Violencia de género en Neuquén: «con esa foto él va preso, es tremenda»
Condenaron a prisión efectiva a un hombre que le provocó una deformación permanente del rostro a su pareja y madre de uno de sus hijos. Es la segunda sentencia en su contra por violencia de género.
Apenas consiguió refugiarse de la paliza que su pareja le estaba dando, ella se tomó una foto con el celular y se la envió a dos amigas. Vieron su cara ensangrentada, la ceja partida donde llevará una cicatriz de por vida, los ojos enrojecidos. Una le contestó: «con esa foto él va preso, es tremenda».
Y efectivamente, él irá preso. El hecho ocurrió en San Martín de los Andes y este viernes la fiscalía y la defensa llegaron a un acuerdo para que reciba una condena a tres años de prisión efectiva por lesiones graves y lesiones leves, en concurso real, ambas agravadas por haber sido cometidas contra una mujer con la que se mantenía relación de pareja y mediando violencia de género.
Es la segunda condena por los mismos delitos que recibe esta persona. El 23 de agosto de 2018 le aplicaron 1 años y 6 meses en suspenso.
La relación de pareja estuvo siempre atravesada por la violencia de género, según la investigación que realizó la asistente letrada de fiscalía, Inés Gerez. El 5 de junio del 2021, el imputado «le inició una escena de celos (esa fue la terminología que utilizó la funcionaria judicial) en la vivienda que compartían», y se retiró. Ella cerró con llave y se fue a dormir.
Golpes con la cerradura
Cuando el hombre regresó y encontró la puerta cerrada, la derribó de una patada. Hizo saltar la cerradura, y con ese elemento golpeó a la víctima en la cara, en especial en el ojo izquierdo. Le provocó «una deformación permanente del rostro», según los forenses.
Al ver a su madre cubierta de sangre, el hijo de 3 años empezó a llorar y el agresor se detuvo.
Ella no lo denunció, sino que informó en el trabajo que tenía Covid y pidió licencia mientras cicatrizaban las heridas.
Pero cuando regresó, todos sus compañeros de trabajo se dieron cuenta que tenía el rostro golpeado y los ojos rojos. Ella les dijo que se le había caído una repisa encima.
El otro ataque
El 21 de noviembre hubo otro grave episodio de violencia de género. El hombre llegó a la casa después de medianoche, le reprochó a ella que no le haya atendido el teléfono, le pegó una cachetada y empezó a tirar las cosas de la cocina.
Los hijos de 3 y 11 años trataron de interceder, pero también los agredió. Ella trató de cubrir con su cuerpo al mayor de sus niños, pero el hombre le pegó patadas, le golpeó la cabeza contra la pared e intentó quemarle la cara contra el calefactor que estaba encendido.
La mujer logró huir a la casa de sus suegros, que residen en el mismo terreno. Al día siguiente fue a buscar elementos personales de sus hijos y se presentó en Desarrollo Social a requerir ayuda.
El viernes, Inés Gerez por la fiscalía y Bernardo Areco por la defensa pública presentaron un acuerdo pleno ante el juez de Garantías, Maximiliano Bagnat: el imputado aceptaba su responsabilidad por los hechos, y prestaba conformidad a una condena a 3 años de prisión efectiva. Además quedará inscripto en el registro único de personas condenadas por violencia de género.
Necesidades económicas
Gerez explicó que «la voluntad de la víctima es que se le aplique el mínimo de la pena porque tienen un hijo en común y necesita que el imputado aporte a la manutención».
En el mismo sentido, el defensor solicitó que empiece a cumplir la condena en enero, porque hasta entonces tiene compromisos laborales. El juez lo aceptó, y le impuso como condición que se presente martes y jueves en la comisaría 23 de la ciudad turística «en el horario que le quede cómodo» a dejar constancia de que no se fugó.
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