Flexibilidad pandémica

Es indudable que la pandemia nos ha impuesto nuevas condiciones de vida. Permanecer encerrados en nuestras casas, salir en horarios fijados por terceros, dejar de trabajar, distanciarnos de nuestros vecinos, no visitar familiares o amigos, el uso obligatorio de barbijo, son algunas de las situaciones a que nos vemos obligados como consecuencia de decisiones impuestas por las autoridades con el propósito de privilegiar la salud por sobre otras consideraciones.

Lo cierto es que esas medidas extremas han dado un resultado positivo desde lo sanitario que posibilita una flexibilización mediante la cual se puedan atender las necesidades económicas de la población. Y esa flexibilidad se va disponiendo a través de resoluciones administrativas cuyos alcances no siempre resultan de fácil comprensión, requiriendo de alguna explicación complementaria para poderlas entender.

Por caso la Resolución N° 843/20 de la Municipalidad de Cipolletti, que reglamenta el funcionamiento de las actividades a partir del 25 del corriente fijando horarios diferenciados para atención al público en base a criterios bastante dudosos; así establece para negocios de peluquerías, indumentarias, pinturería, papeleras, bazar, imprentas, librerías, fotocopiadoras y repuestos de automotores de 15 a 19 horas, exclusivamente por la tarde; es decir todas actividades necesarias para la ciudad, lo que justificaría un horario más amplio que el establecido.

En cambio el punto 24 dispone: “Iglesias/templos/lugares de culto; martes, jueves y sábado de 9 a 13 y de 15 a 19. Se exceptúa por el momento domingo y las reuniones religiosas de no más de 6 (seis) personas a los fines de preparar sus actividades”.

Es decir que quien quiera cortarse el pelo o comprar una sartén tiene 4 horas para hacerlo y solo durante la tarde. En cambio para quien quiera rezar o confesarse el templo está disponible 8 horas, en horario partido, 4 a la mañana y 4 a la tarde.

No se trata de hacer comparaciones entre una necesidad espiritual como la oración, que se puede celebrar solo y en propia casa, con la necesidad estética de un prosaico corte de pelo que requiere del funcionamiento de la peluquería.

Sin perjuicio de tan evidente desigualdad, esta autorización para reunirse seis personas en el templo podría ser una motivación para que los concejales, que también son seis, se reúnan en el local del Concejo Deliberante debatiendo y proponiendo acciones frente a una pandemia cuyos efectos serán -a no dudar- de desastrosas consecuencias para la ciudad de Cipolletti.

Carlos Segovia

DNI 7.304.065

Roca


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