Las nuevas facturas de CALF benefician a los que más consumen en Neuquén

La cooperativa facturó los consumos con el cuadro tarifario de la nueva concesión. El esquema beneficia a los hogares que más consumen e impacta en los de menor demanda.

Desde el 1 de agosto las boletas de CALF, la distribuidora del servicio eléctrico de Neuquén, se despacharon con los nuevos criterios de facturación. La primera impresión para el debut de la concesión por 25 años, aprobada en abril pasado, dejó ganadores y perdedores. El sector comercial fue el primero en advertir de qué lado de la grieta quedó al asegurar que recibieron aumentos de hasta un 70%. Pero, ¿qué pasó con los consumos domiciliarios que son el grueso de los 104.000 asociados a la cooperativa?

Antes que nada hay que señalar que el nuevo esquema vino a superar varias distorsiones que la factura eléctrica de los neuquinos arrastró durante años. Uno de ellos era el cobro proporcional para el alumbrado público, es decir que, se pagaba mas o menos alumbrado público si se gastaba mas o menos electricidad en la casa. Otro fue el cargo fijo, que cubre los gastos operativos y comerciales de la distribuidora, que estaba congelado en un irrisorio 6,22 pesos.

También se ordenó la dispersión de un cuadro tarifario complejo que pasó de 34 a 14 categorías.

Sin embargo, el resultado dejó -como dice el tango- contentos y amargados. En trazo grueso, el nuevo cuadro que se aplica al consumo domiciliario, beneficia a los mayores consumos. Por ejemplo una familia de cuatro integrantes, que incluso gastó más que en el mes anterior, pagó menos con la nueva factura.

Distinta fue la situación de los menores consumos. Aquellos hogares tipo departamento que, incluso a la inversa, aún gastando menos terminaron pagando más que el mes anterior.

Veamos dos casos concretos.

Una vivienda familiar que consumió 367 kWh en junio recibió una factura de 4.243 pesos. La misma vivienda, que en julio gastó 499 kWh -elevó su consumo un tercio (132 kWh)- terminó recibiendo una boleta de 3.856 pesos. Si la misma demanda eléctrica se hubiese facturado con el anterior esquema, habría pagado unos 5.700 pesos, o esa, que el alivio fue de casi 2.000 pesos en este caso.

La justificación es que los mayores consumos no reflejan exclusivamente la situación de los hogares con mayor poder adquisitivo sino que, por ejemplo, hay familias que deben calefaccionarse con artefactos de alta demanda por no contar con gas. La justificación parece razonable, pero no invalida la primer afirmación.

Al contrario, un departamento que en junio utilizó 122 kWh, pagó por ese consumo 765 pesos. En julio, y con la nueva facturación, la misma locación, pero con un consumo inferior, de 77 kWh, recibió una boleta de 927 pesos. En este tipo de categoría de consumo suele encuadrarse, por ejemplo, el grueso de los jubilados.

También cabe recordar que la generación de energía eléctrica sigue subsidiada por el Estado casi en un 50% de su valor. Por eso resulta difícil que cualquier cuadro tarifario, por más distorsiones que corrija, termine siendo justo hasta tanto no se direccione el subsidio al que lo necesita realmente.

En números

0-300 kWh
el cargo fijo, antes de $6,22, se reemplazó por uno variable de tres escalas: 0-300 kWh; 300- 600 kWh y; más de 600 kWh.

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