Hay 19 pedidos de cambio de apellido al año en Roca

El caso del hijo de una víctima de femicidio en Roca, que pidió suprimir el apellido paterno, reveló que es cada vez más común, por distintos motivos que subyacen en sus historias de vida. En los juzgados de Familia de Roca hubo 77 pedidos desde el 2015.

Múltiples historias rodean la construcción de la identidad, historias que marcan y que llevan en muchos casos a cambiarla por diversos motivos, desde los más simples a los más complejos. El apellido es un legado familiar simbólico, que como toda herencia, debe ser aceptado. Hay historias familiares y sobre todo vivencias traumáticas que llevan al rechazo de ese “designio” o rótulo parental.


Por definición, el apellido es “el nombre que sigue al nombre de pila de una persona y que se transmite de padres a hijos”, pero en la práctica cotidiana de una persona significa mucho más. Habla de una familia, una historia, un origen y hasta una forma de ser. La vida en sociedad lleva a crear cargas simbólicas alrededor de esos “nombres propios”.


“Yo soy…”, debiera ser una elección y debe poder decirse públicamente, fuerte y claro. La no aceptación está permitida por Ley y hoy las personas pueden cambiar su nombre o apellido mediante un trámite judicial “si existen justos motivos a criterio del juez”.


Hace pocos días, hubo un caso inédito en los juzgados de Roca que sentó un precedente a nivel provincial: un adolescente de 18 años se presentó en tribunales porque quería sacarse el apellido de su padre, condenado a prisión perpetua por matar a su madre, en Roca.


“Tuve muchos caso, pero no con este tipo de gravedad”, analizó la defensora Streidenberger, quien fue la encargada de llevar adelante la demanda, que terminó autorizando la jueza Ana Tormena con su fallo.
Según informaron desde el Ministerio Público de la Defensa, la historia comenzó cuando el chico tenía un año y su madre murió producto de la violencia de género desatada por este hombre, su padre, quien fue condenado a la pena de prisión perpetua por “homicidio agravado por el vínculo”. Ahora, el joven solicitó a través de la Defensa Pública la supresión del apellido paterno y uno de sus nombres, que es el alias de su padre biológico.


La Jueza de Familia explicó que “desde la perspectiva de género, resulta ineludible afirmar que el joven resultó también víctima de la gravísima situación de violencia familiar en la que sus progenitores estuvieron inmersos y que puso fin a la vida de su madre. Esto impactó de lleno en su propia construcción personal afectando directamente su identidad”.


En Roca, no se han visto solicitudes similares en otros casos de femicidio. Sí se ha visto, y se ha fallado al respecto, muchos casos de hijas o hijos víctimas directas de violencia o abuso sexual por parte de sus padres. Hay varias sentencias al respecto de esas causas.


La reforma del Código Civil hace cuatro años amplió el derecho a cambiar el nombre o apellido priorizando el valor de la identidad. Además, permite incorporar el seudónimo al nombre cuando sea de uso público y habitual.
En los Juzgados de Familia de Roca, desde agosto de 2015 –año en el que entró en vigencia del nuevo Código Civil– hasta la fecha, hubo alrededor de 77 pedidos por “cambio de nombre” (y/o apellido), expedientes que se abrieron de los cuales algunos ya tuvieron su sentencia. Son 34 expedientes en el juzgado 11 de Andrea Tormena y 43 en el juzgado 16 de la magistrada Moira Revsin.


“Es algo asiduo”, calificó por su parte Streidenberger del Ministerio Público de la Defensa, haciendo alusión a este tipo de demandas. En 1996 fue cuando se inició el primer trámite por un cambio de nombre en esta circunscripción judicial (2°), según comentó la defensora.


Desde el cambio de Código Civil, el derecho a cambiar el nombre se amplió, por lo que en tan sólo cuatro años se registraron 77 pedidos sólo en Roca, es decir, un promedio de 19 demandas por año.


