrado imputó a funcionarios, entre ellos Bergonzi. El fiscal ya no fue el mismo y culpó de esa desgracia a Weretilneck. Ahora, entendió que era inviable su trabajo en el gobierno y desertó de una función opositora, especialmente cuando detectó movimientos oficiales para exponerlo en relación con el cobro de honorarios y ciertas acusaciones. No quería nuevas exhibiciones negativas. Weretilneck liberó ese organismo y logró una ida deseada de quien respeta por sus acciones letales. Sabe incluso que existe un escrito en la oposición del FpV de una denuncia penal por el mecanismo retroactivo del ajuste de la obra pública. Una copia de la presentación efectuada en Chubut a una norma similar. Nada indica que el fiscal tenga algo que ver, pero Bergonzi queda exento en un trámite: no conformó el decreto ley y se remitió a su primer dictamen cuando reclamó un tratamiento parlamentario. Un foco de presión se cierra, pero el oficialismo está ocupado en la apertura de otros.

ADRIÁN PECOLLO | adrianpecollo@rionegro.com.ar


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