“La crisis del ´52 fue más dura que la actual”

Dedicado al estudio de la economía argentina en manos del peronismo, Claudio Belini sostiene que Perón, a diferencia del actual gobierno, tuvo un plan para encarar la crisis que jaqueó al país ni bien comenzó la década del ´50.

Redacción

Por Redacción

entrevista: A CLAUDIO BELINI, DOCTOR EN HISTORIA, INVESTIGADOR

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com

— ¿Cómo se emparenta la actual crisis económica-financiera con la que estalla en ´52 con Perón?

— En países distintos, dejemos en claro, se emparentan en la existencia de dura lucha entre el capital y el trabajo por la distribución, crisis de divisas y problemas en el sector externo y la inflación, que en el ´52 llegó al 37%. Pero aquella fue una crisis más dura que la presente, sin que esto implique restarle gravedad a esta. La diferencia pivotea, entre otras razones, en que el sector primario hoy es muy pujante en relación al de aquellos años y se inserta en un escenario internacional ausente de caídas de precios para nuestra producción, como sí pasaba a comienzos de los ´50… En esos años, la exportaciones argentinas en su conjunto se redujeron algo más del 40 %. Fueron años donde además el campo sufrió el flagelo de sequías feroces y muy expandidas, problema grave que hoy es muy puntal. Al menos hoy. ¡Aquella fue una crisis muy dramática!

— ¿En términos de qué, con independencia de las exigencias del reclamo?

— En términos del impacto en una sociedad que, se estuviera o no de acuerdo con Perón, cambiaba, crecía, incorporaba gente al sistema, al mercado, consumía y consumía. Y como decimos con Juan Carlos Korol en “Historia económica de la Argentina”, ese consumo, el de carnes por ejemplo, también redujo los saldos exportables… Mucho de esto hizo que la oferta de divisas se instalara en niveles no recomendables para el funcionamiento del país. Incluso, la expansión del consumo de bienes industriales había requerido divisas para importar energía, insumos, herramientas, maquinarias, etcétera. Porque incluso la crisis estuvo signada por la crisis energética…

— De cara a una y otra crisis: ¿cómo reflexionar las conducciones de Perón y de Cristina?

Implica un ejercicio interesante, siempre a cuenta de las diferencias de países. En materia de liderazgo para definir e imponer un rumbo, Perón estaba en la plenitud de su poder. Bajo tormenta, pero sin desgaste inquietante. Es más, la oposición existe y busca que la crisis la ayude a construir poder. Pero así todo, y proyectando todo este andamiaje de crisis hacia el ´55, el derrocamiento de Perón respondió más a la política que a la economía. Volviendo atrás: no me parece que la presidenta tenga -ante la crisis- el liderazgo intacto. El gobierno tiene iniciativas, pero con capacidad de poder reducida. Por otra parte, Perón tenía en Gómez Morales y su equipo un elenco con formación técnica. Los escuchaba mucho, preguntaba, les guiñaba el ojo, pero no se metía. Le bastaba con que le explicaran. El kirchnerismo no hace suyo ese estilo. Perón, además y siempre en relación a la crisis, tuvo un plan.

— ¿Sabía de economía?

— ¡Nada! Pero se interesaba.

— ¿El plan que instrumenta encuadra como plan de ajuste?

— Absolutamente: recorte del gasto público, frenar la lucha entre el capital y el trabajo vía el congelamiento de precios y salarios.

— ¿Por qué no devalúa? Es un plan de ajuste sin devaluación, quizá el único en la historia económica del país.

— Habló mucho con Gómez Morales sobre esa alternativa. Primó el convencimiento de que una devaluación tendría efectos muy nocivos sobre la economía urbana: los trabajadores, el empleo, etcétera. Pero había un plan para superar la crisis. Hoy, en cambio, se devaluó y recién ahora parece que habrá un plan para seguir… parece… Perón, además, vio venir la crisis. Por esa razón, adelanta las elecciones presidenciales al ´51. Era un tema de mantener poder. En febrero del ´52 larga el plan. No negó la existencia de tormentas por llegar.

— ¿Distinto al presente?

— Habla el presente.

— De cara a la crisis, en los discursos de Perón hay un término que va y viene: austeridad. ¿Está desaparecido del discurso oficial?

— Perón lo usa mucho en dirección a la familia como protagonista esencial, al cual está destinado el plan. Pero sí, por lo que dicen estos años, la palabra austeridad no tiene vigencia en el discurso oficial.

— ¿El peronismo como esencia del consumismo?

— En general no adhiero a lo que suele definirse como ideas “esencialistas”, es decir el acreditar, para el caso, un proceso político-económico, una única naturaleza cultural-ideológica. A la hora de hacer historia, las miradas requieren menos determinismo, más complejidad… Desde lo económico, el peronismo no es sólo consumo aunque el consumo tuvo una centralidad -digamos fundacional- en el primer peronismo. Un papel que a partir del ´52, con la crisis económico financiera en pleno despliegue, ya no lo tiene. El consumo desciende en el orden de prioridades del gobierno.

— ¿Usted no participa de la idea de que el populismo deriva inexorablemente en un consumismo que acumula problemas y éstos estallan?

— Vuelvo a lo anterior: No participo de ideas que suelen tener mucho de dictado esencialista. Por supuesto que el primer peronismo alentó el consumismo, pero me resisto a definirlo sólo desde esa realidad. Apelo aquí a lo de Arthur Whitaker, historiador, hombre del Departamento de Estado, autor de “Los Estados Unidos y Argentina”. Él resiste la simplificación -así lo define- para juzgar determinados procesos históricos. Dice concretamente que si a uno le disgusta el régimen peronista, bueno, adherirá a la fórmula prosperidad y fracaso para explicar al peronismo. Una simplificación…

— ¿Se salió de la crisis del ´52?

— Se superaron algunos problemas. La inflación descendió a un dígito, pero persistieron otros: escasez de divisas, problemas de intercambio. Temas que se prolongarán tras el derrocamiento de Perón…

— ¿Hay alguna medida para el largo plazo que eventualmente refleje mudanzas en el pensamiento de Perón en corregir rumbos?

— La Ley de Inversiones Extranjeras. Se sale a buscar inversores. Sin embargo también es cierto que aún no se obtienen buenos resultados, no genera interés en el inversor extranjero. A punto tal que entre el ´53 y el ´55, sólo ingresan aproximadamente 12 millones de dólares. Pero el monto tiene una particularidad: 8 de esos millones llegan en forma de máquinas para Industrias Kaiser Argentina que, asociada al Estado Nacional vía IAME, que ya fabricaba el Rastrojero, se estaba instalando en Córdoba. Sucede que la situación política se iba enrareciendo y había desconfianza sobre lo que podía suceder en Argentina… Esa es una razones de los magros logros de la Ley de Inversiones Extranjeras.

— ¿En este marco llega el contrato con la Standart Oil de California para explotación petrolera?

— Sí. Y hay que reconocer que implicaba un giro en el pensamiento de Perón. Pero la iniciativa genera un gran revulsivo en el peronismo y el conjunto de la oposición. El golpe de septiembre del ´55 impide que se trate en el Parlamento. Ya era tarde… Ganó el entrevero político.

Martín Heer


entrevista: A CLAUDIO BELINI, DOCTOR EN HISTORIA, INVESTIGADOR

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