Los motivos más comunes por los que se solicitan cambios de nombre son por casos de violencia, abuso o abandono de padre desde el nacimiento o en la niñez. Si bien estos casos que afectan y traumatizan a las personas son los más frecuentes en los cambios de nombre, hay otras tantas variadas y particulares razones.


Desde inscripciones mal hechas, como un hombre al que le pusieron por error nombre de mujer en la Línea Sur hace muchos años, hasta nombres o apellidos que resultan burlescos o simplemente personas que desde la niñez utilizan por gusto otro nombre del que figura en la partida y piden que se les reconozca esa identidad.


En Roca, desde el Ministerio Público de la Defensa consignaron cuatro casos en el último tiempo. Los cambios se autorizaron en un caso por tener un apellido “vergonzante”, por abandono del progenitor.
En otro caso un menor acompañado de su papá pidió que se le quite el apellido materno y en otro, una joven que estaba a punto de recibirse solicitó el cambio para que el apellido del padre, a quien nunca conoció, no aparezca en el diploma.

La historia de Melina, un caso al revés

En la mayoría de los casos que llegan a la Justicia, son los hijos los que deciden “suprimir” –a través del apellido– un vínculo parental que quieren borrar de su vida y los papeles.


Pero hay casos a la inversa, como el de Melina, una joven que tenía sólo el apellido materno, y a sus 30 años, decidió empezar a llevar también en su documento, el apellido paterno.
“Hace un par de meses, la reconstrucción de mi identidad empezó a tomar sentido desde lo que faltaba en los papeles”, explicó.


“ Me hacían ruido los huecos, las líneas punteadas sin completar en mi acta de nacimiento. El proceso de reencontrarme con mi papá biológico no es nuevo. Hoy saco la cuenta, y ya lleva 16 años; desde que tenía 14 que lo intento. Pero antes, no había podido verlo así. Soy cristiana y desde la fe vengo recorriendo esta búsqueda de una manera nueva, que me completa, me restaura. No fue fácil hablarlo con mi familia “de siempre”, remover esas heridas del pasado”, explica Melina que desde mediados de junio ya tiene los dos apellidos.

“Hubo charlas largas, y de muchas lágrimas, pero eso nos acercó. Y me apoyaron. Me enseñaron que el amor va más allá. Hoy, hablar de tener mis dos apellidos significa para mí verme como un todo, como un 100%, que representa mi origen más primario y la vida compartida

Melina


“Hubo charlas largas, y de muchas lágrimas, pero eso nos acercó. Y me apoyaron. Me enseñaron que el amor va más allá. Hoy, hablar de tener mis dos apellidos significa para mí verme como un todo, como un 100%, que representa mi origen más primario y la vida compartida que hoy sí puedo disfrutar. El 50% sin querer, recordaba los años de ausencia. Hoy soy esta otra, que está sanando”, concluyó en su testimonio.

¿El trámite cómo se hace?


• No es necesario tener mayoría de edad. Si es menor, puede venir con madre, padre o tutor. Si el interesado es mayor de edad no necesita consentimiento.
• Se puede realizar con abogado particular en el juzgado de familia o de lo contrario se puede presentar la demanda a través del ministerio público de la defensa.
Luego, el expediente se abre en Juzgado de Familia y se resuelve. Si se autoriza, el juzgado pide la modificación en el Registro Civil.
• Si se aprueba la modificación, es obligatorio –en los mayores de edad– publicar edictos para el conocimiento público del cambio de nombre para informar a la comunidad y que la nueva identidad sea oponible. “Se entiende que con su nombre original ha firmado contratos, contratado servicios, incluso se ha casado o ha dado el apellido a sus hijos. Cuando se trata de un niño no se publican edictos, porque se entiende que no ha tenido actividad en la vida civil que lo haya convertido en una persona públicamente conocida con su nombre original.
•No necesitan intervención judicial las personas que se quieran cambiar el nombre por identidad de género, quienes hayan sido víctimas de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión de la identidad.

