Crimen de Atahualpa Martínez en Viedma: 15 años de un largo camino hacia la impunidad

La memoria es lo único que queda en pie para la familia "ante un Poder Judicial que archiva, niega, olvida y mata".

El 15 de junio de 2008 apareció asesinado de un disparo en la espalda Atahualpa Martínez Vinaya de 19 años, cursaba quinto año y tenía lista la beca que le iba a permitir estudiar medicina en Cuba. Su cuerpo fue hallado sobre el mediodía, con un disparo de un arma calibre 22, y se cree que fue arrojado de una camioneta en un descampado, a metros de estación transformadora de luz de la capital rionegrina.

«Venimos a encender nuestra memoria colectiva que nunca se debe apagar sobre todo ante un poder judicial que archiva, que niega, que olvida y mata«, aseguró Ricardo Vinaya, el tío del joven.

Atahualpa fue visto con vida por última vez en el bar Miloka, donde no se realizaron allanamientos y el lugar donde fue hallado el cuerpo fue contaminado y sin preservar la escena del crimen.

La fiscal de la causa era Daniela Zágari, la encarga de la investigación que 12 años después del crimen fue suspendida por 50 días por «mal desempeño» debido que no resguardo la escena del crimen, no inspeccionó el pub Miloka y su demora en pedir la pericia de la prueba más importante de la cusa y que apareció cuatro años más tarde: la campera de uno de los imputados, Carlos Morales Toledo, manchada con sangre de Atahualpa.

Diez años después del asesinato, Julieta Vinaya murió sin saber quién o quiénes fueron los asesinos de su hijo. Luego de pasar por el desgaste judicial y el dolor de perder a su hijo, y una enfermedad a la que no tuvo fuerzas para poder enfrentarla por el peregrinaje judicial que tuvo que pasar.

En 2019 se realizó un segundo juicio donde Felipe Carrasco y Carlos Morales Toledo fueron absueltos. Mientras que Belén Barrientos, la tercera imputada, no había sido acusada por la fiscalía. Las mismas personas habían sido imputadas en 2013 y llevadas a juicio a mediados de 2014 con idéntico resultado.

Para que la impunidad sea completa, restaba el sello y la firma. El 12 de junio de 2021, a pocos días de cumplirse 13 años del asesinato, la Justicia de Río Negro archivó la causa. Este año la Corte Suprema de la Nación resolvió cerrar definitivamente el caso.

Un combo perfecto para cerrar un caso que desde el inicio estuvo viciado de errores y letargos judiciales que no tuvieron resultados.

«Este poder judicial es una de las peores instituciones que nos somete a las injusticias. En ese camino Julieta (Vinaya) ha dejado este mundo pidiendo justicia que no llegó nunca», afirmó Ricardo Vinaya durante .

«Los asesinos cobardes deben estar sintiendo una gran alegría porque nadie más los va a perseguir legalmente. Lo mismo para los magistrados, Reussi, Falca, Piccinini y Zágari. deben estar celebrando que nadie más los va a molestar», sostuvo el tío de Atahualpa.

La memoria es lo único que queda en pie y la lucha por seguir manteniéndola, frente al Poder Judicial como lo hicieron hoy los familiares y amigos del joven asesinado en 2008. «Recordar y encender esa memoria», afirmaron.


«Este poder judicial tiene una enorme deuda con el pueblo»


«Debemos pedir una reforma judicial profunda, porque estos jueces nadie sabe quién los elige, en qué contexto y de qué manera. Alguna vez el pueblo tiene que participar en la decisión de qué jueces y por cuanto tiempo; porque son cargos vitalicios que no dejan el cargo nunca y saber también del Consejo de la Magistratura qué función cumple», destacó Ricardo Vinaya, esta mañana frente a los tribunales rionegrinos.

Agregó que «este poder judicial tiene una enorme deuda con el pueblo, con los sin nadie como decía Julieta (Vinaya) y parece que viven en la estratosfera, volando y no sienten la gravedad, que no toman contacto con el pulso de las necesidades del pueblo».

Ricardo Vinaya, tío de Atahualpa frente al Poder Judicial. Foto: Pablo Leguizamon

Durante la intervención pacífica frente a la puerta del Poder Judicial rionegrino, el tío de Atahualpa que acompañó durante años la lucha, expresó que «estos ámbitos tienen mucho poder para anular cualquier situación que necesite el pueblo. Sabemos que cuando era la fiscal en el inicio de las investigaciones, Daniela Zágari tenía la prueba más contundente para avanzar a los seis meses del asesinato, sin embargo, esa campera fue guardada u ocultada y apareció mágicamente cuatro años mas tarde».

Señaló que muchos testigos fueron consultados sobre «de qué manera llegó esa campera, tras cuatro años. Decían no me acuerdo o puede ser y de esa manera ya se había dilatado el tiempo a propósito».

La memoria es la única herramienta que le queda a la familia y en ese sentido, Ricardo Vinaya se refirió a los jueces que «no nos olvidamos y no lo vamos a olvidar nunca. Vamos a estar todos los 15 de junio haciendo nuestra presencia pacifica y poniendo en evidencia a la comunidad lo que significa este Poder Judicial».


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