La construcción en Bariloche recupera algo del ritmo que perdió en 2020
Las obras privadas se reactivaron y acompañan a las inversiones públicas en el repunte. Hay un 70% del padrón de la Uocra con empleo.
Uno de los termómetros que definen con mayor certeza la salud de una economía es la marcha de la actividad constructiva. Y suele estar a la vista de todos. Basta con caminar por las calles de Bariloche una mañana cualquiera para comprobar si se escucha el ruido clásico de las hormigoneras, las máquinas cortadoras de cerámicos, roldanas, carretillas, golpes de martillo y otras “músicas” que se superponen cuando hay más de una obra en marcha.
El menú se compone (no en partes iguales pero sí complementarias) por las obras públicas y privadas, que han tenido impacto desigual según las épocas, asimetría que se notó mucho más al inicio de la pandemia, cuando los proyectos encarados por el Estado se mantuvieron activos porque encuadraban como “esenciales”, mientras regía una prohibición para las obras particulares hasta que el municipio aprobó los protocolos de trabajo.
Hoy las dos corren más parejas, según señalaron desde el sindicato Uocra, que representa a los obreros de la construcción y tiene en esta ciudad a unos 1.300 afiliados. El secretario general, Agustín Espinosa, dijo que “hay gran cantidad de obras en ejecución” y que el segmento privado tiene “buen nivel de actividad”, aunque nunca alcanzó los volúmenes previos a la pandemia.
Entre los fenómenos más recordados, en los últimos años, estuvo el auge de edificios de departamentos de alta gama en el residencial barrio Belgrano, que se multiplicaron en el período 2015/2018.
Hoy existe un impulso similar, pero corrido geográficamente hacia la zona céntrica. El secretario de Ambiente y Desarrollo Urbano del municipio, Pablo Bullaude, dijo que hay “una concentración de proyectos de cierta escala en el área céntrica, hasta la calle Gallardo y también en los bordes del área urbana, hacia la Pampa de Huenuleo”
Según el funcionario “en el último año el municipio recibió para su aprobación “no menos de 25 proyectos grandes, entre edificios y urbanizaciones”. Dijo que algunos ya están aprobados pero no comenzó la construcción.
Bullaude refirió que “hay inversores de afuera y también de la ciudad” que dinamizan la construcción. Señaló además un rasgo diferenciador: “los que no son de Bariloche en general se vuelcan al turismo”, porque es la identificación que tienen sobre la dinámica de la economía local.
El presidente del Colegio de Arquitectos, Ricardo Lerchundi, reconoció que el nivel de actividad “es aceptable”, pero señaló que “han caído los proyectos de inversión en el oeste, por la incertidumbre que generó el cambio de parámetros aplicado por el municipio”.
Dijo que con la pandemia “la construcción se paró un poco, pero ya volvió a recomenzar” y los profesionales “tienen bastante trabajo”. Señaló que la modalidad aplicada en los complejos residenciales de varios pisos es la misma desde hace años. Se construyen “a pozo”, y el interés de los desarrolladores está puesto en vender lo mínimo indispensable “para cubrir los gastos básicos” y con eso les basta para poner en marcha la obra. El resto se vende después.
El delegado local del Consejo de Ingeniería de Río Negro, José Repossini, dijo que hay obras públicas y privadas que marchan a buen ritmo y que todavía se nota el empuje generado por la última devaluación, con la cual el costo promedio del metro cuadrado construido bajó de los históricos 1.000 dólares a menos de 700. Recordó que antes de eso, en algún momento había llegado a tocar los 2.000 dólares.
Según Repossini, hoy “el dólar quieto” volvió a recomponer en parte ese parámetro y otra vez está “entre 900 y 1.000 dólares”. Esa variable influye, obviamente, en el nivel de actividad tanto como el movimiento turístico. La fuerte crisis que afecta a la principal economía local desde el inicio de la pandemia (atenuada en parte desde el verano) también contribuye a frenar o demorar algunos proyectos constructivos.
Lerchundi también dijo que el precio del metro cuadrado construido es un dato central, “aunque depende del tipo de obra”. Aclaró que una planta baja es más cara y se abaratan los valores en los edificios en altura, por el costo distribuido de plateas y coberturas.
Aun cuando el dinero para la inversión esté asegurado, otro factor que puede entorpecer una obra es la accesibilidad de los materiales. Lerchundi dijo por ejemplo que en el último tiempo “hay muchos problemas para todo lo que es siderurgia y es común que se demoren las entregas de hierro, chapas y perfiles”, al punto de que algunos proyectistas “si pueden frenar a tiempo, cambian el sistema constructivo”.
Fuerza laboral
- 1.300 afiliados
- tiene el sindicato de la construcción Uocra en Bariloche. El 45% trabaja en obras privadas y un 25% en públicas.
