La esquina de los Tassone, un clásico de Zapala

Lo empezó Rafael, pero como un taller de zapatería. Un vendedor de zapatos que llegó en tren le dejó los que no había podido vender y, de manera casi fortuita, nació el negocio.

Es una de las esquinas más emblemáticas de Zapala. Y su ubicación se emparenta automáticamente con un apellido que es todo un sello en la ciudad: Tassone.

La intersección de la Avenida San Martín con Avellaneda guarda anécdotas que ya son parte de la historia.

Si bien la clásica Casa Tassone comenzó a funcionar allí en la década del 70 parece que estuvo toda la vida.

Hoy en día los hermanos Franco y Toto mantienen viva la estirpe familiar, esa que aprendieron del ejemplo que recibieron de sus padres, don Rafael y doña Alfonsina.

Cruzando la calle, la menor de la dinastía, Isabel, también le hace honor al apellido y continúa por la senda que trazaron los pioneros y que en la actualidad ya tiene a la tercera generación transitando los primeros pasos en la actividad comercial.

Ya han abierto locales en las inmediaciones del local principal. Toda una familia al servicio de la gente.

“Yo soy la menor y la privilegiada. Nací en la clínica y me tocó una época muy diferente a la que la vivieron mis hermanos y ni hablar mis padres”, bromea Isabel con la misma sonrisa que atiende cada día sus clientes en la casa de deportes de la empresa.

Los Tassone son un símbolo de Zapala. El primero en llegar fue Rafael en 1948, con una mano atrás y la otra adelante. Literalmente.

Como todo inmigrante, trabajó día y noche en su oficio de zapatero y al año pudo traer de Italia a su esposa, Alfonsina.

Juntos armaron un tallercito en lo que hoy es Roca e Italia. Y empezaron a construir una historia de película.

“En invierno combatíamos el frío con un calentador y en verano nos tapaban las tormentas de tierra”, contó en su momento la recordada doña Alfonsina.

Un día el tren trajo a un vendedor de zapatos que le dejó unas cajas a Rafael. “Si podés las vendés” le dijo. Más de medio siglo después los descendientes de aquel inmigrante italiano llevan vendidas miles de cajas y van por más.

Franco y Toto se recibieron de maestros pero nunca ejercieron. La sangre los llevó a mantener vigente la tradición familiar y hoy están más firmes que nunca al frente de la clásica tienda.

Sin exagerar se podría decir que no hay zapalino que no haya entrado en esa tienda.

Y ni hablar de la gente del interior que todavía hoy llega para aprovisionarse y regresan a sus lugares de origen con las clásicas bolsas de Tassone.

Y así siguen. Escribiendo cada día una página más en la historia de la ciudad. En esa esquina donde alguna ves funcionó el correo, aunque casi nadie se acuerde.

Es que para todos los vecinos de la ciudad , acuñado por el paso del tiempo, ese lugar tiene un solo nombre: Tassone.

Franco y Toto son docentes, pero optaron continuar con el negocio que les dejó el padre. Isabel, la menor, sigue

detrás del mostrador.

punto de encuentro: zapala

Datos

Franco y Toto son docentes, pero optaron continuar con el negocio que les dejó el padre. Isabel, la menor, sigue
detrás del mostrador.

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