Video: quién es Néstor Pablo Sánz, el arrepentido de la causa Planes Sociales de Neuquén

Empezó a trabajar en el Estado al lado de Rolando Figueroa, y es una pieza clave en el engranaje de la estafa con planes sociales.

Dice Néstor Pablo Sánz que se enteró de que había una orden de detención en su contra escuchando la radio. Acudió angustiado a quien en ese entonces era su abogado defensor, Alfredo Cury, quien le dio un diagnóstico y un consejo: «vos vas a quedar re pegado, fugate».

El arrepentido en la causa planes sociales ingresó al Estado en 2002, con una práctica rentada en la subsecretaría de la Juventud, un espacio recién creado por el entonces gobernador Jorge Sobisch para una de las joyas de la cantera del MPN: Rolando Figueroa, quien acababa de dejar la intendencia de Huinganco.

De allí pasó al Ministerio de Desarrollo Social, donde desarrolló toda su carrera y conoció a los otros imputados en la causa como presuntos líderes de la asociación ilícita: Abel Di Luca, Tomás Siegenthaler, Ricardo Soiza y Marcos Osuna.

Sus parejas


En esa cartera también trabajan su anterior pareja, Valeria Honorio, y la actual, Isabel Montoya. Las dos están imputadas. A cada una, se dice, le compró un lote en un barrio cerrado de Plottier.

Montoya lo denunció en 2016, como parte de una maniobra montada por quien entonces era su pareja, Héctor «Zapallito» Molina, al que habían dejado afuera del esquema de reparto de subsidios.

Cuando detuvieron a Sánz, Montoya habló con diario RÍO NEGRO y dijo que «Di Luca estaba enterado de todo».

La presentación


Fue el 6 de julio. Sánz no se fugó sino que se presentó en la Ciudad Judicial junto con Osuna. Los acompañaba Cury. «Acá están, no se fugaron, los traje», dijo el abogado a RÍO NEGRO. Minutos después renunció a su defensa. Hoy Cury está libre, pero imputado.

El 1 de noviembre, cuando declaró ante el equipo de la fiscalía de Delitos Económicos, Sánz demostró un manejo y una solvencia típica de quien pasó años incrustado en la burocracia estatal.

Es, como dijo su defensor Gustavo Palmieri, una especie de computadora humana: tiene en su mente un mapa de los punteros políticos del MPN, los puede clasificar por ciudades, por barrios y por la cantidad de personas que «mueven».

Sin sobrarlos, en varios tramos de su declaración les dijo a los fiscales: «en esto tienen razón» o «esto no lo sabían».

Se llevó una lista de nombres anotados, y les dijo «si quieren que les haga un croquis más detallado, me lo piden».


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