Hubo festejo europeo en Dina Huapi
Por la 37º fiesta de las colectividades pasaron unas 15.000 personas que disfrutaron de comidas y la música típica.
La segunda festividad con más tradición en Bariloche se despidió hasta el próximo año. Alrededor de 6.200 personas llegaron hasta el predio que posee el Club Danés en Dina Huapi, donde las 12 colectividades europeas armaron sus stands para ofrecer platos típicos de cada región de Europa.
Pero el traspaso de costumbres no es algo que solamente contempla a las familias cuyos ancestros se lanzaron a cruzar el Atlántico a mediados del siglo pasado. La permanencia durante 37 años consecutivos hizo de esta festividad una oportunidad para que los barilochenses hicieran propio todo ese folclore.
“Hemos logrado el concepto de los antiguos pueblos que se reunían para mantener sus costumbres”, aseguró la presidenta de la comisión directiva, Cecilia Rapar, quien recordó los inicios de la festividad que nació como un homenaje hacia la ciudad que cobijó a tantos inmigrantes.
Los organizadores estimaron que durante los cuatro días de festejos unas 15.000 personas llegaron hasta el predio que se eligió hace siete años con la intención de fortalecer la participación de las familias.
Actualmente es común ver a grupos completos llegando con reposeras y bolsos para pasar la tarde en un parque que tiene como principal atractivo el escenario principal. Allí cada colectividad representa sus danzas típicas y no es difícil observar, con el correr de los años, cómo algunos bailarines terminan compartiendo ese espacio con sus hijos.
Rapar detalló que la organización reúne a unas 900 personas entre bailarines y colaboradores, y no descartó la inclusión de nuevas representaciones. La última en sumarse fue la colectividad portuguesa y ya se espera por los celtas.
“Es un esfuerzo muy grande de cada colectividad”, remarcó sobre los cuatro días que dura el encuentro, que significan unos ocho meses de preparativos.
Raíces
“Ayer encontré a mi abuela”, dice sonriendo Mónica Marcos mientras espera a ser atendida en una de la Dirección Nacional de Migraciones. Allí cientos de personas pudieron tener más precisiones sobre su pasado familiar.
Débora Esporas fue la encargada de coordinar la oficina móvil. Quienes tuvieron más suerte se llevaron un “Certificado de arribo a América”, con información sobre procedencia, ocupación e incluso el buque en el que arribó un antepasado. La base de datos del Museo del Inmigrante sirvió para que Mónica supiera que su abuela llegó en 1924 desde Austria y que era cocinera, una pasión que buscará transmitir a su hija.
“Hay gente que no me figura debido a la gran cantidad de inmigrantes”, dijo Débora Esporas sobre el interés por el registro de Migraciones.
El dato
Datos
- “Hay gente que no me figura debido a la gran cantidad de inmigrantes”, dijo Débora Esporas sobre el interés por el registro de Migraciones.
- 900
- Personas participaron de la Fiesta de las Colectividades Europeas. Se financian con la venta de platos típicos.
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