Las angustias económicas no lograrán empañar los sentimientos familiares
¡Tan distinto de los avisos publicitarios de la televisión! La mayoría de los testimonios de los padres entrevistados hace alusión al sueldo que no está o bien al que cobran y no alcanza. Todos pensaron alguna vez que la felicidad podía ser más accesible de lo que hoy se les presenta; de cualquier modo, reconocieron que la trascendencia que los hijos le dieron a sus vidas hoy será celebrada con abrazos, dejando las penas a un lado, siquiera por un día.
Mantenerse a flote, todos juntos
SIERRA GRANDE (Especial).- Muchos padres de esta localidad buscan el sustento diario al volante. El oficio de remisero se instaló desde que estalló la crisis hace un par de años y es una de las actividades que ofrecen el dinero justo para subsistir.
Mauricio Colantonio (29) tuvo su primera frustración laboral hace tres años cuando fue despedido de Hiparsa. En procura de no dejar caer la economía familiar emigró en busca de nuevas posibilidades, pero fracasó en el intento y se tuvo que volver.
Desde entonces trabaja sin importarle el horario para poder mantener a su familia, ya que sus dos hijas -Belén de 8 años y Marianela de 6, y su esposa Mariela- lo esperan al final de cada jornada.
Su constante contacto con los pasajeros le muestra una realidad muy difícil. «La mano está dura para todos», reconoce el joven padre, pero no se resigna y prefiere esto antes de estar inactivo.
Prueba de ello es el gran esfuerzo que hicieron en el núcleo familiar para reconstruir poco a poco su vivienda propia en el barrio Villa Hiparsa.
Este padre ya ultimó los trámites para ingresar a la Escuela de Cadetes y anhela sobremanera que sea convocado, porque cree que es una de las pocas posibilidades que tienen los jóvenes con hijos en esta localidad. «Creo que así nos mantendremos a flote», confía.
Cómo se recupera el tiempo no compartido
Si existiera una fórmula para ser un excelente padre a pesar de estar la mitad de la vida alejado de los hijos, seguramente sería Jovito Alveal quien la pondría en práctica.
Petrolero, hombre de campo conocido, muy querido por sus compañeros e infaltable viajero de cada franco, Jovito Alveal cuenta con palabras sencillas la dura tarea del hombre petrolero y su familia.
Juvenal José Alveal Silva, «Jovito», hace veintisiete años que trabaja en los pozos petroleros, de los cuales los últimos diez se mantuvo en Rincón de los Sauces alternando entre las empresas Subpetrol y Pride International.
Cuenta que «estos últimos años me tuve que alejar de mi familia para poder mantenerlos, ya que el trabajo está en Rincón, pero nosotros somos de Catriel», mencionó.
Con mirada perdida en los años de intenso frío y agobiante calor, asegura que «este laburo te roba mucho tiempo pero lo más feo es que también te roba parte de la familia. Cuando estoy trabajando estoy concentrado en mi tarea y no le dejo mucho espacio a otros pensamientos, pero cuando llego a la pieza y empiezo mi descanso aparecen los recuerdos de la familia y todo eso». «Se me aparecen todos, uno por uno», lagrimea.
«Entre compañeros se comparte todo, lo bueno y lo malo. Personalmente el ser una persona muy conocida en esta actividad me ayudó a soportar lo sacrificado de estar lejos y perder muchos momentos con mis hijos, que después no los voy a recuperar», aseguró. «Pero esta es la vida que nos tocó», concluye. (ARS)
«Más difícil siendo docente»
En Catriel, Gustavo Germanier es profesor de historia, su esposa también es docente. Desde hace un mes son los flamantes padres de Bautista Ignacio.
«Ser docente en Río Negro no es fácil. Cuando estaba por nacer el bebé nos preocupaban lo típico de todo el mundo: si va a ser sano, si el parto va a resultar bien… Pero nosotros debíamos agregarle un extra: cuándo vamos a cobrar, de qué manera nos vamos a arreglar con una obra social que no funciona… Eso nos tenía mal, porque no sabíamos si podíamos contar con todo lo necesario. Por suerte nos vamos arreglando por la ayuda que te da la gente, o la farmacia que nos fiaron los medicamentos, si no todo es mucho más difícil».
«Espero poder establecer una buena relación de padre a hijo, que pueda hacer todo lo mejor posible, que se pueda desarrollar como persona plenamente y nosotros poder ayudarlo en eso».
«La crisis condiciona hasta los sueños: esperamos mucho este hijo, tuvimos muchas dificultades, pero también nos planteamos que no nació en un buen momento social. De todos modos, la felicidad es inconmensurable, ahora. Hay que disfrutarla». (ACA)
Padre «transitorio»
José Fredes está casado con Dora y tiene tres hijas grandes. Natalia (24) que estudiando para Contadora Pública en Bahía Blanca, Gisella (21) que ya es mamá y Cecilia (14) que va a la secundaria. Hasta allí la descripción de una familia común de Río Colorado. Sin embargo, José y su esposa desde hace cuatro años están a cargo del Hogar del Niño, ubicado en Buena Parada, donde conviven nueve chicos de esta localidad.
Sin llegar a ocupar el lugar de los respectivos padres de los niños, José se siente muy bien llevando adelante el lugar junto a su mujer. «Este es un hogar transitorio. Los fines de semana la mayoría se va con sus respectivas familias, algunos tienen papás o familiares cercanos. Pero en la semana van a la escuela, comen y duermen acá», asegura.
José trabaja en una panadería haciendo repartos y en la parrilla de un restaurante. «Los miércoles tengo franco y realmente es muy lindo pasarla con los chicos»
Más adelante dijo que después de haber criado a sus hijas nunca hubiera imaginado algo así. «Es una experiencia muy linda, estuvo la mano de Dios porque en mi vida hubiera soñado compartir mis días con estos chicos», expresó.
Repite una y otra vez que en absoluto quiere cumplir el rol de padre de estos chicos. «No quiero que se confundan. Sí trato de colaborar con su educación y en todo lo que pueda», señaló. Pudo observarse que los chicos lo respetan y lo quieren. Uno de ellos, Marcelo, contó que hace poco aprendió a cebar mates mientras abrazaba a José. (ARC)
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