La llama entre San Martín y Perón que se perdió en Neuquén

En el centro de Neuquén se encuentra un monumento que debía encender el fuego cada 17 de agosto. Pero un día se apagó para siempre. Hubo 6 más, de las que poco se sabe. Solo brilla una.

A diario pasan miles de neuquinos y visitantes frente a una pared con un alero de tejas ubicado en pleno centro de la ciudad y son muchos los que se preguntan: ¿Qué será? La respuesta que en común se repite es que son restos de una vieja construcción que logró sortear los avatares del tiempo y la modernidad.


Sin embargo, esos ladrillos tienen una historia que contar. Emplazada al costado de la fuente Cibeles y de la estatua al poeta neuquino Marcelo Berbel, en avenida Argentina casi San Martín, se denomina Llama de la Argentinidad. La construcción es el soporte de una lámpara votiva construida en hierro fundido de cañones del Ejército. Debía permanecer encendida todos los 17 de agosto en homenaje al general José de San Martín, pero un día se apagó para siempre.


El destino de la Llama de la Argentinidad de Neuquén es el misma que corrieron otras ubicadas en otros puntos del país.


En 1948 el entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón ordenó por decreto enviar una llama votiva a Neuquén, Jujuy, Formosa, Misiones, Catamarca y San Juan. Se suma una más, cuyo derrotero es incierto. El recorrido de cada una fue custodiado por las Fuerzas Armadas, una por una fueron encendidas durante años cada 17 de agosto.

Pero el tiempo pasó y de a poco fueron desaparecieron casi todas las llamas votivas. Según los registros del archivo histórico municipal solo quedaron en pie la de Neuquén, pero apagada siempre, la de la Catedral de Buenos Aires donde se encuentra la tumba del general San Martín que continúa encendida y una que tenía como destino final las Islas Malvinas pero por razones que los investigadores aún desconocen no llegó y terminó en Ushuaia.


No existen en el país documentos históricos que puedan confirmar qué paso con estas llamas de la argentinidad. Algunos historiadores sostienen que podrían haber desaparecido durante la Revolución Libertadora que en 1955 derrocó al presidente Perón. Eran tiempos de odios y rencores, de pro y contras.

En la ciudad de Neuquén ésta hipótesis cobraría cierto grado de certeza ya que ese mismo año fue derribado con sogas y un tractor el monumento a Eva Perón que se erigía en la actual avenida Argentina (en su intersección con Alberdi) que por entonces llevaba el nombre de la esposa del presidente peronista.


En esta línea surge otra pregunta más que tampoco tiene respuesta: ¿Por que el monumento de la Llama de la Argentinidad no fue derribado ese mismo día en que se destruyó el de Eva Perón, considerando que estaban ambos a pocos metros de distancia entre sí?
Lo cierto es que, pasaron gobiernos democráticos de diferentes colores políticos y dictaduras militares, pero la llama nunca más volvió a ser encendida.


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