La dieta que derriba un mito: comer sano no es más caro

Que comer saludable es caro no deja de ser un mito. O una excusa. Una dieta balanceada cuesta lo mismo que una dieta desbalanceada carente de frutas y verduras en una ciudad como Bariloche.

Un menú saludable elaborado por una nutricionista del hospital Ramón Carrillo puede costar 156,77 pesos por día, contra 158 pesos que sale una dieta que incluye azúcares y galletitas dulces. Los valores fueron determinados a través de una búsqueda de precios en supermercados y a partir de la selección de los productos del Plan Alimentario.

El relevamiento de precios determinó que el valor de una dieta saludable de acuerdo a las guías nacionales estándares y otra carente de nutrientes, con la misma cantidad de calorías, es el mismo.

“Hablamos de un menú que incluye 3 frutas diarias, una porción de vegetales cocidos o crudos, sin gaseosas ni galletitas dulces. No se incluyeron salchichas ni hamburguesas ni productos de kiosco (como jugos y caramelos) que inflan los costos de la dieta”, resumió Ana Lais De Napoli, nutricionista infantil del hospital público de Bariloche.

“Incluso, uno puede mejorar los costos si se buscan precios en las verdulerías o en los mayoristas”, agregó.

El cálculo está basado en la cantidad de calorías promedio por día, alrededor de 2000, que requieren los niños mayores de 9 años, los jóvenes y los adultos. Los más pequeños no necesitan más de 1800 calorías. “Si mantenemos la base de las 2.000 calorías pero sacamos las frutas, agrego un vaso de gaseosa al mediodía y otro a la noche y, en vez de pan agrego galletitas dulces, manteniendo la cantidad de carne y de cereal, la porción para comer es menor”, señaló.

De Napoli recalcó que este menú “cuesta 158 pesos, un peso por arriba del saludable pero es carente de nutrientes (baja el hierro, el calcio, el ácido fólico, la vitamina C y otros micronutrientes). Además, cuando una persona come mal, sin volumen de fruta y verdura, aumenta las porciones de otras cosas. Sigue consumiendo y en este caso, el valor de la dieta termina ascendiendo a 190 pesos”.

En los últimos años, las estadísticas alarmaron a las autoridades del hospital Ramón Carrillo. Los problemas de nutrición que se registraban en Bariloche ya no eran por falta de comida sino por exceso.

Uno de cada tres niños tiene obesidad o sobrepeso, de acuerdo a los registros del hospital público. Los pediatras comenzaron a detectar casos de diabetes tipo 2 en los chicos (asociada a la obesidad), enfermedades cardiovasculares, trastornos hormonales, síndromes de ovario poliquístico, hipotiroidismo y enfermedades hepáticas severas.

En Argentina, el problema de obesidad tiene un crecimiento sostenido a lo largo de los años. En la población adulta pasó del 14,6% en 2005 al 20,8% en 2013, lo que implicó un crecimiento del 42,5%.

Las provincias de la Patagonia son las que registraron los valores más altos en exceso de peso en menores de dos años: Tierra del Fuego (33,2%), Chubut (33,1%) y Río Negro (31,3%).

En el rango de 6 a 9 años Chubut, Río Negro y Neuquén también registraron un importante crecimiento. Y en los adolescentes (10 a 19 años), la problemática del exceso de peso alcanzó alrededor de la mitad de la población en varias provincias, como Santa Cruz (53%), Tierra del Fuego (49,7%) y Río Negro (49,5%).

Las cifras de obesidad y sobrepeso en Bariloche superan la media nacional.

La respuesta no se hizo esperar: los trabajadores de la salud pusieron en marcha una intensa campaña a fin de sensibilizar a la comunidad que ya se instaló la problemática.

Los especialistas insisten en que comer saludable no es caro. Es cuestión de hábito, de disminuir los azúcares y tomar más agua, por ejemplo. Lo que sí demanda es un mayor tiempo de cocina. No es lo mismo volcar un paquete de hamburguesas en una sartén que preparar una ensalada o una tortilla.

“Los alimentos frescos implican que uno salga más veces a comprar. Además, los chicos en vez de comer tres frutas al día, se devoran 5. Es saludable pero hay que hacerlo rendir porque si no, la gente se queda sin nada y termina consumiendo otros productos”, aseguró De Napoli que destacó también el bajo consumo de agua. “La gente no duda que el agua se puede tomar pero así y todo no la toma y agregan un sobre de jugo. Solo porque da mayor placer al paladar”, dijo.

Otro error, indican, es buscar postres, quesos light, fideos de glutten, u otros productos porque “la industria lleva a pensar que para comer saludable es necesario incorporar estos productos industrializados”.

“Si podés adquirir semillas, palta o frutos secos, por ejemplo, es buenísimo porque se gana en nutrientes pero el costo de la dieta aumenta”, planteó la nutricionista.

“Porque el pan tiene menos ingredientes que las galletitas. Las galletitas dulces son alimentos ultraprocesados, por lo tanto, no son saludables.

Aumenta el colesterol malo, baja el colesterol bueno y además, tienen exceso de sodio –porque todo lo que tiene azúcar, le agregan sal para resaltar los sabores–. Las galletitas dulces pueden tener más cantidad de sodio que un paquete de papas fritas. Uno debería mirar un poco más los ingredientes”.