Las orcas salen a cazar: imágenes impactantes de un fenómeno único en el mundo, en Península Valdés

Se llama varamiento intencional de orcas. La temporada de orcas en la comarca de Península Valdés, sobre el noreste del Chubut, comenzará el 16 de marzo con diferentes actividades. El fotógrafo Andrés Bonetti hace un recorrido por más de 30 años de imágenes de un "tesoro de la naturaleza".

Su primera foto de orcas está viva en la memoria, no necesita buscar el dato en su cabeza, está ahí, al alcance del relato. El fotógrafo Andrés Bonetti recuerda: “Fue el 14 de marzo de 1992, llegué a Punta Norte, el guardafauna era Héctor Montero. La marea no estaba alta, me dijo que era mejor ir a otro lugar en el que a veces las orcas capturaban. Llegamos a Ensenada Medina, un lugar hermoso al que ya no se puede ir. No pasó ni media hora y llegaron Mel y dos orcas más, Nadia y Sparky -antes tenían otros nombres, ahora los cambiaron-«. Sparky se acercó a la costa, arrastró su cuerpo en la playa y capturó un lobo marino y en ese momento Andrés gatilló su cámara. En Península Valdés la temporada de orcas está en marcha.

Por estos días, fotógrafos, documentalistas, científicos y turistas de todo el mundo hacen una larga vigilia en Península Valdés para ver y retratar este fenómeno único en el mundo: el varamiento intencional de orcas. Andres Bonetti, es uno de los que más años tiene recorridos en el registro de esta actividad. Su banco de imágenes es tan inmenso como interesante. Hay mucha variedad y mientras recuerda la importancia de cada momento, nos lleva a vivir el momento en fotos.

El varamiento intencional es un ritual de alimentación que consiste en encallar el cuerpo de forma deliberada en la playa. Fotos: Andrés Bonetti.

Varamiento intencional de orcas


Andrés explica que el varamiento es un ritual de alimentación que consiste en encallar el cuerpo de forma deliberada en la playa. Vienen barrenando las olas, si hay algo de rompiente, o nadan por debajo del agua y llegan a la playa en el momento justo para cazar lobos o elefantes marinos. Es una de las conductas predatorias más impresionantes de la vida salvaje», argumenta sin dudar.

Está reconocido por naturalistas y científicos como una conducta única en el planeta. «Para hacer fotos, hay que conocer el movimiento de la orca, no ves nada hasta que divisas la punta de una aleta que se acerca a la costa. Hay que tener en cuenta el tema del clima, el viento. Con viento no se arriesgan porque pueden no volver al mar. Por eso, las esperas son tan largas, y la dificultad que propone el ritual hace que la imagen lograda sea un tesoro fotográfico», argumenta sin dudar.

Explica que de las 20 orcas que andan en Península Valdés, sólo 6 o 7 son las cazadoras. La espera que se hace dura muchos días o un mes. En estos más de 30 años que las retrata, llegó a estar hasta 40 días. Una temporada esperó 30 días y no logró hacer ni una foto. Confía que hoy todo es un poco más fácil, porque algunas cosas se pueden prever con anticipación al analizar el clima y demás factores.

A diferencia de otras orcas del mundo, las de Península Valdés, son orcas silenciosas. Fotos: Andrés Bonetti.

Las orcas de Valdés son cazadoras silenciosas

A diferencia de otras orcas del mundo, las de Península Valdés, son orcas silenciosas. No hacen ningún sonido antes de cazar a la presa. Si lo hicieran, los lobos y elefantes marinos que tienen una muy buena audición se darían cuanta que están cerca.

Cuando la capturan, ahí si hace vocalizaciones audibles. Fotos: Andrés Bonetti.

«No hacen sonidos, apenas un chasquido, pero cuando la capturan, ahí si hace vocalizaciones audibles y junta al resto de las orcas para compartir el alimento», cuenta el fotógrafo.


Once orcas en Punta Norte


«Eran una o dos familias de orcas y las madres les enseñaban a las crías a varar en la costa», dice Bonetti y explica cómo se transmite esta técnica que desarrollan para poder cazar para alimentarse.

