Crimen en Senillosa: las pistas que sigue la investigación

Hoy se cumplen diez días del asesinato de Sepúlveda, cuyo cuerpo apareció en una especie de boca de tormenta de un canal de riego de la ciudad. Qué se sabe hasta ahora.

El martes 18 de octubre, Juan Guillermo Sepúlveda (25) debía presentarse en la Ciudad Judicial de Neuquén. El fiscal de Robos y Hurtos y su defensor público habían acordado realizar un juicio abreviado, y en esa misma audiencia le iban a proponer al juez que le imponga un año y seis meses de prisión en suspenso por los delitos de robo y encubrimiento cometidos en Senillosa, más la revocación de una probation por un hecho anterior. La cita se reprogramó para el 22 de noviembre.

Sepúlveda, cuyo cadáver con dos balazos apareció el martes pasado en una boca de tormenta de un canal de riego, nunca fue acusado de un delito con armas. En el sistema penal era conocido por hechos menores -sustracciones en viviendas, sobre todo de la zona de chacras de Senillosa, aprovechando la ausencia de sus moradores- siempre sin violencia sobre las personas.

La última salida


El día de la fallida audiencia en la Ciudad Judicial salió de su vivienda y al parecer se encontró con un amigo. «Concurrió a un lugar a buscar un elemento que se encontraba allí», dijo a la prensa la fiscal del caso de Homicidios, Eugenia Titanti, eligiendo cuidadosamente las palabras. La hipótesis es que tenía planeado llevarse ese elemento ajeno sin la debida autorización del propietario.

No se tuvieron más noticias sobre su paradero. Su teléfono celular dejó de funcionar el miércoles a la madrugada. Su padre hizo la denuncia ese día a la tarde. La búsqueda tuvo el desenlace fatal ya conocido.

Uno de los hechos por los cuales iban a condenarlo es un robo ocurrido el 17 de marzo de este año en una chacra de Senillosa. El 22 de marzo allanaron su vivienda y encontraron elementos sustraídos en otro establecimiento rural, donde al parecer vive un policía. En el legajo figura como denunciante una mujer.

El padre de Sepúlveda ha formulado denuncias públicas contra un oficial de la comisaría de la localidad. Los investigadores aseguran que no hay, por ahora, elementos para abonar una línea en esa dirección.

Río Negro preguntó a fuentes de la defensa pública si en algún momento el joven Sepúlveda manifestó que era perseguido o extorsionado por la Policía, y contestaron que no. Lo cual tampoco prueba nada, puede ser que haya callado por temor.

Dos disparos desde atrás


La víctima recibió los disparos desde atrás, lo que permite inferir que estaba huyendo o que lo tomaron por sorpresa. Ambos son calibre 22, presuntamente disparados por la misma arma.

Uno de los proyectiles ingresó por la cintura, atravesó el abdomen y quedó alojado en un músculo. Pudo ser el primero, y lo hizo caer. El segundo ingresó también por la cintura pero recorrió por dentro el tórax y alcanzó el corazón. Fue el que le causó la muerte. Es decir, o el tirador estaba acostado y él de pie, o la víctima estaba gateando cuando lo balearon desde atrás.

Pericias médicas más complejas, que suelen demorar algunas semanas, dirán si cayó vivo o muerto al agua.

En un bolsillo del pantalón tenía el celular, que se apagó en la madrugada del miércoles. Ya están trabajando en recuperar la información de las últimas llamadas, mensajes, fotos y todo dato que sea de utilidad para la investigación.


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