La historia del plan criminal que fracasó y llevó a su autor a la cárcel condenado por un doble femicidio en Cipolletti
El tribunal de juicio, que condenó en diciembre último a Horacio Espinoza a prisión perpetua por el asesinato de dos mujeres, publicó la sentencia con los fundamentos. Dos testimonios de vecinas de las víctimas fueron clave para la investigación.
El mensaje era claro. No era la primera vez que el administrador del consorcio de las 432 Viviendas de Cipolletti lo intimaba a pagar la deuda, pero ya se habían acumulado varios meses y ahora le reclamaban el pago de 330.000 pesos. Horacio Manuel Espinoza leyó el miércoles 11 de diciembre del 2024 el mensaje de WhatApp en su celular y tomó la peor decisión. No había retorno. A la mañana siguiente, ejecutó el plan criminal que lo llevó a la cárcel.
Espinoza fue condenado en un juicio abreviado que se hizo en diciembre pasado a partir de un acuerdo parcial con la fiscalía de Cipolletti. El hombre, de 38 años, admitió haber asesinado a Lidia Tapia y a su hija Stella Maris Natalini.
El tribunal de juicio, integrado por la jueza Alejandra Berenguer y sus pares Guillermo Baquero Lazcano y Marcelo Gómez, admitió el acuerdo parcial presentado por la fiscalía, con el consentimiento del imputado y su defensor público. Y le impusieron una pena de prisión perpetua que ya comenzó a cumplir. El viernes, el tribunal difundió la sentencia y los fundamentos.
El momento del robo y los homicidios
Espinoza eligió a las víctimas. Sabía que sus vecinas Tapia, de 86 años, y Natalini, de 62, vivían solas y eran muy confiadas. Una semana antes, habían sufrido un robo después de que le mostraran a unas personas el sitio donde guardaban el dinero en la vivienda.
Natalini fue a hacer la denuncia por el robo a la comisaría y Espinoza la acompañó. El 10 de diciembre pasado, la mujer retiró 370.000 pesos del banco Credicoop. El hombre estaba al tanto de esos movimientos.
Por eso, la mañana del 12 de diciembre último, se presentó en el domicilio de sus vecinas. El imputado golpeó la puerta de acceso. Las mujeres le abrieron sin problemas y lo dejaron entrar. Luego, sacó un cuchillo y las atacó. Las víctimas intentaron defenderse, pero las apuñaló varias veces. Murieron por las graves lesiones. De esa forma, Espinoza eliminó a las testigos. Pero ocurrió algo que no estaba en sus planes.
Una vecina de las víctimas tenía que salir y su perro se quedaría en el departamento de Tapia y Natalini. Las mujeres se conocían hace más de 40 años.
Una voz que despertó las sospechas
La mujer llamó varias veces a la puerta, pero nadie salió a abrir. Desde el interior del departamento, un hombre le explicó que las moradoras habían salido y que él cuidaba el departamento. Se identificó como David, el ahijado de una de las víctimas. A la vecina le llamó la atención. Ella conocía a David y ese no era su tono de voz.
Cinco minutos después, la vecina se cruzó en el hall de ingreso al edificio con Espinoza. La mujer le preguntó si conocía a ese David, que estaba en el departamento de sus amigas. El acusado ensayó un relato poco creíble. Según la sentencia, ese testimonio de la vecina fue una pieza clave para los investigadores en las primeras horas de la investigación preliminar.
También, otra vecina aportó una declaración relevante. La mujer escuchó esa mañana del 12 de diciembre un grito que provenía del departamento de sus vecinas. “¡Auxilio, auxilio, no se por qué me está pasando esto a mí!“ Pero asoció esa exclamación con los problemas de cadera que padecía Tapia. Lo habitual era que en pocos minutos la ambulancia arribara para asistir a la jubilada. Pero nunca llegó.
También, esa testigo escuchó el diálogo de la vecina con el supuesto David. Después, las dos mujeres dedujeron ante los investigadores que, en realidad, Espinoza era el que estaba en el departamento de las víctimas.
Las evidencias que lo acorralaron
Así, los investigadores pudieron avanzar con rapidez en la investigación y Espinoza quedó en el centro de las pesquisas. En la sentencia destacaron que la fiscalía valoró la participación de la entonces Jefa de Policía de Río Negro, comisario Mary Carmen Carrizo, quien se entrevistó en su función policial con las vecinas de las víctimas.
Los jueces destacaron el testimonio de las mujeres, las grabaciones de las cámaras de seguridad que aportaron más evidencias. También, los restos de sangre hallados en la suela de la zapatilla de Espinoza, que fue secuestrada en un allanamiento su departamento, y que coincidió con las pisadas que quedaron en el domicilio de las víctimas. Aunque los informes de ADN solicitados no habían llegado cuando se hizo el juicio.
Señalaron en la sentencia, que ya quedó firme, que los investigadores comprobaron que Espinoza pagó la deuda con el consorcio la mañana del 12 de diciembre. Mencionaron que una testigo relató que lo había notado raro, muy nervioso y transpirado a Espinoza y que le llamó más la atención que los billetes con los que pagó la deuda poseían manchas hemáticas. El libre deuda se lo extendieron el viernes 13 de diciembre de 2024. Al día siguiente, lo detuvieron.
«Al primer momento era para un robo, porque tenia una deuda y bueno se me fue de las manos, nunca fui una persona agresiva«, afirmó Espinoza ante el tribunal. El hombre es técnico en radiología y no tenían ningún antecedente penal.
El 31 de diciembre último le impusieron prisión perpetua como autor de un doble homicidio triplemente calificado por ser femicidio, criminis causa y cometido con alevosía. Ya cumple la pena en un penal.
El mensaje era claro. No era la primera vez que el administrador del consorcio de las 432 Viviendas de Cipolletti lo intimaba a pagar la deuda, pero ya se habían acumulado varios meses y ahora le reclamaban el pago de 330.000 pesos. Horacio Manuel Espinoza leyó el miércoles 11 de diciembre del 2024 el mensaje de WhatApp en su celular y tomó la peor decisión. No había retorno. A la mañana siguiente, ejecutó el plan criminal que lo llevó a la cárcel.
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