Europa: la crisis energética pone en jaque los objetivos de cambio climático

Los altos precios de la energía podrían demorar los planes de reducción de emisiones de la Unión Europea. Algunos países consideran subsidiar las facturas de los consumidores.

Los altísimos precios que se registraron en el mercado energético las últimas semanas, sumado al déficit de producción de los principales operadores, pone en jaque el objetivo de varios países de Europa de reducir las emisiones para evitar un mayor cambio climático.

La crisis energética amenaza con impactar de lleno en las facturas de electricidad de los consumidores incluso semanas antes de las heladas del invierno y también presiona sobre los gigantes industriales. Acorde a los registros, los precios del gas natural y la energía están subiendo a máximos históricos en la región.

El aumento de la demanda se produce en simultáneo con las limitadas importaciones de gas desde Noruega y Rusia. Una situación que generó que varios países de la Unión Europea acusaran a los rusos de manipular los suministros.

Al mismo tiempo, la estrategia de la Unión Europea para acelerar los recortes de emisiones en todos los sectores, desde el transporte hasta la manufactura y la agricultura, impulsó la demanda de permisos de carbono, y los precios se duplicaron en los últimos dos años hasta alcanzar nuevos récords.

La Unión Europea quiere liderar la lucha mundial contra el cambio climático, dando ejemplo a otros grandes emisores como Estados Unidos y China. Su objetivo general en la estrategia Green Deal es alcanzar emisiones netas cero para 2050.

El paquete verde presentado en julio tiene como objetivo alinear la economía con un objetivo vinculante más estricto para 2030 de reducir las emisiones en, al menos, un 55% con respecto a los niveles de 1990.

Para los países de menores ingresos de Europa, así como para las industrias de uso intensivo de energía del continente, el impacto de cualquier transición será significativo y la UE estará bajo presión para ayudar a amortiguar el golpe del actual salto de precios.

A medida que avanzan las conversaciones políticas, España y Países Bajos tomaron medidas para aliviar el impacto inmediato de la crisis energética y evitar reacciones en contra las políticas de reducción de emisiones de carbono.

Los Países Bajos modificaron el presupuesto del país para incluir 500 millones de euros en subsidios para reducir los costos de energía para las empresas y los hogares. España aplicará un impuesto sobre las ganancias inesperadas a los servicios públicos y limitará las facturas de energía de los consumidores, una medida que, según los críticos, podría limitar la inversión en energías renovables.


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