“La Línea Bariloche de la UCR cumple treinta años”

Nuestro sector del radicalismo local nació en julio de 1985. Nuestros militantes estaban enrolados en el Movimiento Renovación y Cambio que conducía la fórmula Alfonsín-Storani y que pugnaba por una transformación de la política en general y dinamizar el partido en el orden interno, acorde al reclamo de los nuevos tiempos. A la fecha, fue la única línea interna partidaria que cumplió cabalmente con las exigencias de la UCR de presentar la declaración de principios, la plataforma electoral y la constitución de sus autoridades, la que fue aceptada y aprobada por las autoridades nacionales, provinciales y locales del partido. Después vendrían grupos de nuevos afiliados circunstanciales que sólo se identificaban por algún color de los del arcoíris, formados accidentalmente y con el solo y único objetivo económico personal de buscar alguna posibilidad de contraprestación pecuniaria con candidaturas que en muchos casos no militaban en las filas del radicalismo. Entre otros correligionarios que adhirieron a nuestra Línea había antiguos radicales que habían sufrido la persecución de los años de revancha del peronismo, que llegó al despropósito de encarcelar al entonces presidente del partido, Dr. Ricardo Balbín, que pertenecían a la denominada Línea Nacional y que reconocieron en Raúl Alfonsín un nuevo liderazgo para renovar al centenario partido. Y con ellos, su descendencia, familias enteras arraigadas en Bariloche que contra vientos y mareas venían a defender y apoyar el cambio. La Línea se forjó con un fuerte sentido de pertenencia a nuestro pueblo y aceptando luchar por la autonomía como forma de no aceptar la intromisión ni la dependencia a que muchos ceden alegremente en función de su renuncia al federalismo y a las convicciones que muchas veces canjearon para obtener cargos, que privilegiaron, antes de respetar los mandatos de la Carta Orgánica Partidaria, que quizá nunca leyeron o interpretaron. En 1985 participamos de la primera interna partidaria llevando los colores blanco y rojo de nuestra querida UCR, la lista la integraban 85 candidatos nacidos en Bariloche que conformaban la propuesta para el Comité Seccional, Honorable Convención Provincial, concejales municipales (no existía la figura de intendente), Tribunal de Cuentas y Convención Municipal. Con visión de futuro y sentido de planificación, proponíamos a la comunidad diez programas de desarrollo socioeconómico para Bariloche que todavía hoy poseen total vigencia. Después de esta experiencia no volvimos a disputar por cargos electorales, ya que cada uno de los integrantes éramos gente de trabajo que no necesitábamos de la función pública para nuestra subsistencia. No obstante la premisa y compromiso fue siempre aportar al partido y generosamente querer sumar nuestras ideas a la conformación de la plataforma electoral, con soluciones que nos dictaban los años de experiencia de ser vecinos de la ciudad, que pusimos a disposición de otros gobiernos radicales cuyos candidatos a intendentes no eran de la ciudad, por lo que no les interesó el pensamiento y la vivencia de los nativos. Éstas y otras decisiones mezquinas hicieron que del 82% de los votos que permitieron que ocho de once concejales pertenecieran a la UCR en 1983, obtenidos con la conducción partidaria de un afiliado nacido en Bariloche y de un gobernador que representaba a la ciudad, en la actualidad la representatividad se vea reducida a un solo concejal. En treinta años fuimos y seguimos siendo la única línea interna que perdura, que está presente en los medios de comunicación defendiendo la democracia, la ideología y los principios partidarios. Hemos sido blanco de críticas por aquellos que vinieron a destruir nuestro partido, que cerraron los Comités, que negaron la participación obstaculizando la posibilidad de efectuar elecciones internas, que nos llevaron a que Bariloche no exista en el terreno político de la provincia. Ellos son los “anotados” en el radicalismo que en algunos casos ya llevan más de 30 años viviendo del Estado sin que se conozca un solo aporte o proyecto alguno que beneficie a la ciudad. Son los representantes de las miserias personales que en muchos casos rayaron en la obsecuencia y orillaron la corrupción y que destruyeron lo más noble del legado de Alem e Yrigoyen. El radicalismo es el más antiguo partido político de Argentina. Con sus 124 años de vigencia ha dado cabal muestra de constituirse en la reserva moral del país. Allí apostamos para el futuro los integrantes de la Línea Bariloche de la UCR que la conformamos, y que ahora siguen nuestros hijos con la misma convicción, fortaleza, moral, ética e integridad, la misma que nuestros padres y abuelos. Por todo eso hoy volvemos a rescatar el mensaje federal de Alem, el pensamiento emancipador de Yrigoyen, la idea social de Larralde, la virtud republicana de Balbín, la ética y moral de Illia y el compromiso transformador de Alfonsín de 1983. Después de tres décadas de presencia política en la comunidad, queremos expresar nuestro agradecimiento a los fundadores de la agrupación y a todos aquellos que nos acompañaron y siguen a nuestro lado. Es momento de volver a reiterar todos juntos nuestro compromiso con la Unión Cívica Radical: “Que se rompa pero que no se doble”, y con los correligionarios reiterar aquella frase de nuestro comienzo: “Nace la Línea Bariloche, nace una esperanza, nace un sentimiento”. P/ Línea Bariloche de la UCR, Enrique Carlos Mogensen, DNI 8.217.108, presidente Héctor Juan Gómez, vicepresidente Gustavo Parsons, secretario Bariloche

