Femicidio de Agostina: estaba de pie cuando la apuñalaron dos veces

El último día de declaraciones de testigos fue el más duro. Una criminalista y un forense sacaron conclusiones a partir del escenario del crimen y de la autopsia. El lunes serán los alegatos y el martes la deliberación del jurado popular.

Agostina Gisfman fue llevada de noche a una desolada zona de meseta en Centenario, para que no pudiera pedir ayuda. Allí la atacaron entre tres hombres. La apuñalaron dos veces cuando estaba de pie y muy probablemente desnuda. Y después, en una última muestra de desprecio, rociaron su cuerpo con combustible y lo hicieron arder por más de una hora y media hasta reducirlo a restos irreconocibles. Finalmente la abandonaron, en ese basural clandestino. En cada uno de estos detalles de su femicidio hay un rasgo cultural. Toda la violencia de la que es capaz un hombre, en sentido real y simbólico, contra una mujer, se descargó sobre ella.

Los últimos minutos con vida de Agostina Gisfman (22) fueron reconstruidos por criminalistas y forenses que analizaron el lugar donde apareció su cuerpo y realizaron la autopsia. Declararon ayer, en la última audiencia antes de los alegatos que se producirán el lunes. El martes, el jurado popular empezará a deliberar.

El femicidio ocurrió el 14 de mayo del 2021 pasadas las 20, y su cuerpo descubierto al mediodía del día siguiente. La víctima, madre de una niña de 2 años, fue reconocida por el anillo de casada.

Ya se sabe, por numerosas pruebas, que la llevó hasta ese basural en plena meseta el principal acusado Juan Carlos Monsalve, y que al mismo tiempo llegaron en una pick up los imputados como coautores Enzo Monsalve y Maximiliano Zapata. En la caja trasladaban los bidones con combustible.

Golpes y puñaladas

De acuerdo con lo que pudieron reconstruir los expertos, Agostina recibió dos puñaladas, una a la altura del hígado y otra del corazón. Además tenía golpes en el rostro. En el lugar encontraron una piedra con sangre.

Lo relevante es que recibió las puñaladas estando de pie y muy probablemente desnuda. La criminalista que declaró ayer dijo que encontraron sólo un trozo de la calza que vestía, sobre el cual cayeron gotas de sangre.

«La víctima estaba de pie cuando fue lesionada, y cuando estaba sangrando no tenía la calza colocada», afirmó la perito.

La ropa y el cuchillo

El resto de la ropa se perdió, muy probablemente porque los autores la quemaron junto con el cuerpo, a menos que alguno se la haya guardado como «trofeo». Tampoco apareció nunca el cuchillo con el cual cometieron el femicidio. Según el imputado Gustavo Chianese, lo ocultó Maximiliano Zapata.

En el lugar donde apareció el cadáver quedó mucha sangre («ese es el lugar del hecho», afirmó la experta), y una colilla de cigarrillo con rastros de ADN de Agostina, es decir que ella lo fumó allí.

En los vehículos que utilizaron los Monsalve y Zapata esa noche quedaron manchas de sangre «por transferencia», es decir que los imputados pisaron el fluido y lo llevaron al interior de los rodados. Aunque los lavaron, los peritos tienen técnicas para detectar rastros de sangre.

La pericia caligráfica, lenta

El primer juicio por el femicidio de Agostina se suspendió por una amenaza que apareció escrita en el baño de varones del sector exclusivo destinado al jurado popular. La investigación fiscal permitió establecer que el autor fue uno de los propios jurados.

Como adelantó Río Negro, los seis varones integrantes del jurado popular fueron sometidos a una pericia caligráfica. Uno de ellos tuvo que repetirla, por motivos que no trascendieron.

Lo que sí pudo saberse es que a más de una semana, todavía no están los resultados de esa pericia. Al parecer la única experta que se dedica a realizar ese tipo de trabajos para el Poder Judicial no pudo completar su informe porque le encargaron una tarea vinculada con otra causa sensible: la estafa con planes sociales.

El autor de la amenaza escrita en la pared del baño estaría prácticamente individualizado, pero resta la formalidad del informe de la perito calígrafa para avanzar en la formulación de cargos. Dicen que la mujer pidió «paciencia».


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