La construcción podría reactivarse recién en la segunda parte de 2020

Un reciente estudio de la consultora Ecolatina señala que no están dadas las condiciones económicas para una recuperación del sector en el corto plazo.

Si bien los costos en dólares cayeron, no hay demanda hoy en el mercado local.

En el último año del gobierno de Macri sólo un sector logró concluirlo bajo expansión, el agropecuario. De cara al 2020, el contexto seguirá siendo complejo para la economía argentina y sólo algunos sectores podrán salir a flote, mientras que otros concluirán el año todavía sumergidos en recesión.

En este sentido, aún con un set de medidas tendientes a mejorar el poder adquisitivo de los sectores de menores ingresos, el salario promedio no logrará ganarle a la inflación sino hasta fines de 2020. Asimismo, a pesar del cambio de gobierno, la política fiscal no será expansiva ya que deberá mostrar un sendero de consolidación para alcanzar una renegociación favorable de la deuda.

Por último, con los actuales controles cambiarios, será posible una política monetaria un poco más expansiva, pero no lo suficiente para impulsar la economía en el corto plazo.

De esta forma, el PBI promediará en 2020 su tercer año consecutivo de caída, aunque si se aleja el fantasma del default, podría empezar a recuperarse en el segundo semestre y concluir el año con valores positivos.

Construcción

Durante 2020 continuarán vigentes los efectos contrapuestos sobre la actividad que dejó la depreciación del Peso y la escasez de crédito: bajo poder de compra de los trabajadores (demanda) vs. elevada rentabilidad para los desarrolladores (oferta).

Por el lado de la demanda, desde que la economía padeció el primer salto cambiario (findes de abril de 2018) el salario en dólares de un trabajador registrado se redujo más de 40%, mientras que el costo de la construcción en moneda dura cayó 30%. De esta forma, un trabajador pasó de necesitar 402 salarios a 497 para construir un departamento de 60m2.

No obstante, la menor demanda por construcción no se debió solamente al deterioro del salario, sino también a la falta de financiamiento.

Como contrapartida, la oferta experimentó una mejora de la rentabilidad. El precio de venta de los inmuebles medidos en dólares trepó 4% entre marzo de 2018 y octubre de 2019 y el costo de la construcción se redujo 30%, por lo que la rentabilidad de los desarrolladores aumentó casi 50%. De cara a 2020 dichas condiciones continuarán vigentes, dado que no se esperan significativos cambios en los precios relativos del sector. No obstante, se sumará un factor adicional que puede tener impactos positivos sobre la actividad: las restricciones cuantitativas al acceso al mercado de divisas.

En un contexto de cepo cambiario, la construcción se configura como una opción para dolarizar ahorros. En el caso de las familias, los ahorros podrían volcarse a reformas y ampliación de viviendas, y en el caso de las empresas, a la construcción de oficinas y/o viviendas nuevas, como forma de resguardar las utilidades ante la imposibilidad de girarlas al exterior. Asimismo, habrá que esperar definiciones de la nueva administración respecto del financiamiento al sector: Pro.Cre.Ar., UVA, etc.

En este contexto la construcción podría experimentar una mejora hacia la segunda parte del año y concluir el 2020 bajo un proceso de reactivación.

Datos clave

40%
fue lo que cayó el salario registrado de un trabajador, en dólares, desde fines de abril del año pasado.
30%
fue lo que se redujo el costo de construcción desde abril 2018, generando más rentabilidad.

Servicios Inmobiliarios

Los sectores de servicios difícilmente puedan experimentar una reactivación en 2020. El principal motor de su demanda es el poder adquisitivo de las familias, el cual continuará deprimido durante gran parte del año.

El sector de servicios más golpeado en 2020 será el inmobiliario. El cepo cambiario lo configura como uno de los grandes perdedores del año, dado que sus transacciones se hacen en moneda extranjera. De hecho, en los cuatro años que duró el anterior control cambiario, las operaciones de compraventa de inmuebles en el Gran Buenos Aires (CABA + Provincia de Buenos Aires) cayeron 30%. Sin embargo, a futuro el golpe al sector puede ser aún mayor, dado que medidos en dólares, se encarecieron las viviendas y cayó el poder de compra del salario.


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