P/ Línea Bariloche de la UCR, Enrique Carlos Mogensen, DNI 8.217.108, presidente Héctor Juan Gómez, vicepresidente Gustavo Parsons, secretario Bariloche


Nuestro sector del radicalismo local nació en julio de 1985. Nuestros militantes estaban enrolados en el Movimiento Renovación y Cambio que conducía la fórmula Alfonsín-Storani y que pugnaba por una transformación de la política en general y dinamizar el partido en el orden interno, acorde al reclamo de los nuevos tiempos. A la fecha, fue la única línea interna partidaria que cumplió cabalmente con las exigencias de la UCR de presentar la declaración de principios, la plataforma electoral y la constitución de sus autoridades, la que fue aceptada y aprobada por las autoridades nacionales, provinciales y locales del partido. Después vendrían grupos de nuevos afiliados circunstanciales que sólo se identificaban por algún color de los del arcoíris, formados accidentalmente y con el solo y único objetivo económico personal de buscar alguna posibilidad de contraprestación pecuniaria con candidaturas que en muchos casos no militaban en las filas del radicalismo. Entre otros correligionarios que adhirieron a nuestra Línea había antiguos radicales que habían sufrido la persecución de los años de revancha del peronismo, que llegó al despropósito de encarcelar al entonces presidente del partido, Dr. Ricardo Balbín, que pertenecían a la denominada Línea Nacional y que reconocieron en Raúl Alfonsín un nuevo liderazgo para renovar al centenario partido. Y con ellos, su descendencia, familias enteras arraigadas en Bariloche que contra vientos y mareas venían a defender y apoyar el cambio. La Línea se forjó con un fuerte sentido de pertenencia a nuestro pueblo y aceptando luchar por la autonomía como forma de no aceptar la intromisión ni la dependencia a que muchos ceden alegremente en función de su renuncia al federalismo y a las convicciones que muchas veces canjearon para obtener cargos, que privilegiaron, antes de respetar los mandatos de la Carta Orgánica Partidaria, que quizá nunca leyeron o interpretaron. En 1985 participamos de la primera interna partidaria llevando los colores blanco y rojo de nuestra querida UCR, la lista la integraban 85 candidatos nacidos en Bariloche que conformaban la propuesta para el Comité Seccional, Honorable Convención Provincial, concejales municipales (no existía la figura de intendente), Tribunal de Cuentas y Convención Municipal. Con visión de futuro y sentido de planificación, proponíamos a la comunidad diez programas de desarrollo socioeconómico para Bariloche que todavía hoy poseen total vigencia. Después de esta experiencia no volvimos a disputar por cargos electorales, ya que cada uno de los integrantes éramos gente de trabajo que no necesitábamos de la función pública para nuestra subsistencia. No obstante la premisa y compromiso fue siempre aportar al partido y generosamente querer sumar nuestras ideas a la conformación de la plataforma electoral, con soluciones que nos dictaban los años de experiencia de ser vecinos de la ciudad, que pusimos a disposición de otros gobiernos radicales cuyos candidatos a intendentes no eran de la ciudad, por lo que no les interesó el pensamiento y la vivencia de los nativos. Éstas y otras decisiones mezquinas hicieron que del 82% de los votos que permitieron que ocho de once concejales pertenecieran a la UCR en 1983, obtenidos con la conducción partidaria de un afiliado nacido en Bariloche y de un gobernador que representaba a la ciudad, en la actualidad la representatividad se vea reducida a un solo concejal. En treinta años fuimos y seguimos siendo la única línea interna que perdura, que está presente en los medios de comunicación defendiendo la democracia, la ideología y los principios partidarios. Hemos sido blanco de críticas por aquellos que vinieron a destruir nuestro partido, que cerraron los Comités, que negaron la participación obstaculizando la posibilidad de efectuar elecciones internas, que nos llevaron a que Bariloche no exista en el terreno político de la provincia. Ellos son los “anotados” en el radicalismo que en algunos casos ya llevan más de 30 años viviendo del Estado sin que se conozca un solo aporte o proyecto alguno que beneficie a la ciudad. Son los representantes de las miserias personales que en muchos casos rayaron en la obsecuencia y orillaron la corrupción y que destruyeron lo más noble del legado de Alem e Yrigoyen. El radicalismo es el más antiguo partido político de Argentina. Con sus 124 años de vigencia ha dado cabal muestra de constituirse en la reserva moral del país. Allí apostamos para el futuro los integrantes de la Línea Bariloche de la UCR que la conformamos, y que ahora siguen nuestros hijos con la misma convicción, fortaleza, moral, ética e integridad, la misma que nuestros padres y abuelos. Por todo eso hoy volvemos a rescatar el mensaje federal de Alem, el pensamiento emancipador de Yrigoyen, la idea social de Larralde, la virtud republicana de Balbín, la ética y moral de Illia y el compromiso transformador de Alfonsín de 1983. Después de tres décadas de presencia política en la comunidad, queremos expresar nuestro agradecimiento a los fundadores de la agrupación y a todos aquellos que nos acompañaron y siguen a nuestro lado. Es momento de volver a reiterar todos juntos nuestro compromiso con la Unión Cívica Radical: “Que se rompa pero que no se doble”, y con los correligionarios reiterar aquella frase de nuestro comienzo: “Nace la Línea Bariloche, nace una esperanza, nace un sentimiento”. 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