Cuatro historias detrás de los fallos

1

Fue víctima de violencia por parte de su papá y se sacó el apellido (diciembre de 2018)

Una mujer pidió que le saquen el apellido paterno a su hija porque durante su infancia fue víctima de diversas situaciones de maltrato y agresiones por parte del padre, hecho que la afectó. Por esta razón, la chica quiere ser conocida en su vida social por el apellido materno. A partir de ciertos hechos ocurridos, se lo denunció y el hombre fue condenado a 15 años de prisión.

2

Cambiaron nombre y apellido de dos nenas cuando se logró la adopción plena (mayo de 2018)

Luego de que se diera la adopción plena de dos niñas a una familia, el otorgamiento de esta adopción desplazó la maternidad y la paternidad de otros sujetos, por lo que se ordenó modificar los apellidos de ambas y se cambiaron además los segundos nombres de las dos.

3

El abuelo le puso el nombre sin el consentimiento de la madre, menor de edad (abril de 2018)

Una mujer pidió el cambio de prenombre de su hijo adolescente, al sostener que el niño nunca utilizó ni se sintió identificado con los nombres que figuran en su documentación personal, de hecho cuando lo llaman así se pone a llorar. Los nombres con los cuales fue inscripto no habían sido elegidos por sus padres sino por su abuelo materno, quien lo inscribió en el Registro Civil cuando nació, siendo su mamá menor de edad en aquel momento. Para la jueza, acá no sólo apareció el derecho del niño a tener un nombre que refleje su personalidad autoconcebida sino también el derecho de sus progenitores de ser ellos los titulares del derecho a elegir el nombre del hijo.

4

La conocen con otro nombre desde que tiene cinco años (noviembre de 2016)

Una mujer de Roca pidió agregar a su partida de nacimiento el nombre con el que se identifica desde la niñez, antepuesto al nombre original, y la jueza se lo concedió. La interesada demostró que desde los 5 años la conocen con el nombre “P”, que no figura en su partida de nacimiento ni en sus documentos, y sostuvo que esa situación es “muy confusa y angustiosa para su proceder diario”, pues debe usar su nombre de inscripción registral para ciertos trámites, pero el resto de su vida de relación con “familiares, amistades, compañeros de trabajo y con quienes tiene trato personal desde hace muchos años” se desenvuelve con el nombre de P.

Infancias trans

“Este año ya hubo 6 cambios registrales en infancias trans”, indicó Georgina Colicheo, referente de la Asociación de Trans y Trabajadorxs Sexuales (ATTS) de Roca, un dato que llama la atención.


“Esto demuestra que hay un cambio, una aceptación y un respeto a la ley”, analizó. En el caso de las personas trans en general, hubo 58 cambios de nombre en Roca desde 2012 a 2019, en siete años. A nivel provincial, hubo 180 pedidos en Registro Civil en el mismo período.


Es que un cambio en la identidad de género de la persona es motivo suficiente para el cambio de nombre y no requiere intervención judicial, según se indica en el nuevo Código Civil.
La Ley N° 26.743 del año 2012 de Identidad de Género, flexibilizó aún más aquel “principio de inmutabilidad del nombre” establecido aún por el código.
Los cambios registrales en estos casos se tramitan directamente en el Registro Civil.
“Allí ,con la vieja partida de nacimiento y una estampilla de 150 pesos se hace el planteo ante el juez y se llena una planilla con la nueva identidad. Esto se envía a Viedma y vuelve a los 15 días ya rectificada. Ahí se empieza el trámite de documento”, comentó Colicheo.
En el caso de los menores de edad, que no cuenten con el consentimiento de alguno de sus padres para cambiar su identidad (de género), pueden presentarse en tribunales y solicitar el cambio registral.
La referente trans comentó que este trámite “venía tardando bastante pero se ve que con los años se está agilizando”.


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