La distribución del ingreso, deteriorada

La forma en que se distribuye la renta de lo que un país produce a lo largo de un año, es uno de los grandes problemas que el capitalismo moderno no ha sabido resolver.

La desigualdad en la retribución a todos y cada uno de los factores que intervienen en la producción de bienes y servicios, es la característica principal del sistema económico global desde hace al menos dos siglos.

Sin embargo, los países bregan por implementar políticas que permitan morigerar paulatinamente esa desigualdad intrínseca en el modo de producción que rige el mundo. Así, los efectos de un determinado combo de medidas económicas en determinado periodo de tiempo, puede generar que la brecha entre los que más tienen y los que se encuentran más postergados, se reduzca o se amplíe.

Esto último es lo que ha sucedido en los últimos tres años en Argentina, según surge de los datos dados a conocer esta semana por el Indec. El organismo oficial de estadísticas publicó su informe sobre la “Evolución de la Distribución del Ingreso”.

El relevamiento muestra en detalle la composición del ingreso promedio de las personas y los hogares, dividiendo la población por deciles, siendo el decil 1 aquel que está compuesto por el 10% de menores ingresos y el decil 10 aquel que agrupa el 10% de mayores ingresos.

La primera apreciación que surge al observar los datos en perspectiva, es que durante los tres últimos años, se produjo un progresivo deterioro en la distribución del ingreso, que permite afirmar que finalizando 2018 los ricos son mas ricos y los pobres son más pobres que en 2015.

El primer elemento que permite arribar a esa conclusión es el dato referido al ingreso individual de la población ocupada. De allí surge que en el tercer trimestre de 2018, el 30% más pobre de los trabajadores, recibió el 9,5% del ingreso total mientras que el 30% más rico recibió el 55,8%. Si se compara con el segundo trimestre de 2015 (último dato oficial disponible para ese año), resulta que la relación era del 9,9% y del 54,8%, respectivamente. Además si se toma como referencia el decil más bajo y el decil más alto, resulta que el 10% más pobre de los trabajadores recibe en 2018 el 1,5% del ingreso, lo mismo que recibía en 2015. El 10% de mayores ingresos en cambio, percibe en 2018 el 26,7% del ingreso total de la economía, mientras que en 2015 recibía el 25,9%.

La secuencia es igualmente evidente si se considera la situación del ingreso de los hogares. Durante el tercer trimestre de 2018, el 30% de los hogares con menores ingresos recibió el 10,4% del ingreso total mientras que el 30% más rico recibió el 57,5%. En 2015, la relación era 11% y 56,1%, respectivamente. De igual forma, si se toma como referencia el decil más bajo y el decil más alto, resulta que el 10% más pobre de los hogares recibe en 2018 el 2% del ingreso, mientras que el 10% de mayores ingresos, percibe el 27,5%. En 2015, la relación era 2,2% y 26,6%, respectivamente.

La ampliación de la brecha entre los que más y los que menos tienen, queda confirmada con el Coeficiente de Gini. Se trata del indicador más habitual para medir la distribución del ingreso en un país en determinado periodo. El mismo es un número entre 0 y 1, donde 0 expresa la perfecta igualdad (todos reciben la misma porción del ingreso) y 1 expresa la perfecta desigualdad (todo el ingreso queda en manos de un solo sector).

Según lo publicado por Indec, en Argentina y para el tercer trimestre de este año, el Coeficiente de Gini es de 0,422. En el segundo trimestre de 2015, el ratio era de 0,41. La evolución del indicador revela un deterioro en la distribución.

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