Barones de la Fruta: La Ponderosa y la mirada sobre el fallecido dirigente de la fruta, Rubén López

Con la declaración de diez testigos, concluyó hoy el cuarto día del juicio por lavado de activos contra seis personas.

El nombre de Rubén López, el dirigente del Sindicato de la Fruta que falleció de coronavirus en 2020, no pasó inadvertido en la cuarta jornada del juicio por lavado de dinero que se realiza en los tribunales federales de Roca. “Todo fue una persecución política”, dijo su hermana al referirse a la investigación por el fraude en las cuentas del Sindicato de la Fruta y la Obra Social.

Con la declaración de diez testigos se realizó una nueva jornada del proceso donde se encuentran imputados Juan Lescano y su pareja Karina Neyroud; la exesposa del fallecido Rubén López, Silvia Weisser; Alejandro Lescano (hijo de Juan); Karol Daiana López (hija de Rubén López y de Weisser) y el contador Gustavo Buceta.

Tal vez uno de los testimonios más destacados fue el de la hermana del dirigente, Beatriz López, quien es propietaria junto a su marido de una florería en Cipolletti y además trabaja en la Municipalidad de Fernández Oro.

Si bien reconoció que en su local se atendía la agenda de eventos del salón La Ponderosa, aseguró que la administración estaba en manos de su hermano.

En un tramo de su exposición la mujer vinculó las denuncias por fraude a un tema político que nada tenía que ver con su entorno familiar. “Fue como una persecución política. Nadie va a cambiar eso que llevó a la debilidad de mi madre y a su muerte”, dijo Beatriz , quien explicó que no sabía nada sobre las propiedades de Viviana Weisser, su excuñada.

López, quien fue candidata a intendenta por JSRN en el año 2015, dijo que su hermano era “de carácter” pero que nunca tuvo conocimiento de cuáles eran sus actividades económicas.

Otra de las testigos fue Viviana Díaz, una de las amigas de Weisser, quien en todo momento intentó demostrar que la imputada es una mujer con capacidad económica. Con ella compartió la compra de un terreno hace unos años en la ciudad de Cipolletti.

El defensor de Weisser, Carlos Vila, insistió con la testigo para que detalle cuál era el carácter de Rubén López y el trato que tenía con su familia.
“En un principio era un soñador pero después se volvió un soberbio y un manipulador”, dijo la mujer, quien a pesar de los años de amistad, sólo dijo que tenía conocimiento de un terreno y una casa pequeña que Weiser tiene en Mari Menuco.

La estrategia de la defensa apuntaría a determinar que López era un “manipulador” que obligó a su expareja a poner las propiedades a su nombre.


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