La casa del artista: el maestro Emilio Saraco

Neuquén

En el recorrido por las calles neuquinas nos topamos con ciertas viviendas y monumentos que encierran los hechos vividos en tan corta existencia de nuestra ciudad que cumplirá 115 años de capitalidad en septiembre.

Muchas de las antiguas viviendas han sido demolidas y/o permanecen sin restauración y conservación, las que podrían servir de testimonio para el aprendizaje de la vida neuquina del pasado. Este es el caso de la vivienda de don Emilio Saraco y de su esposa Ricardina (Manuela) Crovetto, ubicada en calle Córdoba y Teniente Ibáñez.

Este maestro cordobés fue uno de los grandes impulsores del arte a mediados del siglo XX. Había estudiado en la Escuela técnica de la Nación Otto Krausse y en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación. Manuela, su esposa, nació en Lima, Perú, y estudió el bachillerato en la Asociación Cultural Británica Peruana.


Conocida por muchos es la anécdota del matrimonio Saraco-Crovetto: en 1947, Manuela junto con su amiga colocaron en una conocida revista el siguiente aviso: “Jóvenes peruanas desean intercambiar correspondencia con jóvenes serios y cultos, y si es posible que manejen el idioma inglés”. Quiso el destino que Emilio leyera el aviso y se apurara en responder.

A partir de ese momento comenzó una asidua relación epistolar entre ambos jóvenes. Luego de dos años, Emilio viajó a Lima para conocer a Manuela en persona. Posteriormente, contrajo matrimonio a fines de la década del 40. De esa unión nacieron cuatro hijos: Juan Francisco (nació en Perú), Emilio Marziano (fallecido), Ana Ricardina y Víctor Raúl (ambos argentinos).


Llegó Emilio a San Carlos de Bariloche en 1942, ciudad en la que ejercería como jefe de la Oficina Técnica municipal y como profesor de dibujo en el Colegio Nacional. Seguidamente consiguió trabajo en Villa Regina, hasta que le ofrecieron ocupar el cargo de director de la Escuela de Bellas Artes de Neuquén y se mudaron a esta ciudad. Manuela dictó clases de inglés en la ex Enet 1 de Neuquén, en donde Emilio daba clases de dibujo técnico.

Como dijimos previamente, Emilio diseñó y construyó la casa en la década del 60 en medio de un arenal en donde se visibilizaba solamente el cementerio central y los eucaliptos de la diagonal España; fuertes vientos azotaban la población y allí edificó la morada. Su hijo menor nos relató que cuando se mudaron parecía una “tienda de campaña”: sin pisos y escasa calefacción. Poco a poco, la familia fue construyendo la planta alta y el altillo que don Emilio usaba de atelier; doña Manuela dictaba clases de inglés.

En ese desolado lugar Emilio plantó tempranamente los frutales que los acompañaron toda su vida: nogales, higueras, damascos, ciruelos, vides, cerezos. Sobre calle Córdoba tenía su taller de escultura y alfarería, El Sombrerito, su emprendimiento en donde hacía cabecitas de aborígenes y gauchos que comercializaba en Las Grutas con motivos marinos.

En la confitería de nuestra juventud, Tijuana, esa escultura bajorrelieve en colores del mejicano con enorme sombrero fue realizada por don Emilio y de allí el nombre “Sombrerito” a su negocio. “En realidad el motor y la que siempre estaba atrás de mi padre para que la casa se terminara fue mi mamá que nunca bajó los brazos. No era fácil para ella hacer que un bohemio invirtiera en ladrillos pero si esta casa está en pie hoy es gracias a ella, y hay que reconocérselo, siempre detrás de la sombra del artista ella hizo su trabajo de criar a la familia y construir este nido para que creciéramos felices”, resalta su hijo.

Hoy esa casa que fue hogar y taller del artista y su familia debería ser revalorizada, restaurada, conservada. Se ha hecho denodado esfuerzo para su mantenimiento pero en la última inundación se mojaron cuadros de don Saraco; se solicitó ayuda para la conservación y no se obtuvo.

Les pido a las autoridades provinciales y municipales que presten asistencia para lograr que la casa sea conservada: un lugar en el que el artista dio a luz tantas obras que engalanan la ciudad y que son parte fundamental de su historia.

Beatriz Carolina Chávez
DNI 6.251.256


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