El caso de Silvia: por qué el abuso se investiga en Neuquén y el femicidio en Cipolletti

Hasta ahora no surgió la conexión entre los dos hechos, que ocurrieron en provincias distintas. Cómo es la coordinación entre investigadores. Qué debería pasar para que el expediente se unifique.

El sábado 26 de agosto a las 17:30 hallaron el cuerpo sin vida de Silvia Cabañares (30). Estaba cerca de un basural, en la Ruta 76, a unos 400 metros de la Ruta 74, a unos 3 kilómetros aproximadamente de Balsa Las Perlas, provincia de Río Negro. Casi de inmediato, la fiscalía de Delitos Sexuales de Neuquén supo que la víctima del femicidio era la misma mujer que el 15 de mayo había denunciado que un grupo de hombres la abusaron sexualmente en el barrio Confluencia de la capital. La novedad le fue transmitida al equipo de fiscales que investigaba el femicidio, del otro lado del puente.

Sin embargo, la existencia del abuso sexual del cual había sido víctima Silvia y su denuncia recién se conocieron el martes 12 de septiembre. Para entonces ya había cinco personas detenidas y con prisión preventiva dictada por dos meses. La conexión con el femicidio no apareció, por lo menos hasta ahora. Incluso los cinco imputados ni sabían que la víctima los había acusado por el abuso. Se enteraron cuando los policías los fueron a buscar y les colocaron las esposas.

Aunque la víctima es la misma y los hechos podrían estar conectados, en la investigación intervienen fiscales de dos provincias distintas.

Cuestión de competencia


Hay una explicación técnica: uno de los criterios para determinar la competencia (es decir, a qué organismo judicial le toca investigar) es el territorial. El lugar donde se presume que ocurrió el hecho es el que define quién interviene. (Salvo en los delitos federales, los jueces pueden meterse en cualquier lugar del país).

El abuso sexual que sufrió Silvia ocurrió en una vivienda de Neuquén. Por eso lo investiga la fiscalía de Delitos Sexuales de la ciudad capital. Su cadáver apareció en Las Perlas, provincia de Río Negro. Se presume, porque hay dudas, que la mataron allí. Por eso investigan el femicidio, los fiscales de Cipolletti.

Si se llegara a determinar que la mujer fue asesinada en Neuquén, y que el basural es el sitio donde dejaron su cadáver, la investigación del caso pasará automáticamente a la fiscalía de Delitos contra las Personas de Neuquén.

Diferentes teorías del caso


Fiscal jefe de Cipolletti, Santiago Márquez Gauna. (Archivo/Florencia Salto)

Esta es la teoría que tiene el fiscal jefe de Cipolletti, Santiago Márquez Gauna. A su criterio, hay indicios científicos de que el cuerpo de Silvia fue dejado en el basural donde lo encontraron, pero el sitio donde la apuñalaron y mataron es otro.

«Toda su vida transcurría en Neuquén, sus relaciones estaban en Neuquén, la última vez que la vieron con vida fue en Neuquén. Las Perlas es el lugar donde apareció el cuerpo, pero el femicidio debería investigarse en Neuquén», razonan en la oficina del fiscal jefe cipoleño.

No es lo mismo que opinan en la oficina del fiscal jefe de Delitos contra las Personas de Neuquén, Agustín García. «Hasta que no se determine dónde la mataron, no podemos intervenir. Por ahora, le corresponde a Cipolletti», afirman. No tienen competencia territorial.

El caso Agostina Gisfman


Juan Carlos Monsalve, autor confeso del femicidio de Agostina Gisfman. (Archivo/Florencia Salto)

Ponen como ejemplo el femicidio de Agostina Gisfman: toda su vida estaba centrada en Cipolletti, pero el cuerpo apareció en Centenario el 13 de mayo del 2021.

El caso lo tomó Neuquén (por competencia territorial) pero se llegó a los autores -todos condenados- por la investigación que hizo la fiscalía neuquina en Cipolletti, cruzando el puente una y otra vez.

Hay una diferencia sustancial: aún no se sabe dónde asesinaron a Silvia, y en el caso de Agostina se logró determinar que la mataron en Centenario.

La denuncia de abuso sexual


El 15 de mayo pasado, Silvia denunció que el día anterior la invitaron a un asado en una vivienda del barrio Confluencia, la drogaron con alcohol y pastillas, y varios hombres abusaron sexualmente de ella.

La denuncia la hizo en la comisaría Segunda y de inmediato quedó internada en el hospital Castro Rendón. Allí constataron las lesiones y le hicieron el hisopado que permitió rescatar fluidos para una prueba de ADN que podría conducir a los autores. A los cinco detenidos les extrajeron muestras para comparar.

El 22 de mayo, Silvia habló con un policía en el hospital y amplió su denuncia. Aportó un nombre y cuatro apodos. Según el fiscal Manuel Islas, los cinco que señaló intervinieron en el abuso; para la defensa, la víctima mencionó a tres.

La Cámara Gesell que no fue


Islas quiso tomarle declaración para incorporar su denuncia al legajo como marca el Código: con una videograbación y ante un fiscal. Pero el médico psiquiatra que examinó a Silvia dijo que no estaba en condiciones de someterse a un interrogatorio y recomendó que le hagan una entrevista con Cámara Gesell.

Ese método está reservado para niños, niñas y adolescentes, víctimas o testigos, pero también puede utilizarse en el caso de personas vulnerables.

El Poder Judicial de Neuquén tiene un gravísimo atraso con los turnos para Cámara Gesell. A Silvia le dieron fecha para el 2 de octubre.

¿Faltó reacción para pedir que se anticipe el turno ante la gravedad del caso, una violación grupal? ¿La recomendación médica fue esperar? Diario RÍO NEGRO busca respuestas a esas preguntas.

Los cinco acusados


Descubrir quiénes estaban detrás de los apodos que aportó Silvia en sus dos declaraciones policiales le insumió cuatro meses de investigación a la fiscalía de Delitos Sexuales y a la policía. Faltan elementos para juzgar si es mucho o poco tiempo. Desde el punto de vista de la víctima no hay dudas: nunca llegó a declarar.

También resulta exasperante la lentitud para obtener los resultados de una prueba de ADN. A los cinco detenidos como presuntos autores les fijaron dos meses de prisión preventiva porque es el tiempo que, se estima, demorará esa pericia científica.

Problemas de coordinación


En el medio, surge que la coordinación entre las fiscalías y las policías de ambas provincias es problemática.

A Neuquén y Cipolletti las separa un puente, decenas de miles de personas lo cruzan a diario, viven y trabajan indistintamente en ambas ciudades, pero cuando toca investigar un crimen en conjunto es como si estuvieran alejadas por un abismo insuperable.

Desde Cipolletti se quejan porque ningún neuquino participó del allanamiento a la vivienda de Silvia en tanto víctima de femicidio. Desde Neuquén reprochan que ningún cipoleño asistió al allanamiento de la vivienda donde Silvia fue abusada.

Los legajos seguirán divididos, salvo que se pruebe que el femicidio se cometió en Neuquén. O que se demuestre los autores del crimen son los mismos o están conectados con los de la violación.

Tanto la investigación del abuso grupal como del femicidio presentan innumerables complejidades, pero por ahora son paralelas que no se tocan.


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