Tendencias
Bullaude afirmó que las obras de tamaño medio y grande se direccionan en su mayoría al área céntrica, desde Moreno a Gallardo, porque “es donde resulta más favorable la relación entre el precio del suelo y la posibilidad de financiamiento”.
En general son edificios de departamentos, algunos con locales en la planta baja, y orientados al turismo, a juzgar por el tamaño de las unidades. “Son monoambientes o departamentos de un dormitorio -describió-. Es algo que se está viendo en todas las ciudades turísticas”. Se trataría de inversiones pensadas para viajeros que se mueven por portales web dedicados a comercializar alojamientos particulares, de importante crecimiento en los últimos años.
Según Bullaude, también hay departamentos orientados a un público residente joven, con poder adquisitivo, que prefiere esa clase de viviendas. Explicó que “hay un rango etario que está dispuesto a vivir en un departamento urbano de cierta calidad y ya no busca una casa con jardín, en lote de 800 metros. Algo que cambió marcadamente en los últimos 15 años. Esto empezó a ser atractivo para el desarrollador”.
Un edificio, un paisaje
Una de las obras en construcción más llamativas y de gestación más larga es el proyecto Capitalinas, ubicado en el kilómetro 1 de Bustillo, que ofrece departamentos de lujo, con privilegiada vista al lago. Los trabajos comenzaron hace más de seis años y todavía faltan los revestimientos de piedra y otras terminaciones. La enorme grúa empleada en la construcción -cuya instalación en su momento causó fuerte polémica- ya quedó integrada al paisaje, tanto como los cercos de obra y los camiones que de tanto en tanto ocupan la banquina.
Agustín Espinosa, de la Uocra, dijo que han tenido durante la construcción de Capitalinas varios conflictos por atrasos con los sueldos. Incluso llegaron a cortar la ruta en jornadas de protesta. Dijo que hoy la situación está “normalizada” y trabajan allí unos 40 obreros.
Bullaude dijo que la construcción de Capitalinas se extendió más que otros emprendimientos pero que en eso el municipio no tiene injerencia. Señaló que las obras que ocupan veredas “pagan un canon”, pero no hay regulación que penalice por plazos desmesuradamente largos. “Se podría, pero hay que tener en cuenta también los vaivenes económicos y las dificultades para conseguir materiales -sostuvo el funcionario-. Pasa también en obras públicas, como el parque tecnológico”.
Trabajo para cientos de personas
Si se mide de acuerdo con la demanda de mano de obra, la actividad constructiva del ámbito privado tiene un volumen que llega a duplicar el de la obra pública. Así lo graficó el dirigente de Uocra Agustín Espinosa, quien refirió que de los casi 1.300 afiliados del gremio “más o menos el 45% trabaja en obras privadas, el 25% en públicas” y el resto está temporalmente desocupado.
Refirió que la construcción es un imán permanente para las personas sin formación especializada que buscan un primer trabajo. Pero aclaró que para la mano de obra calificada y con experiencia, rige prácticamente el pleno empleo. “Son muy buscados los colocadores de cerámicos, por ejemplo, o el obrero capacitado para hacer una pared en escuadra o un revoque prolijo. Son los primeros que consiguen trabajo. “Los constructores tienen el teléfono y los buscan apenas tienen la obra aprobada, porque saben que un trabajo mal hecho encarece todo”, dijo Espinosa.
El reclamo de los arquitectos
El Colegio de Arquitectos se quejó de que existe “inseguridad jurídica” en el ámbito municipal porque el Ejecutivo “cambia las reglas por resolución, cuando debería hacerlo por ordenanza”. Sus directivos aseguraron que esa práctica demora las obras y también desalienta nuevas inversiones.
Bullaude dijo que no han recibido una presentación concreta por ese tema. Señaló que, por lo leído en la prensa, “hablan de generalidades” y desmintió que el gobierno legisle por resolución. “La Justicia ya les rechazó un planteo de ese tipo”, subrayó. Los arquitectos admitieron ese traspié, pero ahora preparan otra presentación, bajo la figura de la “acción declarativa de certeza”.
A pesar de esas supuestas trabas, Bullaude remarcó que “hubo un aumento” en los pedidos de inicio de obra y que están repartidos por toda la ciudad. Señaló que si bien el foco está puesto en los proyectos medianos y grandes, “no hay que desvalorizar a las pequeñas obras familiares, las reformas de viviendas, porque mueven mucha mano de obra”.
A modo de referencia dijo que el año pasado, cuando para retomar los trabajos paralizados por la pandemia los responsables de obra debían presentar declaraciones juradas, tuvieron un parámetro que no existía antes y pudieron comprobar que “en toda la ciudad había 700 obras en marcha”.
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