La compra fraccionada como estrategia ante la crisis

Miguel Á. Knecht*


Durante épocas pasadas, las compras en los supermercados, panaderías, carnicerías y comercios en general se concretaban apelando al kilogramo como una unidad de medida práctica y sencilla que recurríamos al momento de realizar nuestras compras. Ocurre que, con una canasta básica mensual de $ 30.337,84, un aumento del 2,9% de la misma durante el mes de mayo y la suba del 61,7% interanual, resulta sumamente costoso continuar las compras utilizando el kilogramo como único patrón de medida.

Los productos que componen la canasta básica han aumentado 19% en cinco meses durante el presente año, lo cual visualiza que la inflación supera el aumento de los haberes mensuales de los trabajadores, estipulado por los acuerdos paritarios.

Esto genera un fenómeno distinto en los consumidores al momento de visitar los supermercados, práctica denominada popularmente como “la compra al día”, o sea, se abastece únicamente lo que se va a consumir durante esa jornada y en función del recurso económico que se dispone en esa oportunidad.

Con la utilización de la tarjeta de crédito, la compra suele ser cuantitativamente mayor porque el plástico ofrece “mayor amplitud de compra”; en cambio utilizar el dinero efectivo siempre dispone de una limitación menor, es igual al monto fijo estampado en un billete que nunca puede ser superado.

Ejemplo: si existe una disponibilidad de $ 500 en efectivo, la erogación máxima que efectuaremos será por dicho monto; en cambio, abonando con la tarjeta de crédito, la cifra se multiplica y compramos más de lo común, generalmente hasta que el límite del plástico lo autorice.

Pero en la actualidad la cuestión ha cambiado sustancialmente dado que un kilogramo de carne puede costar $ 380. Nos permite recurrir a otra instancia superadora como lo es la compra fraccionada.

Lo señalado se presenta cuando se requiere al carnicero ½ kilogramo de pulpa o tres bifes anchos solamente.

Idéntico fenómeno ocurre con el pollo, donde una pechuga y una pata-muslo pasan a ser las vedettes de las unidades más vendidas de la pollería.

También en las verdulerías y fruterías ocurre una situación similar donde los tres tomates, las dos cebollas y las tres papas suplantan al kilo, constituyendo las unidades o el fraccionamiento un requerimiento constante del público hacia los comerciantes.

En la actualidad para llegar a fin de mes se debe efectuar las compras por unidades o bien fraccionadas, como 300 gramos, ½ kilogramo o 2, 4 o 6 unidades son las variables posibles, convirtiéndose esta modalidad de compra (productos fraccionados) en una herramienta válida a la hora de administrar nuestros escasos recursos mensuales.

*Docente, exconcejal del PJ, fundador y 1º presidente de la Asociación de Defensa del Consumidor de Viedma


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