“La riqueza está en el hombre”

Un país se realiza, o se reconstruye, con el mejor elemento humano con que pueda contar, con aquel que acredite tiempo invertido en honrar los valores, enfrentar la realidad con la verdad, asumiendo todos los riesgos, honrando los compromisos rigurosamente, trabajando duro, respetando a Dios y las leyes en cada acción del hacer cotidiano.

Alberdi advertía: “La riqueza no está en el suelo, está en el hombre. Nace del trabajo y deja de existir donde el trabajo falta porque es innecesario. La tierra que da de vivir sin trabajar produce ociosos y haraganes a la par que alimentos espontáneos. La tierra pobre forma hombres ricos, la tierra rica hace hombres pobres. Argentina funda todo su orgullo y su esperanza de grandes destinos en lo fértil de sus suelos y lo hermoso de su clima. Es su grande error el tomar como ventaja lo que es un escollo. Ella no tiene mayor enemigo que su clima hermoso. La historia muestra que los países son cultivados no según que son fértiles, sino según que son libres, y no son libres sino según son áridos y pobres. El suelo pobre hace al hombre fuerte, porque su pobreza obliga al hombre a ser el hijo de sus esfuerzos y de sus obras” (Juan B. Alberdi, “Obras selectas”).

Por ello Argentina requiere priorizar la creación de empleo y salario digno, derrotar la inseguridad, el narcotráfico, la corrupción, sembrando escuelas y hospitales que atiendan con excelencia las necesidades que la realidad exige en materia de educación y salud.

El periodista Roger Cohen ha puesto de manifiesto en el artículo “No llores por mí, Argentina”, publicado por el “New York Times”: “La Argentina era, hace un siglo, más rica que Suecia, Francia, Austria, Italia, Japón. Vasta y vacía, con las tierras más fértiles del mundo en la pampa, los inmigrantes europeos creían que el país tenía la potencia de EE. UU. (el ingreso per cápita es hoy un tercio que en EE. UU.)”.

Cohen cita a un politólogo del Amhert Collegue, Javier Corrales, quien explica que “Argentina es un caso único de un país que completó la transición al subdesarrollo”. El periodista plantea que, en términos psicológicos, la Argentina es “el niño entre las naciones que nunca crecieron”. Así aparece oportuno alentar el afán por el trabajo duro y el respeto institucional como propuestas indelegables para concretar el bienestar general del pueblo y el desarrollo sostenido del país.

Por lo expuesto, el gobierno debe crear condiciones atractivas para retener el capital humano compinche de valores como la decencia, la honestidad, la solidaridad, idóneo, generoso en el esfuerzo, comprometido con el desarrollo del país, el estudio y la investigación, gente amiga del trabajo sostenido, ansiosa en entregar sus aptitudes para hacer la riqueza que genere el bienestar general que manda el Preámbulo de la Constitución nacional.

Héctor Luis Manchini

DNI 7.779.947

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