Jardín: ¿Te animás con los bonsái y kokedamas?

Artes milenarios pero no tan complejos como uno puede imaginar. Hoy, el especialista de Catriel, Marcelo Balderrama, explica en qué consiste cada una de estas técnicas y qué cuidados se requieren.

Al observar un bonsái , la mente se transporta a un mundo mágico y pequeño, por la inmensa naturaleza puesta en miniatura, casi del tamaño de la mano. Hasta se respira el olor propio de las hojas verdes y la madera de sus troncos diminutos. El arte de lo inmensurable reducido a unos pocos centímetros. Sólo falta el bullicio de los pájaros en la copa del árbol, y los rayos del sol jugando a las escondidas entre las ramas…


Hace 6 años que las plantas le marcaron un camino a Marcelo Balderrama -oriundo de Catriel- dándole una oportunidad de sustento. Abriendo muchas puertas, también encontró la calma y su hobbie.

Marcelo y su familia, en el vivero


Es que, tras sufrir un accidente, Marcelo debió dejar su profesión de rescatista y guardavidas. Con el compromiso que implica mantener una familia (su esposa Bárbara Martínez, y dos hijos: Benjamín de 9 y Ciro de 7 años), empezó a vender plantas.
Decidido, realizó cursos, estudió, y se preparó para meterse de elleno en el arte milenario del bonsái. Ya lleva cuatro años dedicpandose a esas pequeñas maravillas. También realiza Kokedamas.
Kokedama significa bola de musgo, y es una técnica creada por los japoneses para intentar recrear el hábitat natural de las plantas mediante una maceta viva que permite llevar un poco de naturaleza a hogares y jardines de forma ecológica y decorativa.


Con esos dos saberes poco comunes en la región, Marcelo abrió su vivero, Katriel, registrado como artesano de kokedamas y bonsái en diversas ferias regionales e internacionales.
“Las plantas llegaron a mí en un momento muy difícil de mi vida”, cuenta el artesano a Río Negro.
“Participé de muchos cursos para aprender sobre ellas. Así llegué al mundo de las Kokedamas, un arte japonés aplicado a plantas de interior, en una maceta orgánica de musgo – aprovechando el beneficio de mantener más tiempo húmeda la tierra- además de apreciar la belleza”, explica el experto. “También me especialicé en bonsái que significa cultivar en bandeja o maceta de pequeño tamaño”.
Los beneficios del musgo que se utilizan en los kokedamas son que “ absorbe el agua manteniendo por más tiempo el sustrato y nos indica cuándo debemos regar – por inmersión- cada vez que el musgo se seca. Tenemos una planta totalmente ecológica sin maceta y estéticamente mejorada”, aclara el especialista.

Un poco de historia


Aunque la palabra ‘Bon-sai’ es japonesa, el arte tiene su origen en el imperio chino, que unos 700 años A.C. habían empezado el arte de ‘pun-sai’ utilizando técnicas especiales para cultivar árboles enanos en cuencos. La técnica era empleada solo por la alta sociedad de china, y se obsequiaba como regalo de lujo.
Existen varios estilos:semibosques, llamadori, escoba (Hokidachi), vertical formal (Chokkan) , informal (Moyogi), inclinado (Shakan), cascada (Kengai), semi-cascada (Han-kengai), literati (Bunjingi), y barrido por el viento (Fukinagashi), entre los más destacados.
“El cuidado del bonsái no es muy diferente a otras plantas. Primero se debe identificar el árbol y una vez que se elija hay que destinar la ubicación. El bonsái siempre tiene que estar en el exterior, si el árbol elegido es susceptible a las heladas, se deberá proteger de las bajas temperaturas. Se recomienda iniciar con árboles autóctonos, ya que sus cuidados son mínimos y adaptables al clima”, especifica el artesano.


Luego el paso importante es “el riego”. Regar de manera abundante y suave hasta que salga el agua por los orificios de drenajes de la maceta. “Volver al riego solo cuando la capa superior del sustrato comience a secarse”, asegura el profesional.
Según Balderrama “el transplante” se debe realizar antes del brote primaveral ( julio o agosto) y, no se hace todos los años, sino solo cuando queda chica la maceta, o en caso que el sustrato este muy desgastado”. El sustrato que se recomienda es 70% de puzolana y 30% de humus de lombríz.
El bonsái se debe abonar siempre en la primavera y en el otoño utilizando abonos orgánicos como el humus de lombríz, especifica el jóven.
“El en mundo del arte de bonsái el pinzado es simplemente cortar las hojas que se salen del diseño, para mantener la forma. El alambrado es la técnica que a través de un alambre se va dando forma a las ramas”, culmina el profesional.


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