Fotos: Andrés Bonetti.

«La técnica es muy difícil y riesgosa, pueden quedar varadas por un tiempo prolongado y también morir. A veces se pasan y no pueden volver, las madres ayudan pero si no calculan el oleaje, y otros factores, no podrán volver al agua».

Una vez en el 2006 tuvo la suerte de estar presente en ese momento de instrucción. «Por lo general a las crías se les enseña desde muy temprana edad. Generalmente son las madres y las abuelas, las hembras más viejas, las más experimentadas. Esto hace que sean las principales responsables de mostrarles las estrategias para la posterior captura de lobos«, relata.

Una vez en el 2006 y tuvo la suerte de estar presente en el momento que las orcas les enseñan a varar a las crías. Fotos: Andrés Bonetti.

Juegan con la presa


Una vez que capturan estos lobos que pesan unos 20, o 30 kilos, los llevan al mar. Se alejan a 100, 200 metros de la costa y empiezan a jugar entre varios, dándole golpes con la aleta caudal, que en las orcas está dotada de poderosos músculos.

Fotos: Andrés Bonetti.

«Les pegan y vuelan en el aire a varios metros de distancia. Es una actitud que tienen con las crías de lobos marinos después de la captura», cuenta Bonetti.


El día de las orcas en honor a Mel


«El día provincial de la orca, en Puerto Madryn se celebra el 16 de marzo porque hace 13 años, ese día, fue el último registro del avistamiento del ejemplar Mel», recuerda Andrés con un tono de cariño.

Mel, la orca macho más emblemática. Fotos: Andrés Bonetti.

Era un macho, que primero se llamó Melani y después vieron que era macho y le quedó Mel, que es uno de los más emblemáticos en Punta Norte, Península Valdés. En la foto que Andrés le tomó, está capturando un lobo, muy afuera.


Captura de elefantes marinos


Es muy difícil verlo a esa distancia, por lo general la caza elefantes marinos en Península Valdés y en Punta Norte la mayoría son lobos. Es difícil que el elefante marino se mueva, vaya a la rompiente.

Bonetti fotografió una de estas capturas, «era un sub-adulto que estaba muy cerca del agua y la orca se lo llevó. La diferencia es que a la orca le cuesta muchísimo, le da pelea, de hecho tiene lastimada abajo de la boca y aún así lo muerde, lo captura y lo lleva adentro», cuenta.

Captura de un elefante marino. Fotos: Andrés Bonetti.

Es muy difícil moverlo por el tamaño que tiene y una de las cosas que suele suceder es que por el tamaño, comen la presa y desaparecen por unos días porque saciaron su apetito.

En este caso, se ve el movimiento, aparece el lamparon de sangre pero no hace movimientos como con los lobos. Directamente lo comen. «Estuve en muchos momentos que casi hubo captura, pero esta creo que fue la única foto que pude retratar el momento».

Fotos: Andrés Bonetti.

Andrés Bonetti cree que esa primera foto, la de imagen de Sparky tal vez no es fue su mejor de varamientos, pero sí es una foto espectacular porque recorrió el mundo. Para él tiene un significado especial porque es la que hizo que «me decida dedicarme a hacer fotos de la naturaleza y buscar la manera de vivir de esto».

A esa foto, en el 1994, en el hotel plaza de Buenos Aires se la regalaron al presidente de la Nación, también en todos estos años, algunas de sus imágenes fueron entregadas como regalos institucionales a reyes y cuando vino Lady Di se llevó una foto de las ballenas de la Patagonia.

Fotos: Andrés Bonetti.

Así arrancó una carrera que transitó de la mano de muchos animales y paisajes. Primero hacía cuadros, luego comenzó a publicarlas en libros. Ahora trabaja en el número 13 que es su proyecto nuevo.

Andrés Bonetti comparte su trabajo en las redes: Página: www.andresbonetti.com.ar.

Instagram: www.instagram.com/andres.bonetti/


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