Feminismo, género y poder: el teatro, según Alba Burgos

Enseña, escribe, dirige, actúa, divulga... Relacionada con el teatro por donde se la mire, cuenta, en esta entrevista con “Río Negro”, cómo sus obras le hablan a su tiempo sin hacer bandera.

Alba Burgos nació en Córdoba. Allí se formó como docente de Letras y se especializó en literatura latinoamericana, también dramaturga, directora teatral y actriz de teatro. Hace poco más de diez que se vino a vivir al Valle en busca de mejores oportunidades y dejó atrás aquella metrópolis que asomaba esquiva. Desde que se instaló en la región, no paró de generar proyectos y su trayectoria empieza a dejar marcas en la Patagonia.

Reconoce que partir de Córdoba “no fue ni es fácil”, pero la inserción en el Alto Valle fue inmediata. “Acá me puse a trabajar rapidísimo en las escuelas y al tiempo me sumé a un proyecto de investigación sobre teatro en la Universidad del Comahue”, recuerda. “Como a mí me gusta la tragedia griega era una buena forma de conocer gente”, se dijo.

Así fue que se incluyó en las Jornadas de Dramaturgias de la Norpatagonia, que conducía la profesora Margarita Garrido. “Desde entonces, no paramos más, me tocó trabajar con una excelente maestra”, dice Alba de Margarita, con quien, además, llevó adelante el ciclo “Voces en escena”, mediante el que representaron un gran número de obras locales y las emitieron por Radio CALF-Universidad. “Interpretamos en voces las obras de acá. Era una forma distinta de hacer teatro, algo mini, y después el autor comentaba y se generaba un material muy rico”, aseguró.

“El teatro es político, pero si metaforizo y voy más allá despierto la memoria y no hace falta la bandera, porque surge solo”.

Alba Burgos

A raíz de esto se fundó el Centro de Estudios de las Dramaturgia(s) de la Norpatagonia (Cedram), un organismo de investigación creado por la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue que y que actualmente se encuentra bajo la dirección de Alba. “En ese entonces se decía que en Neuquén no había dramaturgos, salvo [Alejandro] Finzi. Así que empezamos a investigar. En el primer año recopilamos 50 obras”, precisa.

Además de docente en la carrera de Letras de la UNC, Alba es profesora de historia y teatro en la Escuela de Bellas Artes de Neuquén y de literatura en un instituto privado de Roca. Tiene tres libros publicados sobre narrativa y expectación: “Narrativas espectatoriales en la Norpatagonia”, “Medea las otras o Iesis en la Norpatagonia” y “Teatro en el barro”. Este último cuenta la experiencia con la maestra colombiana Beatriz Camargo, sobre la dramaturgia de la obra “La Flor de Amate-Cun”.

Alba, nacida en Córdoba, con poco más de una década en el Valle.

Mujeres y debate de género

Por estos días Alba Burgos se encuentra trabajando en dos obras: “Medea, las otras” y “Lucy”, dos puestas en escena que están girando por el Alto Valle y que problematizan temas actuales con perspectiva histórica.

“Medea, las otras” es una obra de su autoría basada en la tragedia de Eurípides y dirigida por Pablo Comes. Plantea la discusión sobre el rol de la mujer, la otredad y pone en cuestión a la representación de ellas como “un botín de guerra o como un objeto para tener hijos”, graficó.

“Con un discurso fragmentario, en apariencia, pero que por dentro tiene una estructura fuerte, con mucho tiempo de investigación. Trabajamos en el cuerpo la relación del teatro de texto con el teatro corporal y de objetos, la obra sigue en proceso, es un texto muy difícil”, cuenta.

Pese a que esta tragedia griega “es muy tomada por el feminismo”, y Alba se define “feminista y con estudios sobre género”, reconoce que no buscó “usar la obra como panfleto”.

“‘Medea’ aporta desde la voz y el cuerpo, me obligó a repensarme y a profundizar desde mi memoria, y es imposible que los sentidos no hagan surgir la memoria. No es una obra en la que me digo ‘voy a hablar de feminismo’, sino que es desde lo teatral, lo que ve el espectador depende de la memoria de él”, esbozó. Sin embargo, “surgen cosas interesantes que sensibilizan con el tema de los hijos, el aborto, y nosotros desde el grupo adherimos a la libertad de elección”, se posicionó.

La otra pieza que ocupa sus días es “Lucy”, con textos de Luciano Nuñez y dirigida por ella. Cuestiona la binariedad del género, en el que para elegir hay que renunciar, explicó. “Siempre al filo de la violencia y el maltrato, repensando y usando una máscara para proteger, y todo al borde de la muerte”, sugiere.

“No es una obra con la ideología como bandera, pero plantea la crisis que se genera cuando uno se corre del lugar”, reveló sobre este trabajo que es abordado desde el transformismo.

“La humanidad está realizando pasajes en forma permanente ¿De la vida a la vida?”, se pregunta el autor, y con mucho poder expresa: “un vestido podría transformarse en una investidura, una comida en un acto sagrado, una espera en la desesperanza que podría ser el paso, la metáfora de la vida muerte”.

En ambas obras se pone de manifiesto “el paradigma de la misoginia y del patriarcado”. Allí donde se evidencia la violencia en términos de poder. “El teatro es político, es imposible que el teatro, que es un convivio no sea político, pero si metaforizo y voy más allá, despierto la memoria y no hace falta la bandera, porque surge solo”, aclaró y finalizó: “Cuestionamos nuestros lugares de mujeres desde el poder entre géneros”.

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“El teatro es político, pero si metaforizo y voy más allá despierto la memoria y no hace falta la bandera, porque surge solo”.

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