El papel clave de dos policías evitó la huida del imputado del femicidio de El Bolsón

Así lo aseguró la fiscal jefa Betiana Cendón en la audiencia de formulación de cargos contra el sospechoso de haber asesinado a Carolina Calfular. El acusado permanecerá detenido cuatro meses porque le impusieron prisión preventiva.

En apenas cuatro días, el sueño de Carolina Abigail Calfular se desmoronó. Había viajado desde su pueblo, Chimpay, ilusionada con dar vuelta la página y empezar otro proyecto de vida en El Bolsón, con Julio César Gutiérrez. Nada de eso sucedió.

Los jóvenes se habían conocido en redes sociales. Y en ese mundo virtual, Gutiérrez la sedujo. También, la persuadió de mudarse a vivir con él, que estaba radicado hace años en la localidad cordillerana. A la joven le gustó la propuesta.

Un hermano la trasladó desde su pueblo hasta El Bolsón. Carolina llegó el domingo 9 de febrero pasado. Y se instaló en el departamento que Gutiérrez alquilaba en la calle Inacayal 786.

Su hermano se marchó de regreso al Valle Medio. Nunca imaginó que había dejado a su hermana en el infierno.


Un asesinato entre cuatro paredes


Según relató la fiscal jefa Betiana Cendón en la audiencia de formulación de cargos, que se hizo el viernes en Bariloche, el imputado la asesinó la mañana del jueves. Utilizó un caño de gas para golpearla con saña, sobre todo, en su rostro que presentaba fracturas. Además, la sujetó del cuello hasta asfixiarla. La brutalidad del ataque quedó marcada en las paredes y el piso del domicilio, indicaron fuentes judiciales.

La hipótesis de la fiscalía es que el imputado la mató entre el llamado que un vecino hizo alrededor de las 9.30 al 911 para denunciar que Gutiérrez golpeaba en la calle a la víctima, y cuando llegaron dos sargentos de la Policía de Río Negro al domicilio. Es un lapso de entre 15 y 20 minutos.

También, casi a esa misma hora, en la comisaría 12 de El Bolsón habían recibido una comunicación desde la unidad policial de la localidad Belisle, donde el hermano de Carolina se había presentado para pedir ayuda. El joven había recibido alrededor de las 9 un audio de WhatsApp de la chica que avisaba que estaba en peligro.


La experiencia y una observación aguda


Los empleados policiales arribaron en pocos minutos a la dirección indicada. Su presencia evitó que Gutiérrez huyera. Según Cendón, el sospechoso reconoció delante de los empleados policiales que debería haberse ido de inmediato del departamento tras consumar el asesinato.

Los sargentos estuvieron atentos desde el primer momento. Cuando llegaron al domicilio y golpearon las manos en busca de algún morador, Gutiérrez salió del departamento a atenderlos.

El interrogatorio dio pistas que el joven algo ocultaba. Sobre todo, se mostró nervioso. Le preguntaron a Gutiérrez ¿dónde estaba su pareja? Respondió que se había marchado porque la relación estaba terminada.

Los policías pidieron saber en qué dirección se había ido la joven caminando. Gutiérrez les indicó, pero a los sargentos les pareció raro porque ellos habían pasado por esa calle sin cruzar nadie.

Después, las manchas de sangre en la ropa de Gutiérrez y en un escalón de acceso al departamento completaron el cuadro. Todo era sospechoso. Antes de que los policías se acercaran a observar ese escalón, Gutiérrez reveló que Carolina estaba muerta.


Un delito que se sanciona con prisión perpetua


Constataron que la víctima no tenía signo vitales y avisaron a las autoridades y solicitaron la autorización judicial para allanar el domicilio. También, arrestaron a Gutiérrez. La joven que había presentado como su novia a los dueños del departamento había sido asesinada.

Cendón atribuyó a Gutiérrez el crimen de Carolina. La fiscal calificó el hecho como un homicidio doblemente calificado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género (femicidio).

Y fundó el pedido de prisión preventiva por cuatro meses (que es el plazo otorgado por el juez para la investigación del caso) por el riesgo de fuga en el caso de que Gutiérrez recuperara la libertad y el entorpecimiento de la investigación.

El defensor oficial no planteó objeciones. Tampoco, el acusado que escuchó la acusación fiscal en su contra en silencio, sin expresar ningún gesto. En la sala de audiencias estaba el padre y dos hermanos de la víctima, que escucharon consternados y con profundo dolor el dramático final de Carolina, que tenía 25 años.

El juez admitió los cargos contra el sospechoso y ordenó que siga detenido con prisión preventiva.


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